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3 de enero de 2005
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GARROTES Y ZANAHORIAS

LA VIRTUD DE ESTAR A TIEMPO

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) comenzó a distribuir, a mediados de diciembre, el Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos edición 2003. Se trata de un volumen editado con todo cuidado, con materiales de primera calidad y en una versión manejable. Un trabajo tan laborioso como inútil. O tan a destiempo para la época actual.

En poco más de 700 páginas, el almanaque del INEGI ofrece un repaso a la información relativa al medio físico, la demografía y educación, abundantes datos económicos y financieros, incluso efemérides y una tabla de conversiones.

Distribuido hacia finales de 2004, el anuario contiene datos al cierre de 2002, en el mejor de los casos. La obra puede ser de gran utilidad para llenar un espacio vacío en el librero, pero poco práctica para atender necesidades de consulta cotidianas del público interesado tanto en el ámbito de la academia, la prensa, las empresas y el propio gobierno.

IMG_0004Es un esfuerzo a destacar el que desarrolla el INEGI, institución que ha recibido un presupuesto directo de 3 mil 300 millones de pesos, en promedio anual, en los últimos tres años. Ha sido reconocida fuera de México por su capacidad técnica, ha recibido distinciones en Naciones Unidas, y un país como China, el más poblado del mundo, la consultó hace algunos años para recibir asesoría para levantar un censo de población.

En México el reconocimiento es menos unánime. Los indicadores que ofrece sobre el desempleo en el país, apegados en estricto a la metodología sugerida por la Organización Internacional del Trabajo, tienen poco que ver con la realidad, aunque ya se usará la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Desde el gobierno de Carlos Salinas se ha barajado la posibilidad de que el INEGI se convierta en entidad autónoma y no dependa de la Secretaría de Hacienda y que incluso mida la variación de los precios en lugar del Banco de México. La idea no ha prosperado, pero urge.

Iniciativas como la publicación de referencia poco abonan al prestigio de la institución. El INEGI ha estado a la vanguardia en los procesos de automatización y transmisión electrónica de datos. Pero parece que, para el caso, se olvidó de que la proliferación de los medios electrónicos, de manera señalada Internet, hace un tanto ocioso el gasto en una publicación de tal dimensión como el documento comentado.

A raíz de la crisis económica y financiera de 1995, el gobierno mexicano fue obligado por sus acreedores internacionales a establecer un calendario previsible de difusión de cifras económicas y financieras, que se ha cumplido con rigor. Así, el esfuerzo y gasto de recursos para una publicación como el anuario pueden ser más provechosos enfocados a otros asuntos. Sólo a manera de comparación, hace un par de meses el sello editorial Alfaguara publicó una versión comentada de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de una dimensión similar a las más de 700 páginas del documento del INEGI, a un costo que ronda los 100 pesos.

Fue Renato Leduc quien lo escribió: es sabia virtud conocer el tiempo. Con la abundancia actual de información oportuna y con las fuentes disponibles para la obtención de datos, una publicación del alcance del anuario es, por lo menos, desfasada  § 

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