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Jueves 13 de enero de 2005

Octavio Rodríguez Araujo

Marcos y sus insultos

En el pasado, en septiembre y octubre de 1999, Adolfo Sánchez Vázquez y Luis Villoro Toranzo fueron cuestionados por Marcos en su ética por un documento que hicieron público, junto con otros profesores universitarios, con motivo del conflicto en la UNAM. Esa vez a mí también me tocó y puso en duda mi consecuencia política. Recientemente, ya en 2005, cuestiona las convicciones de Bernardo Bátiz y a mí me acusa de ser defensor de Wal-Mart (tal vez a cambio de que me den -dijo- una tarjeta "de empleado distinguido, perdón, de cliente distinguido").

Curiosamente todos los mencionados hemos sido asesores del EZLN en algún momento, y ninguno de nosotros ha tenido posiciones antizapatistas. Es más, exceptuándome a mí, que lo llamé irresponsable en un artículo publicado en estas páginas el 30 de septiembre de 1999, todos los demás sólo han tenido frases educadas, demasiado educadas diría yo, para dirigirse al Subcomandante y para defender sus puntos de vista. Pienso que no fue casualidad que, también en 1999 (14 de octubre), Magdalena Gómez escribiera una carta en El Correo Ilustrado, en la que terminó preguntando, refiriéndose a Marcos, "ƑA cuántos más nos dará el veredicto del 'ni modos, eran aliados'?"

El 24 de octubre de 1999 Alfredo López Austin, Adolfo Sánchez Vázquez y Luis Villoro se dirigieron por escrito a Marcos y le dijeron que en esos momentos no creían conveniente entablar una polémica formal, y Marcos les contestó días después que "las causas justas que compartimos se verían favorecidas por la polémica y el debate de ideas". Se vio decente, pues antes había cuestionado su honorabilidad. A mí me cuestiona mi ser consecuente, no una sino dos veces, después de haberme elogiado por mi consecuencia el 15 de septiembre de 1994. Y esto molesta, pues no le he dado motivos, ni a él ni a nadie, para tal cuestionamiento. Si de algo me siento orgulloso es de mi consecuencia por las causas justas y de mi libertad e independencia para decir lo que pienso, aunque algunos se molesten.

Mi artículo del 30 de septiembre de 1999 lo titulé "La extraña lógica de Marcos sobre la UNAM", y lo titulé así porque él cuestionaba la propuesta de Sánchez Vázquez y otros siete distinguidos profesores al preguntarles si era "ético sostener una propuesta que necesita el argumento de la amenaza de la represión para mostrar su 'generosidad' y 'lucidez'". Fue aquí donde lo llamé irresponsable, pues los distinguidos maestros no fueron responsables del uso de su propuesta por Zedillo y no pocos universitarios de derecha, como Marcos no es responsable de la comercialización de su imagen, para sólo poner un ejemplo.

Ahora, una vez más, Marcos hace uso de esa extraña lógica de sus cartas Tres y Tres bis de 1999. En una de sus posdatas a su documento de criminología aplicada del pasado 7 de enero, hizo alusión a "un intelectual que se dice de izquierda y democrático, que fue asesor en ese diálogo [de la paz], y ahora es defensor oficioso de la Wal-Mart de Teotihuacán (tal vez a cambio de que le den la tarjeta de empleado distinguido, perdón, de cliente distinguido)". El único intelectual de izquierda y ex asesor del EZLN, que públicamente ha demostrado que la tienda Wal-Mart de Teotihuacan no afecta el centro arqueológico de ese lugar y que los del Frente Cívico en Defensa del Valle de Teotihuacan no tuvieron razón en su "lucha", he sido yo. Y es por esto que le contesto.

Dije, y lo demostré con investigaciones cuidadosas y observación directa, que la tienda Wal-Mart (Bodega de Aurrerá) no afectaba la zona arqueológica de Teotihuacan, ni siquiera visualmente como sí lo hacen, en este sentido, otros comercios adyacentes. Dije también que no defendía a la tienda, y que lo que yo quería establecer era que se estaba planteando una correlación no válida para oponerse a la tienda. Si los opositores a ésta hubieran dicho que estaban en contra de las trasnacionales porque atentan contra la soberanía del país y porque en ese caso específico también ponen en peligro el pequeño comercio, yo hubiera estado de acuerdo, pero no por sus repercusiones en la zona arqueológica, indemostrables.

A partir de mis artículos sobre el tema, Marcos ha puesto en duda que sea de izquierda y democrático e insinúa que "mi defensa" de la tienda fue para tener privilegios como cliente. Ambas cosas son un insulto impropio de un líder y vocero de uno de los movimientos más limpios y honestos que ha habido en México.

Invito (literalmente) a Marcos a que vaya a Teotihuacan, se pare en la cima de la Pirámide del Sol y vea hacia la tienda en cuestión, y que así como hizo un estudio de criminología aplicada haga otro de antropología aplicada, y luego nos diga qué vio y qué investigó, en lugar de hablar de oídas.

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