EL CASO DE ESPAÑA
En 2000 se estimaba que el número de migrantes en el mundo era de 175 millones de personas (considerando a los refugiados y quienes demandaban asilo). Este fenómeno social se incrementó de manera decisiva a partir de 1980 para constituirse en uno de los procesos que marcan el modo actual de funcionamiento de la economía global. En cuanto a su destino, los países desarrollados recibieron a 110 millones de personas, cifra 3.4 veces mayor que la registrada en 1960. De ese total llegaron a Estados Unidos 36 por ciento y a Europa 30 por ciento. A los países en desarrollo llegaron 64 millones de personas, 1.4 veces más que en el año de referencia. En el caso de España, en 2003 estaban registrados más de 2.6 millones de extranjeros, de los cuales 1.6 millones tenían permiso de residencia. Madrid, Cataluña y Valencia eran los lugares con más población extranjera. Estas personas se distribuían conforme a su ocupación por sectores de modo preferente en la construcción y en la hotelería, así como en los servicios a las empresas. El número de afiliados en la seguridad social sumaba en ese mismo año casi 1.1 millones, es decir, dos quintas partes del total de personas registradas y 68 por ciento de aquellas con permiso de residencia. Esto puede considerarse como parte del mercado de trabajo formal de la economía española. El fenómeno de la migración tiene un peso relevante en esta sociedad y también en otros países de la Unión Europea, en un entorno no exento de conflictos y en el que existe un margen grande de informalidad §
