Usted está aquí: jueves 3 de febrero de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Camiones

Verdugos con prisa

Circo de distracciones

El uso instrumental del narco

HAY TANTOS TEMAS en ruta de colisión, que a Los Pinos le parece el mejor momento para acelerar el proceso de desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Según los cálculos que hacen los genios de las cabañas presidenciales (y las genias, diría un bigotito neohablante), el escándalo que provocara la ejecución política del perredista tabasqueño podría diluirse o cuando menos amortiguarse entre los múltiples estallidos previsibles que anuncia la agenda de la catástrofe colectiva en curso. Retrasar más la caída de la guillotina sólo permitiría que el jefe del gobierno capitalino continuara consolidando una organización nacional propia a cuenta de presentaciones literarias sabatinas y asentando una candidatura presidencial cuyo exterminio irá siendo más costoso en términos políticos y sociales en cuanto más se retrasen esas tareas de limpieza étni... perdón, electoral. Un personaje perteneciente a la elite foxista dijo en días pasados, entre camaraderías de sobremesa, que al gobierno federal y sus aliados dominantes no les queda más que la filosofía del camionero que, luego de haber atropellado a alguien en la carretera sin matarlo, debe dar reversa al vehículo para rematar al herido porque sale infinitamente más cara la atención médica y la convalecencia de una persona que sus gastos funerarios. Después de todo lo que se ha hecho, de todas las asociaciones y complicidades realizadas, lo peor que podría suceder a esos camioneros (más bien, unos perfectos camiones) sería dejar un peje vivo que además se volvería aún más imparable en términos electorales a pesar de y justamente a causa de la impresionante conspiración de poderes tejida en su contra, pero finalmente insuficiente.

LAS VARIAS PISTAS del circo distractor ya están montadas. Toda esta temporada difícil, el PRI seguirá escenificando las comedias de enredos relativas a las aspiraciones presidenciales de Blanca Nieves Madrazo y los Siete Enanitos de los que el menos chaparro quiere ser Michael Quique Jackson (de quien no se mencionan expedientes hoteleros en busca de niños gratis, pero sí episodios aeroportuarios de blancura decomisada). Además de una asamblea nacional de escándalo, allí está el bonito agregado de la lucha libre entre el presidente del PRI y su latosa secretaria general. En el PAN hasta Francisco Barrio asume poses de rebelde con tal de darle sabor al caldo que finalmente será consumido con especial deleite por todos aquellos a quienes oportunamente se les reparta algún chamorro blanquiazul u otra pieza comestible (del gran show montado por Chago Creel no hay ni qué hablar: cada día se porta bien hombrecito, echando bravatas en todas direcciones como arlequín malévolo de adulterado cuento de Cachirulo). Y en el PRD surgió con providencial oportunidad (¡oh, coincidencias de la vida!) la candidatura alterna de Cuauhtémoc Cárdenas que tantos elogios recibe de aquellos que en el pasado lo censuraban, por ser la opción madura, civilizada, respetable, histórica, que la izquierda necesita. (¡Bueno, hasta la vocera de Ahumada's Company and Cochinitos Varios, Rosario Con Todo y el Torzón, le da el Beso de San Angel al ingeniero michoacano!) ¿Más cortinas de humo? Pues el pleito entre la Corte y los diputados, en sí el tema pendiente del presupuesto federal, los jaloneos así sean declarativos con Estados Unidos y, desde luego, el ingrediente más denso, el narcopoder que destapado ya como factor de poder y decisión política hoy puede ser usado con fines intimidatorios, correctivos o afianzadores, según sean las necesidades rancheras de cada caso; si en 1994 el narco, o uno de sus principales brazos, sirvió para ajustar cuentas al interior del PRI, eliminando candidaturas y personajes que no encajaban en el esquema dominante de arreglos cupulares, ahora ese mismo factor oscuro podría servir para actuar ya no como agente de venganzas y reacomodos priístas, sino para ayudar al desplazamiento o el exterminio de las opciones políticas que amenazaran la continuidad bipartidista (ya sea con el PAN o con el PRI) del gran negocio nacional.

EN ESE CUADRO DE apresuramientos contra López Obrador destaca el poco cuidado del Presidente de la República para expresar sus fobias. En cuanta oportunidad tiene, el jefe del Estado mexicano arremete contra el funcionario capitalino. Ayer, por ejemplo, criticó las obras realizadas por éste, habló de los réditos electorales que buscan quienes hacen construcciones con el dinero del pueblo y, en un ánimo absolutamente injerencista, provocador, se declaró decidido a buscar por sí mismo que los capitalinos cuenten con la farsa asistencial denominada Seguro Popular que el gobernante electo en esa demarcación federal se ha negado a incorporar a sus políticas sociales.

LA RESPUESTA DADA ayer por el presunto condenado a muerte cívica no por prevista es menos preocupante. Llamar a sus seguidores a manifestarse en San Lázaro el día que lo quieran desaforar es una medida legítima de defensa pacífica de López Obrador. Los riesgos son, desde luego, los de la provocación que tanto gustaría a sus adversarios controladores de los sótanos políticos y, por otra parte, que el país entre en un torbellino político y social del que ni siquiera los genios camioneros salgan con bien.

ASTILLAS: EL SIQUIATRA CESAR Bañuelos Arzac comenta por vía internética las recientes declaraciones del senador Diego Fernández de Cevallos sobre enfermos mentales. Afirma que con sus rabiosos insultos a quienes piensan diferente a él, y al mostrar actitudes violatorias de los derechos esenciales de los demás, don Dieguito hace necesario un tratamiento en forma, pues "vaga extraviado en sus emociones confusas" y "no sabe ni tiene quién le diga lo loquito que aparece disfrazado de cuerdo". Según el especialista, "los mentalmente perturbados no lo ocultan, y así se presentan ante el otro, en tanto que el senador, siendo un tipo notoriamente desequilibrado, se disfraza de sano, ecuánime y cuerdo". El doctor Bañuelos Arzac no dijo a Astillero para cuándo podría darle cita al más perturbado de los senadores... Y mientras Fox y Castañeda se reúnen, al igual que Macedo y Navarrete Prida, ¡hasta mañana!

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