LETRA S
Enero 6 de 2005
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Crónica Sero

Por Joaquín Hurtado

Bajas y subes. Entras y sales. Preguntas y esperas. Te escuchas y piensas. Y sin pensarlo mucho decides. Todo depende del resultado de hoy. Tu mayor problema es elegir. Desde muy chavo tu padre te enseñó la inmensa tragedia que guarda todo acto electivo. Si es A, malo. Pero si es B, peor, decía.

Tenía razón. Esto no es un disco en la máquina reproductora que puedas controlar con un botón remoto. La vida tiene la reversa trabada. Estas son las reglas del juego, aunque el impulso primario sea derribar las piezas y abandonar la mesa y salir al sol y ponerte en pausa. Salir a la calle y andar como si no trajeras el alma a punto de congelación y los ojos nublados por el vapor del pasmo.

El técnico te dijo que el procedimiento no tardaría. "No se mueva hasta que yo le diga". La máquina de resonancia magnética produce distintas voces con ritmos narcotizantes. Distintos sonidos te murmuran que todo está bien, que no te angusties. Arrullo de madre. Madre perra.

El infectólogo te recibe al día siguiente. Confirma la naturaleza sospechosa de la mancha que le ensombreció la frente. "Es posible", dice. Habrá que hacer más estudios. Su semblante es elocuente, dice mucho más que sus parcas frases. Aclara: "esto no es efecto de los antivirales". No es colitis asociada a un factor alimenticio. Ese cuerpo extraño es resultado de un misterioso proceso metabólico que ha desatado el virus de la inmunodeficiencia a niveles de un capricho nanomilimétrico. Veinte años de convivir con el huésped tenían que presentar la factura. Carísima por cierto. ¿Pero ahora? El médico interpreta tu tic en el párpado derecho. Es muy prematuro para adelantar vísperas, dice. Está la opción de la quimio y la radioterapia. Recuerdas a Héctor y el estómago se te retuerce. El descomunal tratamiento lo mató.

Gonzalo te quiere animar. Vamos al cine, propone el pobrecillo. Quiere llevarte al nuevo restaurante de comida japonesa. Es la más sana y de fácil digestión. El salmón es lo mejor para reducir el nivel de colesterol. Cree que tu oscuro semblante es por el resultado de la bioquímica sanguínea de la semana anterior y su insobornable tendencia a acumular triglicéridos. Para qué decirle lo de la resonancia y sus maravillosas tomas de tus tripas acosadas. Lo escuchas y callas. Y sin dudarlo más le respondes: vamos a la Cineteca. Antes pasarás al patio a alimentar al perro.

Nuestro mayor drama ha sido siempre elegir. Esto es lo bueno, esto lo malo. Esto es lo sano, esto lo peligroso. Fumaste un tiempo, luego dejaste el hábito. Ligaste y bebiste, y amaste y te amaron amores furtivos de la disco o del bar de moda. Fue tu soberana decisión. Gozosa hasta el delirio. Vieja historia. Gonzalo ha sido tu más dulce compromiso, pero no puedes mentirte más. No merece caer en tu desbarrancadero. Aprietas muy bien el nudo del tendedero y te dejas ir. Después sólo silencio.