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México D.F. Miércoles 10 de noviembre de 2004

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

China-Irán: el "acuerdo gasero-petrolero del siglo"

Muestra vulnerabilidades de estrategia marítima frente a los tiburones bursátiles

NI UNA SOLA LINEA valió para los multimedia del engaño permanente de EU lo que el geopolitólogo iraní Kaveh Afrasiabi, muy cercano al poder, denomina el "acuerdo gasero-petrolero del siglo" ("China torpedea el barco geopolítico"; Asia Times, 6/11/04): "un megacontrato gasero entre Irán y China por 100 mil millones de dólares", que probablemente será incrementado en otro tanto cuando concluyan las negociaciones sobre la venta de petróleo, lo que en total sumaría 200 mil millones de dólares.

EL ACUERDO VERSA sobre "una exportación anual de 10 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) de Irán por un periodo de 25 años, así como la participación de la compañía estatal china en proyectos de exploración y perforación, industrias petroquímicas y gas, y oleoductos". La exportación del GNL iraní hasta China requiere barcos especiales de transporte por lo que Irán ha invertido sumas millonarias en una nueva flota de 87 buques tanques que tendrá que zarpar por el cada vez más estratégico océano Indico en los próximos cinco años y se suma a sus 10 navíos comprados.

EXISTEN VULNERABILIDADES DE estrategia marítima en el "acuerdo gasero del siglo" frente a los pletóricos piratas petroleros y tiburones bursátiles anglosajones que buscarán torpedear los barcos iraníes a través del cómodo terrorismo islámico de Osama Bin Laden (presuntamente fallecido hace dos años) o Abu Musab al Zarqawi (quien no existe, salvo para su inventores). Si el terrorismo islámico del primer mandato del "cristiano redivivo" (born again Christian) Bush se escenificó en los cielos y en la Tierra, su segundo mandato, todavía más mesiánico, con mayor probabilidad se desarrollará además en los mares.

DETRAS DE RUSIA, primer lugar en reservas gaseras con alrededor de 36 por ciento mundial, Irán cuenta con alrededor de 16 por ciento, es decir, 26.6 millones de millones de metros cúbicos de reservas gaseras, cuya mitad se encuentra en tierra y la otra mitad en los mares (off-shore). Afrasiabi no sale de su asombro: "quizá sea muy temprano para digerir las implicaciones económicas, políticas y aun geoestratégicas de este desarrollo azorante, considerado un golpe mayúsculo a las sanciones económicas de la administración Bush a Irán, en particular a su sector energético (la "Enmienda de sanciones a Irán y Libia") que castiga a las compañías que se atreven a invertir más de 20 millones de dólares en la industria de petróleo y gas de Irán". ƑSe atreverá el petrolero texano Bush, con todo y su nuevo mandato mesiánico, a imponer sanciones al gigante chino que supera los límites en mil veces más?

AL GEOPOLITOLOGO IRANI se le nota mayor temor que a los geoestrategas chinos, a quienes no asustan las bravatas insolentes de los neoconservadores straussianos, quienes forjaron una agenda de colisión inevitable con China, considerada la mayor amenaza al orden unipolar: "la cooperación energética entre Irán y China se interpreta como una señal ominosa de las nuevas tendencias emergentes en una región considerada vital a los intereses nacionales de EU".

ADEMAS DE GEOECONOMICA, la "guerra multidimensional" es también geofinanciera y energética. China no se ha tentado el corazón en desprenderse de parte de los inservibles dólares que tiene como reserva, al únísono de Rusia e India, lo cual ha llevado a la otrora divisa unipolar a su libre caída, que ha roto en forma espectacular la barrera infranqueable de 430 dólares la onza de oro, jalando a la onza de plata a 7.51 dólares. Los otros cuatro miembros prominentes del orden pentapolar en ciernes (el núcleo francoalemán en el seno de la Unión Europea, Rusia, China e India) hace mucho que perdieron el respeto a Bush, lo cual se profundizará todavía más durante su segundo mandato mesiánico.

EN FORMA MAS soterrada, Irán había realizado su mayor acuerdo energético con Turquía por 25 mil millones de dólares, y por miedo a las imprecaciones bushianas España e Italia habían penetrado en forma un tanto cuanto clandestina en el mercado iraní, pero la irreverente desacralización china del tabú iraní impuesto por el unilateralismo bushiano pronto será imitada por otros europeos más libres (Francia y Alemania a la cabeza), ya no se diga India y Rusia, y hasta Japón y Sudcorea.

SIN MUCHO RUIDO, China se ha acercado a India, a la que apoya para ingresar como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU -pese al bloqueo impertinente de Japón, azuzado por EU- mientras el núcleo franco-alemán juega magistralmente la carta euroasiática: India acaba de firmar una "asociación estratégica" con la Unión Europea (Asia Times, 11/11/04). Hemos detectado que comienza a emerger un "triángulo geoestratégico" que no se atreve a pronunciar su nombre entre la UE, China e India, que pone en relieve la cooperación satelital, y al que se comienza a incorporar Irán en forma sigilosa con su importante carta energética.

