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LA DURA LEY FISCAL 3 de enero de 2005
Una buena ley es aquella que se puede cumplir de manera sencilla, lo cual no ocurre con las nuevas disposiciones fiscales aplicables a las pequeñas y medianas empresas a partir de 2005. Este sector requiere bases impositivas que le permitan operar de manera más eficiente en cuanto a su rentabilidad y capacidad de generar empleo.

José González Méndez

Si se impide deducir el costo de administrar los inventarios ­como se aprobó en el reciente paquete fiscal­ habrá evasión, advierten propietarios de micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes), quienes ya preparan una estrategia tan sencilla como eficaz para responder a esta medida: evitar la facturación.

"Si no nos aceptan la deducción de lo comprado y nos exigen deducir hasta que vendamos nuestros productos, entonces no pediremos facturas", asegura Alfonso Dueñas, propietario de Litho Offset Pino, mediana empresa de litografía y estampado. "El resultado será una gran evasión temporal y que muchos trabajemos en la informalidad."

Del entramado fiscal aprobado para 2005, la sustitución del costo de compras por el de ventas es la medida que más preocupa a los microempresarios, el sector productivo que genera el mayor número de empleos en el país, por lo que las empresas no podrán deducir el impuesto sobre la renta (ISR) de sus adquisiciones (materias primas o mercancías) hasta la venta del producto terminado.

La disposición afectará en mayor medida a las industrias que mantengan inventarios durante tiempos prolongados, de ahí que muchas ya estén afinando el "truco" de no pedir facturas.

Dueñas informa que 70 por ciento de los 3.5 millones de Pymes son negocios familiares, por lo que la disposición exigirá la contratación de contadores para el análisis y control de inventarios. Señala que dichos servicios representarán un gasto adicional para los negocios que irá contra las utilidades.

"El costo de ventas nos afectará mucho", dice. "Nos obligará a vender rápido nuestros productos para evitar los inventarios. Los pequeños comerciantes desplazan sus inventarios cada mes en promedio y si no pueden deducir sus impuestos en ese periodo entrarán en problemas financieros.

"¿Qué pasará? Que habrá un mercado en el que no se pague ISR. Son trucos, pero el empresario prefiere comprar su materia prima y seguir trabajando, que ajustarse al pago de impuestos." Esta acción, asegura, será temporal, y "se corregiría una vez concretadas las ventas".

cartonC P6"El que nada vende, nada teme"

En el sector industrial de las Pymes la situación será distinta. Pedro Salcedo, propietario de Salme Industrial, pequeña empresa de equipo neumático, afirma que el costo de ventas no tendrá impacto significativo por una sencilla razón: "hace muchos años que aquí no tenemos posibilidades de acumular inventarios. Los pequeños empresarios carecemos de capital para inversiones en ese rubro, porque vivimos al día".

"Compramos sólo la materia prima que requerimos para producir algún producto terminado, trabajamos prácticamente por pedido. Si antes guardábamos de 10 a 20 piezas para el inventario, ahora guardamos tres, dos o ninguna. Da igual si aplica o no (la medida). Ni nos afecta ni nos perjudica, sino todo lo contrario. El que nada vende, nada teme", ironiza.

El fiscalista Francisco Cárdenas, del despacho GVA Consultores, asegura que la sustitución del costo de compras por el de ventas fue introducida en la Ley de Ingresos para evitar que las empresas incrementen sus inventarios al final del año y reduzcan al mínimo su pago de ISR. Afirma, sin embargo, que tendrá más efectos negativos que positivos en las empresas y que su aplicación no generará ningún impacto recaudatorio.

Ejemplo: las empresas jugueteras comienzan a acumular inventarios entre agosto y octubre de cada año para desplazarlos en diciembre y enero del siguiente. Si venden sus mercancías podrán deducir el ISR sin mayor problema; si no, tendrán una pérdida doble: la inversión no recuperada y la imposibilidad de deducir sus compras.

En el sector industrial el asunto será aún más complejo: a la adquisición de la materia prima para obtener un producto deben sumarse costos de mano de obra y otros gastos indirectos (nómina, electricidad, renta, etcétera). Esto quiere decir que los salarios de los trabajadores tampoco podrán deducirse hasta que se haya concretado la venta final. "Esto es una iniquidad", afirma el especialista.

Alfonso Dueñas reconoce que la acumulación de inventarios es común entre los pequeños comerciantes, pero afirma que la mayoría no tiene capacidad económica para hacerlo.

Coincide con Pedro García en que también en el sector comercio las Pymes viven al día.

Costos administrativos

Aunque la Ley del ISR prevé que las empresas amortigüen el efecto del costo de ventas en un periodo de hasta 12 años, su aplicación "va a afectarlas tremendamente", advierte Cárdenas. "La conclusión es que habrá descapitalización."

Sobre la contratación de personal calificado para ordenar los inventarios, asegura que las empresas, por muy pequeñas que sean, cuentan hoy con un contador. La reforma a la ley en 2002 "nunca las liberó de mantener inventarios, pero es indudable que se requerirá más control, más trabajo administrativo y asesoramiento profesional. La reforma sí va a requerir un gasto adicional de las Pymes".

Afirma que "no hay una justificación para incorporar un esquema que fue derogado hace 20 años. Esto complicará la vida a las empresas y aquellas que no tengan asesoría para controlar sus inventarios de acuerdo con su rotación (ventas) quedarán descapitalizadas; tendrán que pagar el ISR en 2005 y será una cantidad importante".

Reformas para grandes empresas

Los personajes consultados coinciden en que la mayoría de las disposiciones fiscales que entran en vigor en 2005 están pensadas para las grandes empresas. En este apartado cae la consolidación fiscal al 100 por ciento, pensada para corporativos con varias industrias, y la deducción de las deudas contraídas con el sistema financiero nacional o con acreedores extranjeros.

Aceptan también que la reducción de ISR, de 32 a 30 por ciento, y la deducción de utilidades beneficia a la industria en general, aunque en ambos casos manifiestan suspicacias. El fiscalista Cárdenas recuerda que esta última disposición entrará en vigor hasta 2006, mientras que el propietario de Salme Industrial duda sobre la disminución del ISR.

"Las reformas fiscales nos afectarán de alguna forma porque hay impuestos escondidos. De otra manera no se entiende que el gobierno reduzca la tasa de ISR y anuncie que la recaudación aumentará", afirma. Cárdenas sostiene que la reducción del ISR se compensará con un incremento del impuesto al activo.

"Al fisco no le interesan las Pymes. Las reformas están pensadas para grandes empresas, que son las que más capital aportan en impuestos, cierto, pero las Pymes tienen la virtud de ser un gran tejido social, estimuladoras del empleo y generadoras de familias empresarias. En México, desde el hogar se aprende un oficio y eso genera estabilidad política, económica y social", concluye Dueñas §  

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