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Miércoles 15 de diciembre de 2004

ENTREVISTA/MARGO GLANTZ ESCRITORA

Vivir, leer y viajar han sido esenciales en mi obra literaria

Reconoce la importancia de Sor Juana en su labor creativa

Sus temas recurrentes han sido el cuerpo, los viajes y el conocimiento; considera el premio que ahora recibirá "un reconocimiento muy importante", pero le indigna que no se haya dado a escritoras como Garro o Castellanos

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Con una obra literaria -ensayo y narrativa- que tiene como obsesiones el cuerpo, los viajes y el conocimiento, Margo Glantz ha obtenido este año el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el Area de Lingüística y Literatura. Desde que el galardón fue instituido, hace cerca de 50 años, es apenas la cuarta escritora a la que se le otorga.

Glantz se "siente enormemente agradecida", porque representa un "reconocimiento muy importante" a su trabajo, pero también le indigna que en su momento no se le haya concedido el premio a escritoras como Elena Garro, Rosario Castellanos o Inés Arredondo.

Entrevistada en su casa de Coyocán, la especialista en Sor Juana Inés de la Cruz aclara que no se siente premiada en nombre de ellas, "me siento premiada obviamente por mi propia obra de creación y de ensayo, por la que ahora se me reconoce".

Margarita Glantz Shapiro -su nombre completo- se ubica en la llamada "Generación de Medio Siglo" a la que pertenecen Inés Arredondo, Sergio Pitol, Gabriel Zaid, Juan García Ponce, Elena Poniatowska, Salvador Elizondo, Marco Antonio Campos, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, entre otros: "aunque algunos sean más jóvenes que yo, pertenezco a esa generación, de la que he sido muy cercana; en general, todos ya escribían cuando aún yo no había empezado a publicar".

Su obra de ficción incluye títulos como Las genealogías (Premio Magda Donato, 1982), De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos (1984), Síndrome de naufragios (Premio Villaurrutia, 1984), Zona de derrumbe (2001), El rastro (finalista Premio Herralde 2002, Premio Sor Juana 2003). En cuanto a crítica literaria, en su amplia bibliografía hay títulos como Repeticiones (1979), Intervención y pretexto (1981), La lengua en la mano (1983), La Malinche, sus padres y sus hijos (1994-2001), Esguince de cintura (1995), Sor Juana: Ƒhagiografia o autobiografía (1995), Sor Juana: saberes y placeres (1996) y La desnudez como naufragio (2004).

La obtención del Premio Nacional de Ciencias y Artes es el motivo de la charla en la que Margo Glantz hace un recorrido por su trayectoria, su obra y sus obsesiones.

-ƑEn qué momento descubre la escritura como vocación?

-Mi padre era poeta y en la casa siempre estábamos rodeados de libros y de amigos poetas, judíos y mexicanos. A mi madre le leía sus poemas, era una mujer crítica, inteligente y culta, además de una compañera muy intensa. Ver a mi padre escribiendo a máquina con caracteres hebreos y con sólo dos dedos me intrigaba, y verlo conversar con mi madre acerca de poesía era maravilloso. Desde muy niña fui una lectora voraz y tuve siempre la idea de que algún día escribiría. Se fue dando poco a poco. No tengo claro exactamente cuándo, lo que si sé es que mi entrada a la escritura creativa fue tardía.

Su "tardanza" para empezar a escribir la atribuye "a que estaba demasiado ocupada en vivir y hacer miles de cosas, como cuando estuve en París de 1953 a 1958, donde hice mi doctorado en letras".

Regresó a México y empezó a margo_glantz2_ok impartir clases en la UNAM , en la Facultad de Filosofía y en la Escuela Nacional Preparatoria; empezó publicando ensayo y artículos periodísticos, también libros sobre viajeros. A mediados de los años 70 publicó sus primeros textos de ficción, "desechables totalmente, no me interesa en absoluto recuperarlos".

-ƑPecado de juventud?

-No demasiada, ya tenía bastante edad entonces. Mi primer libro fue de epigramas, Las mil y una calorías, novela dietética (1978), en edición de autor. Pasó bastante inadvertido. Siguieron Doscientas ballenas azules (1979) y No pronunciarás (1980), "libro fallido -dice Glantz-, pero con fragmentos rescatables".

