Gilberto López y Rivas

Venta de garaje de México en el extranjero

En el marco del Día de América Latina, dedicado a México el pasado 22 de octubre, se desarrolló en Viena, Austria, una singular exhibición de entreguismo de la política foxista a las estrategias neoliberales. Inaugurado por los ministros de economía de ambos países, el acto ofreció la oportunidad al público asistente de constatar contrastantes perspectivas sobre la realidad mexicana.

Por la mañana tocó a los conferencistas exponer el tema de cómo invertir en México a partir de las inigualables condiciones que nuestro país ofrece a empresas extranjeras. Falsificando datos disponibles, el secretario de Economía, Fernando Canales Clariond, afirmó que se observaba un crecimiento del PIB de 5 por ciento y declaró sin empacho que nuestro país podía considerarse una "economía emergente", exaltando los logros macroeconómicos del gobierno de Vicente Fox. Le siguieron dos oradores que argumentaron razones por las cuales los inversionistas europeos debieran traer sus capitales, empezando por "3 millones de euros" para hacerse de una empresa en suelo patrio, destacando ventajas comparativas como la "docilidad de la mano de obra mexicana", "que no conoce de huelgas", y las extraordinarias disposiciones para despedir trabajadores de forma expedita "y mucho más fácil que en Francia o España". Se mostraron las bellezas naturales autóctonas con fotografías de playas maravillosas y se pusieron a su disposición los servicios de Bancomext y despachos privados para facilitar el engorroso papeleo y la interpretación adecuada de las leyes para beneficio de los capitalistas, en un país que, según los oradores, no es una economía emergente, sino en realidad de "primer mundo". Los diplomáticos mexicanos distribuyeron sugerentes folletos de propaganda y dispensaron muestras gastronómicas nativas, como suplemento folclórico de la actividad empresarial.

Por la tarde, tuve oportunidad de presentar una ponencia que mostraba el "otro México": el de los millones viviendo en la pobreza, los desempleados, la violación a los derechos humanos y las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Se destacó que el México de hoy se caracteriza por una transición democrática frustrada; por la consolidación del mismo modelo económico neoliberal que sostuvo el régimen anterior, y que ha provocado las conocidas consecuencias de privatizaciones, desmantelamiento del patrimonio nacional, miseria generalizada, detrimento significativo de la sobrevivencia del sector campesino, pérdida de conquistas sociales en los terrenos de salud, educación, cultura, y en las condiciones de vida de la mayoría de la población.

Se informó del deterioro de la vida política institucionalizada y de cómo los partidos políticos se alejan cada vez más de la sociedad y se fortalecen los mecanismos mediáticos y el mercadeo de la política. Esto es, se caracterizó la lumpenización o vulgarización de la política en la que el Congreso de la Unión y las cámaras de diputados locales pierden toda representación nacional y popular, trastocándose en espacio de acción plena de grupos de poder ya sea oligárquico, clientelar o corporativo. Se dijo que, no obstante que la derrota del PRI en 2000 significó un avance innegable porque dio fin a más de 70 años de un régimen de partido de Estado, el nuevo gobierno, encabezado por Fox, no ha desmantelado el aparato burocrático de ese régimen y ha dejado intocadas muchas de sus ramificaciones y expresiones que lo identificaron, estructurándose el gobierno con la misma base estatal priísta de corrupciones y alianzas, y profundizándose la presencia del crimen organizado en el aparato estatal con todo el instrumento sindical del priísmo a salvo, ahora funcional al foxismo.

Contra lo afirmado por los funcionarios mexicanos respecto al avance de las instituciones de seguridad pública y el respeto de los derechos humanos, se señaló que los aparatos de seguridad y las fuerzas armadas gozan de la misma impunidad para el manejo discrecional de sus políticas y recursos, que continúan las estrategias contrainsurgentes, la presencia del ejército en la seguridad pública y en la lucha contra el narcotráfico, y se destacó la inexistencia de un escrutinio del Congreso y la sociedad sobre las fuerzas armadas y los organismos de inteligencia. Se habló de los cambios en la relación de México con Estados Unidos, elemento fundamental de análisis político, ya que con Fox ha experimentado una profundización de la dependencia estructural y el predominio estadunidense alcanza grados de subordinación nunca imaginados durante el priísmo, llegando a situaciones como la que vivimos en diciembre pasado con la presencia de agentes de la FBI y de otros organismos de inteligencia en varios aeropuertos del país. Incluso en el terreno internacional Fox se ha mostrado dispuesto a actuar como testaferro de Estados Unidos en los casos de Cuba y Venezuela. Se denunció asimismo la corrupción estructural de las clases dominantes mexicanas que haciendo una apropiación privada de lo público han violentado el derecho por sistema, realizando grandes negocios al amparo del poder.

Terminé mi intervención advirtiendo que sin duda hay y habrá resistencia del pueblo mexicano a la política impuesta por un gobierno sin consensos ni certidumbres. El Día de México en Austria había terminado sin pena ni gloria o, más bien, con la pena ajena de quienes no saben representar al país con un mínimo de dignidad y decoro.