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México D.F. Domingo 14 de noviembre de 2004

 

Diabetes: a menos pesos más sobrepeso

solHoy es el Día Mundial de Lucha Contra la Diabetes, enfermedad cuya expansión está estrechamente ligada con el empobrecimiento de la mayoría de la población, con las carencias educativas y con el carácter comercial y la falta de ética de los medios de información y entretenimiento audiovisuales. En efecto, los casos de diabetes mellitus de tipo 2 aumentaron 72 por ciento en años recientes, por lo que 6.5 millones de mexicanos padecen este mal que puede provocar ceguera, insuficiencias renales, amputaciones de las extremidades y hasta la muerte, además de que la instituciones de salud pública gastan anualmente 36 mil millones de pesos para atender a quienes lo sufren. El aumento en el número de diabéticos va de la mano con la obesidad. En México, 20 por ciento de los niños y 62 por ciento de los adultos son obesos o tienen considerable sobrepeso debido a la combinación de diversos factores nocivos. En primer lugar, la caída de los salarios reales y de los ingresos ha llevado a remplazar, en las mesas populares, la fruta y las verduras (cuyo precio ha subido desproporcionadamente) y las proteínas de origen animal (carne, lácteos) por pastas, tortillas y comida chatarra de todo tipo que, además de cara y nada nutritiva, engorda rápidamente a quienes la consumen. A la falta de educación sobre cómo tener una alimentación sana se suma además el negativo efecto de los anuncios publicitarios que presentan como deliciosos y como signos de modernidad y estatus productos que, en realidad, son tan peligrosos para la salud como los cigarros y cuya propaganda debería ser sometido a restricciones.

Por si fuera poco, México es el segundo país del mundo (después de Estados Unidos, también muy afectado por la obesidad) en el consumo de refrescos azucarados y, por habitante, la ingestión de azúcares llega a índices récord. Los miles de millones de pesos que se malgastan en ese tipo de alimentos y de bebidas, promovidos sin cesar por grandes compañías, casi en todos los casos trasnacionales, provienen en particular del magro presupuesto de los más pobres y menos educados, pues los sectores más ricos de la población tienden a cuidar más su presencia y su salud mediante una alimentación más variada y de mejor calidad. A menos pesos en los bolsillos, corresponde de este modo más sobrepeso y más propensión a una enfermedad que es social y que reduce el rendimiento y la vida de quienes la padecen, además de los recursos del país, que debe enfrentar el flagelo. En vez de dejar a los ciudadanos librados a las seducciones envenenadoras del mercado y de la publicidad engañosa, tanto en las escuelas como en los medios de información, se deberían hacer campañas de educación alimentaria y de prevención sanitaria. El Estado no puede desentenderse de la salud de sus ciudadanos y después, para colmo, pagar con el dinero de los contribuyentes la reducción de los daños causados por el empobrecimiento y la ignorancia.


 

 
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