Para entonces ya había publicado uno de sus títulos más resonantes de crítica literaria, Onda y escritura (1971), una antología de jóvenes autores de 20 a 33 años, donde quedó acuñada la frase "literatura de la onda", con la cual se identifica desde entonces el trabajo de José Agustín, Gustavo Sainz, René Avilés Fabila, Parménides García Saldaña y otros escritores de esa generación.

A Margo Glantz parece divertirle el impacto que tuvo esa frase: "Me la reprochan mucho los de La onda, pero la siguen usando. A mí ya me interesa muy poco. Fue importante como fenómeno, pero no pienso seguir trabajando en eso. Aún me reclaman que les haya dado el término; špues, que no lo usen!"

La escritora considera Las genealogías (1981), Premio Magda Donato 1982, como uno de sus libros más importantes. "Es la historia de mi familia. Lo empecé a escribir por entregas en el unomásuno que entonces era nuestro periódico. Un libro autobiográfico, tema muy frecuentado actualmente, pero entonces casi inexistente. El mío fue uno de los primeros en México. Creo que tiene facetas originales, una en especial, quizá sea la manera cómo se enmarca el sujeto autobiográfico, pone en cuestión y particulariza el texto y logra que trascienda la biografía familiar, social, cultural y nacional, según han dicho alguno de mis críticos. Antes escribieron Esther Seligson La morada en el tiempo y Héctor Azar Las tres primeras personas. Libros de hijos de inmigrantes como yo. Esther y yo, judías; Azar, libanés."

-ƑQué tan importante fue para su escritura el encuentro con Sor Juana?

-Empecé a trabajarla a fondo desde 1989. Además de permitirme profundizar en el conocimiento de una de las poetisas más importantes de la lengua y ayudar a difundirla tanto en México como en el extranjero, a lo largo de mis clases en la UNAM y en diversas universidades de Estados Unidos, Europa y América del Sur, su estudio me proporcionó parte del material para escribir dos de mis novelas, Apariciones y El rastro. La primera novela está dividida en dos secciones: una habla de dos monjas de clausura y sus delirios místicos, la otra narra la relación de una pareja de amantes. Texto que explora los límites entre lo privado y lo público, y un imaginario erótico manifestado a través de la presencia de los voyeurs o "mirones", una mirada escindida en tres, la de la escritura, la de la narradora, la de una niña que espía el cuerpo de los amantes.

-Hay una conciencia de género en lo que escribe?

-Obviamente. Cuando se lee superficialmente mi novela, hay quien reprueba que se ponga en escena a una mujer sometida a prácticas masoquistas. En realidad se trata de la verificación de un imaginario erótico femenino que existe y debe y puede explorarse.

-ƑCree en la existencia de algo así como una sensibilidad femenina o una estética femenina?

-Creo que culturalmente existe, aunque no creo que sea una esencia. La sensibilidad femenina cambia según se transforma el mundo. La sensibilidad femenina actual, por lo menos en Occidente, es totalmente distinta de la del siglo XIX, y aun de la del siglo XX. El descubrimiento de la píldora anticonceptiva cambió totalmente la vida de las mujeres, y se dice que pronto se perfeccionará una que evitará la menstruación, con lo que se creará un tipo de mujer completamente diferente del que yo viví y conocí. Es evidente que no podemos cantar victoria, la violencia contra las mujeres está vigente, como bien podemos verlo con los múltiples casos de mujeres asesinadas y violadas en Juárez y muchas otras ciudades de México o del mundo; basta leer los frecuentes casos de asesinato que se registran en El País diariamente, o lo que les sucede a las mujeres en el mundo musulmán, cuyo ejemplo extremo sería el de los talibanes, o el de Africa, donde aún se practica la costumbre bíblica de la lapidación o la excisión del clítoris, y donde las mujeres están más expuestas que en otras partes al contagio del sida.

-ƑA la hora de escribir se le vuelve un imperativo pensar de manera políticamente correcta?

-No creo que yo sea muy políticamente correcta. Una de mis obsesiones ha sido el cuerpo. Lo trabajo en mis ensayos críticos y en mis obras de creación; por ejemplo, el cuerpo erótico en Apariciones, o el cuerpo sujeto a la enfermedad en Zona de derrumbe o El rastro, cuyo personaje principal muere de un infarto y donde se exploran las vicisitudes del corazón tanto desde el punto de vista literal como del metáforico. Es necesario reconocer que existen muy variados tipos de erotismo, distintos imaginarios femeninos, y una de mis obsesiones y tareas es rescatarlos en el ensayo y en la narrativa.