EN FORMA ATRACTIVA India e Irán han mostrado su interés en pertenecer al "grupo de Shanghai", técnicamente conocido como Organización de Cooperación de Shanghai -al que pertenecen cuatro países islámicos centroasiáticos: Kazajstán, Uzbekistán, Tadjikistán y Kirguizia)-, lo que, a juicio del iraní Afrasiabi, "conformaría un eje poderoso con sus dos pilares gemelos, Rusia y China, como contrapeso al poder desencadenado de EU". No deja de notar que en "el Cáucaso y Asia Central las tendencias van en el sentido de la diversificación en la seguridad y aun hacia el multipolarismo, lo que se refleja en la presencia de bases militares de EU y Rusia, no muy lejos unas de otras, un orden submultipolar en el que ni EU es capaz de ejercer su hegemonía ni Rusia sus influencia semi-hegemónica sin competencia". Hasta cierto punto porque el eje anglosajón ha arreciado sus intromisiones en el Cáucaso, al grado de haber propiciado el infanticidio de Beslán, y ahora en la región central china de Hunan, donde manipula presuntamente la "carta islámica" separatista de los "uigures".

AFRASIABI DEVELA QUE los recientes acuerdos energéticos de China tanto con Irán, en la región del golfo Pérsico, como con Kazajstán, en la región del mar Caspio, con un oleoducto por 3 mil 500 millones de dólares, forman parte del "nuevo gran juego" en Eurasia, en el que Pekín desea crear la "nueva ruta de la seda", lo cual coloca a Irán como "un estado de línea fronteriza en un nuevo realineamiento de la posguerra fría frente a la hegemonía de EU en la región". No pierde de vista que Irán representa "uno de los polos de atracción en búsqueda de su propia esfera de influencia" que ejerció desde hace 10 años a través de su tratado militar con Turkmenistán. No lo dice, pero Irán juega hábilmente a "las mil bandas" con tal de no perder (alf galbe ua la galb), como fue notoriamente manifiesto con las tratativas bajo la mesa con los republicanos y los israelíes-estadunidenses (v.g. Richard Perle adscrito al partido Likud) en el inmundo Irán-contras, como en el condominio repartido de Afganistán e Irak a partir del 11 de septiembre, a grado tal que el "cristiano redivivo" Bush ha aceptado la instauración de "una república islámica" en el sur de Irak, que por imperativo geopolítico sería chiíta. Con la teocracia de los ayatolas de Irán existen muchos traslapes y quien no lo sepa se presta a incontables traspiés.

EL "ACUERDO GASERO del siglo" entre China e Irán se da justamente unas semanas después de la visita del zar ruso Vladimir Putin a Pekín, donde arrancó importantes arreglos, en particular sobre el trazado formal de la frontera común. Pero Afrasiabi no pierde tampoco la cabeza sobre la existencia de "un eje común Irán-Rusia-China que forma parte del tejido de los centros de pensamiento, que dé una política hecha y derecha" y, con justeza, señala la interdependencia comercial entre China y EU, así como la de Rusia con EU en materia energética, ya no se diga la precaución de China a "sobreextenderse", lo cual en su conjunto "milita contra una gran alianza frente a EU". Sin tomar en cuenta su proclividad marcada a la "globalización y la interdependencia compleja" -muy caduca a nuestro humilde entender-, se trata de un buen punto del geopolitólogo iraní, quien no peca de pensamiento lineal en la coyuntura de los "sistemas complejos" aplicables a los traslapes de las relaciones internacionales, con sus zonas de desorden y fracturas, pero también de orden e intereses compartidos. Pero no todo es intercambio geoeconómico, como pretende Afrasiabi, y si EU persiste en penetrar y desestabilizar las fronteras de Rusia (Cáucaso y Asia Central) y China (Asia Central y Taiwán), como ha venido haciendo sin perturbarse impunemente, va a llegar el momento en que por supremas consideraciones geoestratégicas Rusia y China tengan que poner un alto a las incursiones aventureras de la otrora superpotencia unipolar, que ya perdió la guerra geoeconómica y a la que solamente le queda su poderosa carta hipermilitar.

El juego energetico eurasiático del tercer milenio cristiano en realidad se subsume en el "triángulo energético" conformado por el golfo Pérsico (la mayor reserva mundial de petróleo), el mar Caspio y la Siberia rusa (la mayor reserva mundial de gas). El dragón chino se encuentra ya en el mar Caspio a través de su arreglo silencioso con Kazajstán, y ha aparecido con fuerza en el golfo Pérsico, por medio del "acuerdo del siglo" con Irán, en espera de su emergencia en Siberia cuando el zar Putin, notable ajedrecista, se lo permita a cambio de trascendentales acuerdos geoestratégicos. Y esto no se le escapa al iraní Afrasiabi, quien detecta el carácter de "pivote" de Rusia que juega en forma un tanto cuanto equidistante entre EU y China. A final de cuentas, en el Olimpo geoestratégico el juego es "tripolar". Rusia no se precipitará a inclinarse hacia alguno de los dos por ahora, aunque Afrasiabi aduce que "la situación se puede alterar a favor de China en caso de que la incursión actual de la embestida de EU se incremente en el futuro", en cuyo caso, a nuestro juicio, la postura de Francia y Alemania inclinaría la balanza final, al jalar a Rusia hacia el nuevo "triángulo estratégico" que han entablado sin mucha propaganda con India y China.

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