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Domingo 23 de enero de 2005

Al operar en territorio mexicano abanten sus costos de conservación ecológica

Daño ambiental y fraude, prácticas de las petroleras que se instalarán en BC

Una firma especuló para elevar el gas natural de 3 a 60 dólares en Los Angeles en 2001

ISRAEL RODRIGUEZ

Sempra, Shell y Chevron Texaco, corporaciones petroleras multinacionales que con la anuencia del gobierno federal instalarán plantas de regasificación en Ensenada y en las Islas Coronado, frente a las costas de Baja California, tienen una historia de daños ambientales, violación de derechos humanos, hasta engaños financieros, aseguró la organización ambientalista internacional Greenpeace.

En un amplio recuento de los daños provocados por estas empresas en algunas de las plazas donde realizan sus operaciones, el grupo ambientalista advirtió que los objetivos de los consorcios internacionales Sempra, Shell y Chevron Texaco, al construir plantas regasificadoras en Baja California, son: "Evitar leyes ambientalistas estrictas, reducir gastos en la protección de buques de gas natural licuado, eludir la oposición estadunidense a que se instalen este tipo de plantas en las costas de California y obtener el control de gran parte del mercado en el noroeste de México y el sur de California".

La instalación de las regasificadoras en Baja California implica para las petroleras multinacionales ahorros en diversos segmentos, como en la manifestación de impacto ambiental (MIA), estudio que en caso de haberse elaborado en San Diego, California, habría costado unos 150 millones de dólares, además de la obligatoriedad de contratar un seguro de catástrofes, que también hubiera tenido un costo adicional de alrededor de 125 millones de dólares. En tanto, al haberse elegido a Baja California como sede de las plantas regasificadoras el costo se abatió a sólo 20 millones de dólares.

Greenpeace, al advertir sobre los diversos riesgos que representan estas poderosas corporaciones, recuerda el caso de Sempra Energy, que fue acusada en 2004 ante una corte superior de California, en San Diego, de confabular con la ex compañía El Paso Energy para aumentar, mediante prácticas especulativas, el precio del gas natural que vendió a finales de 2000 y principios de 2001, de tres a 60 dólares por unidad al sur de California.

A finales de 2004, el magistrado superior, Richard Haden, negó a Sempra una moción para no proceder en la demanda en su contra, promovida por cerca de mil 600 pequeñas, medianas y grandes compañías de California, en la que se acusa a la compañía energética de haber obtenido hasta 9 mil millones de dólares por actos especulativos, con agravantes que elevan el monto a 27 mil millones de dólares.

Este episodio especulativo, que se conoce como: "El robo más grande a los consumidores de energía en Estados Unidos", fue posible gracias al proceso de desregulación de energía iniciado en 1996, cuando el estado de California dejó en manos de las empresas el sector energético.

Shell, por su parte, durante la construcción de un gasoducto en Bolivia, afectó un área de 6 millones de hectáreas de bosque, en el cual habitan 178 comunidades indígenas y campesinas; en Sao Paulo, Brasil, fue acusada de contaminar el agua potable y de causar problemas de salud, incluidos cáncer, infertilidad y enfermedades respiratorias.

La petrolera angloholandesa en Manila, Filipinas, ha enfrentado disputas legales debido a sus pozos petroleros; en Nigeria se coludió con el Estado para reprimir a los miembros del Movimiento de la Gente Ogoni por la Sobrevivencia, que defendía sus derechos sociales y ambientales.

Aunque la lucha de este pueblo no había sido violenta, la reacción oficial fue brutal, arrestando a los líderes y masacrando a la gente. Shell admitió que solicitó la intervención del Estado para asegurar sus operaciones y proteger sus instalaciones e incluso se sabe que facilitó armamento, denunció la organización ambientalista internacional.

Chevron y Texaco, antes de unirse en un solo conglomerado, también cometieron un sinnúmero de abusos. En Ecuador está en curso desde octubre de 2003 un juicio promovido por 30 mil personas que acusan a Chevron de contaminar severamente vastas extensiones de la selva amazónica. De ahí que, actualmente, el pueblo ecuatoriano de Sarayacu se oponga a que CGC Chevron realice la explotación petrolera en sus territorios.

Incluso en California esta empresa posee una de las peores fuentes de contaminación del agua, el aire y la tierra, la refinería El Segundo, ubicada en las arenas del sur de Los Angeles.

En su amplio estudio, Greenpeace aseguró que con el gas, estas empresas buscan acrecentar su poderío. "Sempra aspira a controlar la distribución de gas natural en todo el sur de California y en los estados mexicanos de Baja California, Sonora, Chihuahua y Durango. Los efectos del control monopólico, alerta, ya fueron demostrados en el verano de 2000, en California, cuando los pocos competidores (Sempra Energy, de San Diego, SoCalGas, de Los Angeles, y El Paso Energy, de Texas) se pusieron de acuerdo para simular escasez en el abasto y elevar así los precios del gas natural en 700 por ciento.

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