A lo largo de la entrevista, Margo Glantz hace referencia constante a dos temas esenciales en su escritura: el cuerpo y los viajes. Desde sus primeros textos publicados es una referencia obligada, como por ejemplo en De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos, libro que considera pionero en su género, que "fusiona de manera armoniosa la crítica social con las ficciones sobre el cabello, la moda y la cultura. Un libro donde el fragmento, práctica muy común en todos mis textos, sirve para integrar y confrontar varios mundos, tanto el racial como el social, así como el de la publicidad y el mercado, al tiempo que fragmenta la idea de los géneros, tanto en su sentido de estructura literaria como en el sexual. Una investigación lúdica sobre el papel que ha tenido el cabello a través de los tiempos, entrelazado con textos míos de ficción que obsesivamente se enredan en los cabellos. Reflexiones sobre lo cotidiano, el concepto de belleza y de erotismo, el problema de la vejez y la muerte, tema principal en mi novela más reciente El rastro, que continúa la exploración del cuerpo y del fragmento; es decir, en la novela se fragmenta tanto el texto como el cuerpo, aunque el texto se detenga en el corazón como órgano del sentimiento y del erotismo: suele decirse que "el corazón desfallece de amor". Trato también ese tema en un libro que está en prensa en Anagrama y saldrá a principios del año que viene, Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador... El erotismo se organiza alrededor de la cultura y jamás alrededor de lo natural, como decía Roland Barthes".

-Hábleme de la relación viaje-escritura.

-Viajar es una de mis obsesiones, síntoma de una voracidad. Cuando no hay un viaje en mi futuro, me parece que, justamente, desaparece el futuro. Suelo aceptar invitaciones precipitadamente -de las cuales me arrepiento- por el simple hecho de poder viajar. En general los viajes me desatan obsesiones literarias. Suelo hacer recorridos por ciudades, tomando notas, en apariencia superficiales, pero que captan, sin embargo, sensaciones, vivencias, observaciones; me interesa registrarlas y desarrrollarlas en forma de narrativa.

"Salgo para la India el 15 de diciembre, un viaje que he planeado desde hace varios años y que apena ahora me será dado realizar, viaje fundamental para completar un libro que he venido escribiendo y pensando desde hace mucho tiempo y he publicado parcialmente por entregas en mis artículos de La Jornada.

"El viaje a la India hace posible entrever un mundo diferente al nuestro, maravilloso y terrible a la vez; quizá me ayude a encontrar otro tipo de espiritualidad; me entusiasma, es un viaje que me hace sentir envidia de mí misma solamente de planearlo o de pensar que lo haré. Quizá me ayude a redondear ese libro que margo_glantz5_ok será muy importante, al menos para mí.

-ƑQué ha sido más importante para usted, leer o vivir?

-Las dos cosas. Cuando al principio de esta entrevista, usted me preguntaba el porqué de mi tardanza en escribir, le contesté que al principio estaba demasiado ocupada en vivir, en absorber miles de cosas, las más variadas, las más distintas, las más contradictorias, y que mi desarrollo intelectual fue a la vez muy rápido y muy lento, por la enorme variedad de temas y cosas que siempre me apasionan al mismo tiempo y que voy tratando de entender e incorporar a mi escritura. El hecho mismo de viajar me hace vivir, sin lugar a dudas.

-Después de todo lo leído, de todo lo vivido, de todos sus logros, Ƒa qué aspira?

-A que a mis hijas les vaya bien en la vida; sé que suena muy cursi, pero es una preocupación fundamental para mí. Quisiera además seguir escribiendo libros, tengo varias cosas en mente y quisiera que me alcanzara el tiempo para hacerlas, para terminarlas. Quisiera seguir viajando, quisiera seguir comprando ropa y zapatos, quisiera seguir dando clases, oficio muy enriquecedor; estar en contacto con los jóvenes y dialogar con ellos es una experiencia extraordinaria. Seguir también en contacto con mis amigos más cercanos y seguir publicando quincenalmente mis artículos, sobre todo los que hablan de mis viajes.

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