Domingo 19 de diciembre de 2004

Coinciden fundadores en que la organización no está en su mejor momento

La coordinadora, obligada a ampliar su influencia y a romper con el SNTE

CAROLINA GOMEZ MENA

Han pasado 25 años desde aquel 19 de diciembre en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, cuando agobiados por el retraso en el pago de salarios y la precariedad de éstos, así como por los incrementos en los precios de los insumos -originados por el auge petrolero-, la falta de democracia en el sindicato y la emergente descentralización educativa, un grupo de profesores determinó crear la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) como alternativa al sindicato que "ni los representaba ni los defendía".

A más de cuatro sexenios de distancia las principales banderas del movimiento "siguen vigentes", porque la política del sindicato que los aglutina en nada ha cambiado y porque los gobiernos federal y estatales poco han hecho para mejorar las condiciones de los maestros y de la educación básica en el país.

No obstante lo anterior, fundadores de la CNTE coinciden en que ésta debe "replantear" algunos aspectos, desde pugnar por ampliar su influencia en nuevas secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hasta "evolucionar a un sindicato independiente".

Luis Hernández Navarro, responsable de la sección de Opinión de este diario, subraya que la CNTE es "un hecho inusitado en la historia del sindicalismo mexicano, porque después de un cuarto de siglo sigue viva y actuando dentro de un sindicato charro", aunque reconoce que "no está en su mejor momento, pues no tiene la capacidad de convocatoria y movilización, por ejemplo, de hace 15 años".

Pero ello no le resta mérito al hecho de que es un movimiento que ha posibilitado muchos logros y con una "notable capacidad para resistir. Es incansable", pese a que se ha enfrentado a reiterados "intentos por acabarla, tanto desde el gobierno federal como de los estados y las dirigencias del SNTE".

Represión, la respuesta a demandas

Uno de los acontecimientos más duros que tuvo que enfrentar en sus albores fue la denominada guerra sucia contra los disidentes del SNTE, y dentro de ésta se inscribe el asesinato del maestro Misael Núñez, dirigente del Comité Central de Lucha del Valle de México, ocurrida el 30 de enero de 1981 en Tultepec, estado de México.

Ese año la CNTE realizó diversas movilizaciones y paros por la represión que padecía en Guerrero a manos de Rubén Figueroa, entonces gobernador de esa entidad, y posteriormente las amenazas de que a los mentores inconformes se les suspendería el pago de sus salarios, mientras desde los medios informativos se le presentaba como movimiento "insaciable", pues pese a haberse logrado en 1980 importantes incrementos salariales para los maestros (37.5 por ciento) y el descongelamiento de los sobresueldos, seguía en la lucha por la democratización del SNTE y la mejora de la enseñanza.

Pero desde el gobierno federal los maestros enfrentaron despidos injustificados y el cierre de la Escuela Normal Superior, de donde salió la primera marcha de la coordinadora hacia la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las amenazas de cárcel. Y desde el SNTE la corriente Vanguardia Revolucionaria, que tenía el control del gremio magisterial desde 1972 y que encabezaba Carlos Jonguitud Barrios, entonces dirigente del sindicato, les declaraba la guerra.

Desde aquel diciembre de 1979, cuando en el Foro Nacional de Trabajadores de la Educación, convocado por las secciones sindicales de Chiapas y Tabasco -los estados más afectados por el alza del costo de la vida, debido al boom petrolero--, integrantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia, las escuelas técnicas agropecuarias de La Laguna y maestros de la Montaña de Guerrero, entre muchos otros, dieron vida a la CNTE, han transcurrido años de muchas muertes y desapariciones de profesores, las cuales, de acuerdo con Hernández Navarro, quien en ese entonces era asesor educativo del INAH, "suman al menos 152".

Pese a ello el ánimo de lucha no ha cesado, y en opinión de Luis Hernández no desaparecerá hasta lograr los propósitos que originaron su fundación. "Si han resistido 25 años, pueden durar 25 más. La veo con mucha vida por delante. Han demostrado que son lo suficientemente necios y capaces para movilizarse haciendo grandes esfuerzos, viniendo a la ciudad de México a dormir entre cartones y plásticos, que no son el mejor ejemplo de turismo", comenta Luis Hernández.

