Usted está aquí: sábado 5 de febrero de 2005 Mundo Queda suspendido el encuentro entre Chávez y Uribe; éste sigue enfermo

También pendiente, la conclusión formal de la crisis diplomática Caracas-Bogotá

Queda suspendido el encuentro entre Chávez y Uribe; éste sigue enfermo

La persistencia del diferendo afecta a habitantes de poblados fronterizos colombianos

AFP, DPA Y REUTERS

Ampliar la imagen Una venezolana discapacitada, llorosa por la emoci�es consolada durante una visita a la escuela para alumnos con necesidades especiales Solidaridad con Panam�en La Habana, Cuba FOTO Reuters

Cartagena, 4 de febrero. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, dejó en suspenso la visita que tenía prevista para este viernes a Caracas para reunirse con su homólogo venezolano Hugo Chávez, al aplazar nuevamente ese encuentro y una gira que iba a efectuar a España, Francia y Bélgica.

Aquejado por una enfermedad que lo mantendrá al menos cuatro días en reposo, tras ser internado en la noche del jueves en el Hospital Naval de Cartagena, Uribe dejó pendiente su cuarta entrevista con Chávez, la más polémica de todas para la conclusión formal de la peor crisis diplomática entre los dos países vecinos.

"Es seguro que el presidente Uribe no podrá venir en esta ocasión, pero los dos cancilleres ya están en conversaciones para decidir la fecha más propicia y más clara para los dos países", informó el embajador colombiano en Caracas, Enrique Vargas, al confirmar la indisposición de salud del mandatario luego de sufrir una intoxicación estomacal.

De acuerdo con el equipo médico que lo atiende, no se encontraron variaciones en el diagnóstico, definido como laberintitis, y se ha evidenciado una mejoría en su cuadro clínico, informó un comunicado emitido por la casa presidencial de Nariño.

El portavoz de la sede de gobierno, Ricardo Galán, indicó que apenas la salud del mandatario y la agenda del presidente Chávez lo permitan se reunirán en Caracas. Por ahora, añadió, los médicos le recomendaron pleno reposo de por lo menos cuatro días, por lo que fueron cancelados todos sus viajes y compromisos.

En los mismos términos se manifestó la canciller colombiana, Carolina Barco, al informar que se comunicó con sus colegas de Venezuela, España, Francia y de la representación de la Comunidad Europea en Bruselas para explicarles la situación, y que se mantendrá en contacto para reprogramar los encuentros.

En relación con el diferendo con Venezuela, a raíz del secuestro en Caracas de un líder rebelde colombiano que luego fue llevado a Cúcuta, Barco afirmó que dijo a su par venezolano, Alí Rodríguez, que apenas se recupere Uribe la prioridad será la visita a Venezuela.

No obstante, agregó: "la situación ya se está normalizando totalmente; vimos que el presidente Chávez dijo en Argentina que la crisis ya estaba superada y lo que tenemos que hacer es mirar hacia adelante y poner a andar todos esos proyectos tan positivos para nuestros pueblos que venían en curso y dar un nuevo impulso".

Añadió que la lección de esta crisis es que lo fundamental es tener un diálogo abierto para tratar de superar el impasse, y que es necesario mantener canales institucionales claros, como los diplomáticos, y trabajar siempre en esa dirección.

Sin embargo, observadores políticos comentaron que siguen en suspenso los más afectados por la crisis colombo-venezolana: poblados fronterizos colombianos que acusan la falta de electricidad, combustible y alimentos, surtidos tradicionalmente desde Venezuela, cuyo comercio se paralizó por el impasse. Incluso, exportaciones colombianas que salen por Venezuela se hallan congeladas.

Uribe también tenía previsto viajar del 7 al 10 de febrero a España, Francia y Bélgica para reunirse con los jefes de Estado y, entre otras cuestiones, solicitar apoyo logístico y financiero para el proceso de desarme de los paramilitares de ultraderecha.

Sin embargo, Uribe afronta problemas en la cuestión de la desmovilización de los paramilitares, pues hoy unos 500 de ellos protestaron en las calles de Bogotá por el incumplimiento del gobierno a los planes para su reincorporación a la vida civil y amenazaron con volver a las armas. A su vez, el gobierno se quejó de un "complot" de congresistas, ya que éstos impulsan un proyecto de ley con penas más severas para los paramilitares.

 
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