En entrevista aparte, Jesús Martín del Campo, quien participó en la fundación de la CNTE en Chiapas, destaca que las razones que dieron origen a la coordinadora "están vigentes", pero agrega que debido a que la "democracia sindical sólo se ha logrado parcialmente", debido al poder del SNTE -sindicato que cuenta con más de un millón 200 mil afiliados y en el que las prácticas "caciquiles, el autoritarismo y la corrupción son una constante" entre sus dirigentes-, para la coordinadora es primordial "hacer un esfuerzo unitario para ganar más terreno" dentro del gremio.

Martín del Campo, quien laboraba en la Escuela Normal Superior y en una secundaria del Distrito Federal (ahora es subtesorero del Gobierno del Distrito Federal), tajante, considera que a la coordinadora "le hace falta mayor expansión en los estados de la República". Actualmente tiene el dominio de las secciones 22, de Oaxaca; nueve, del Distrito Federal; 18, de Michoacán, y 47, de Chiapas (esta fue la primera sección de la CNTE), y tiene presencia en Puebla, Morelos, Hidalgo, Tlaxcala, Guerrero, Guanajuato, Chihuahua, Nayarit, Veracruz y Colima, entre otras entidades. En total, se estima que la CNTE cuenta con poco más de 200 mil integrantes en el país.

Con este argumento coincide Teodoro Palomino, mentor que también estuvo presente en la reunión constitutiva de la CNTE, la que en ese entonces se denominó Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas del SNTE. Para Palomino, la coordinadora "tiene 10 años que no avanza" en la captación de más adeptos, pues fuera de las cinco secciones antes mencionadas en las demás "se ha quedado reducida a movimientos de resistencia".

Ante esa situación, Palomino sostiene que, pese a que la "CNTE tiene mucho prestigio por su lucha democrática", corre el serio peligro de quedarse sólo como movimiento testimonial, con manifestaciones de carácter ritual -cada Día del Maestro o cuando se discute el presupuesto. Para evitar eso debe erigirse como "sindicato y romper totalmente con el charrismo, porque un movimiento independiente no puede cohabitar con gente de Elba Esther Gordillo (presidenta del SNTE)".

Según Palomino, es claro que la coordinadora "no ha sabido transformarse de acuerdo con las condiciones de los nuevos tiempos", lo cual abona el terreno para que "siga siendo irrealizable la democratización del SNTE", y reitera que el paso trascendental para lograr esa democratización es que la CNTE "rompa con el sindicato".

Alzas salariales, entre los logros

En cuanto a los logros de la CNTE, Hernández Navarro sostiene que nadie puede negar que el movimiento ha incidido en diversos aspectos, entre ellos haber logrado que "el salario magisterial esté sobre los tres salarios mínimos, cuando llegó a estar en 1.3 en 1992. Con sus movilizaciones ha puesto en evidencia las enormes carencias y limitaciones del sector educativo, la falta de presupuesto y haber desenmascarado a Elba Esther Gordillo, quien en 1989 llegó a la secretaría general del gremio apropiándose de parte del discurso de la CNTE y hablando de democracia". Otro éxito fue denunciar la "autoría intelectual" del homicidio de Misael Núñez, lo cual ha sido negado por Gordillo.

Para los fundadores, la CNTE, como cualquier otra estructura, es perfectible, lo cual no soslaya que su lucha "haya incidido en la transformación del país". Además, la coordinadora no sólo ha pugnado por obtener beneficios para los mentores, sino que ha estado "preocupada por construir una escuela y una enseñanza alternativas; no únicamente ha luchado por más salario, sino también por mejorar la infraestructura educativa, los contenidos y la alimentación de los escolares". Y algo que también es destacable es que no posee una dirigencia central. "En todo este tiempo no ha habido alguien que pueda ser presentado como el dirigente de la CNTE", indica Hernández Navarro, y agrega que la relación de la coordinadora con la actual administración federal es "muy compleja, porque desde el comienzo Elba Esther Gordillo se convirtió en una de las aliadas principales del presidente Vicente Fox Quesada".

En 2004, a dos décadas y media de distancia, cientos de mítines, muertos, plantones, represión e incontables marchas, algunas de ellas emblemáticas, como la del contingente guerrerense que llegó a mediados de febrero de 1981 al Distrito Federal -en respuesta al hostigamiento gubernamental, incitado por el paro nacional- y en la cual los habitantes de Tlalpan recibieron a los exhaustos marchistas ofreciéndoles alimento, la CNTE sigue en pie de lucha y ahora otras de sus principales preocupaciones son "impedir la privatización del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y lograr un mejor presupuesto educativo para 2005".