Usted está aquí: sábado 5 de febrero de 2005 Sociedad y Justicia Durante un siglo, opción para los pobres

Durante un siglo, opción para los pobres

Cumple 100 años el Hospital General con insuficiencias y múltiples rezagos

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Ampliar la imagen Doctores del ya centenario Hospital General de M�co durante una cirug�a finales del mes pasado FOTO Jesus Villaseca

Más de cinco horas pasaron antes de que Florencio lograra que su hija Norma ingresara al área de urgencias. A mediodía la habían operado en una clínica privada del municipio de Chimalhuacán, estado de México, para quitarle la vesícula, pero ni bien había concluido la cirugía el médico le informó que debía trasladarla a algún hospital de tercer nivel, porque el órgano supuestamente dañado "no tenía nada -le dijeron-, aunque el páncreas está inflamado y eso es grave. Aquí no podemos hacer más".

Apenas pasó el efecto de la anestesia, subió a la joven de 22 años a un taxi para dirigirse al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición, donde no la admitieron por carecer de camas. Se siguió al Manuel Gea González -ambos en la zona de Tlalpan-, pero la rechazaron con el mismo argumento.

"Y era cierto -dice Florencio-. Le rogué tanto al de la ventanilla que recibieran a mi hija que me llevó con los enfermos para que yo viera cómo estaban: todo repleto y hasta en los pasillos. Ya no insistí y me vine para acá."

Eran más de las nueve de la noche cuando llegó al Hospital General de México. Norma ingresó al área de urgencias y luego a terapia intensiva con un pronóstico reservado.

Este hombre de 42 años, comerciante, con ingresos diarios de 120 pesos en promedio, nunca antes había tenido que ir a un nosocomio. Por eso, "cuando uno llega no sabe ni qué", dice, mientras espera en uno de los pasillos del Hospital General de México, el cual es, igual que para la mayoría de los alrededor de 4 mil enfermos que a diario vienen a este centenario nosocomio, la última y única esperanza de salud y de vida.

Concebido a finales del siglo XIX como una institución médica para los pobres, el Hospital General de México -en la colonia Doctores- es "insignia de la medicina y la cirugía mexicanas, enraizado en la justicia social y heredero de los ideales de la Revolución Mexicana", asegura Federico Ortiz Quesada en su libro Hospitales, editado por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Fue construido bajo la influencia de los servicios sanitarios de Europa. Inclusive, su arquitectura horizontal reproduce la del hospital Rudolph Virchow, de Berlín, Alemania.

Se inauguró el 5 de febrero de 1905 con el propósito de dar "asistencia gratuita a enfermos indigentes, sin distinción de raza, de nacionalidad ni de creencias", señala su primer reglamento.

Este hospital, que fue cuna de las especialidades médico quirúrgicas que se practican en el país y el lugar donde se realizaron por primera vez biopsias, transfusiones sanguíneas y trasplantes, también recibió a galenos revolucionarios interesados en el cambio social, como Ernesto Che Guevara, refiere Ortiz Quesada.

Al llegar a su primer siglo de vida, el Hospital General de México está "bien", aunque afectado por grandes deficiencias marcadas por el rezago en su infraestructura, insuficientes recursos económicos para su mantenimiento y un inmueble que funciona, pero no está a la altura de las necesidades de salud de los pacientes, admite su director general, Francisco Higuera Ramírez.

Y es que el presupuesto anual de mil 300 millones de pesos de que dispone y los 134 millones que en el mismo periodo ingresan por cuotas de recuperación son insuficientes para el tamaño de las necesidades, a pesar de que periódicamente se aumentan las tarifas. Higuera asegura que "quien no tiene no paga"; no obstante, los módulos instalados en diferentes zonas del nosocomio parecen no distinguir entre quienes pueden o no cubrir dichos montos. El letrero es claro: la consulta externa cuesta 58 pesos y la de urgencias, 63.

A simple vista no parece mucho, pero si se piensa que estas cantidades se suman a los gastos de transporte, alimentación, medicinas, estudios de laboratorio y, en ocasiones, el hospedaje que deben cubrir los pacientes y sus familiares, la perspectiva cambia.

Eloísa Pinacho viaja cada cuatro u ocho semanas desde Puerto Escondido, Oaxaca, para traer a su mamá a consultas en el área de Urología. Debido a que en cada viaje permanecen entre siete y 15 días en la ciudad de México, mantienen la renta de mil pesos mensuales por un cuarto en Ecatepec, "para tener dónde llegar", dice.

Mientras cuenta su historia, Eloísa hace fila frente a la Unidad de Cardiología, recientemente remodelada, y donde le practicarán a su mamá un electrocardiograma. "Es que ya van a operarla y el doctor quiere saber cómo está su corazón", explica, al tiempo que juega entre sus manos con los recibos de pago, la tarjeta de citas y la orden para el estudio.

Dice que vienen al Hospital General de México porque en Oaxaca hay urólogos, pero no hacen cirugías como la que necesita su mamá. Según las estadísticas de la institución, 30 por ciento de los pacientes provienen de algún estado de la República.

A Luis Antonio Ramírez, de Xico, estado de México, lo atendieron hace un año de un infarto, y ahora, ya repuesto, recuerda que su familia "gastó mucho dinero". Para cubrir los gastos del hospital, los análisis y las medicinas, sus dos hijos se endrogaron con 5 mil pesos. "Mis muchachos no ganan más del mínimo", explica el hombre, quien hace apenas unos meses retomó su trabajo de albañil "por necesidad", y agrega: "la verdad tengo miedo de volver a enfermarme. No creo que volvería a tener tanta suerte", dice.

Historias similares se reproducen por cientos entre los pacientes que en los pasillos y en las diferentes unidades de especialidades aguardan su turno para la consulta o el estudio clínico, con la esperanza de aliviar sus males y recuperar la salud.

Sin embargo, el hospital de los pobres y primera institución médica moderna de México enfrenta grandes retos. Para empezar, es "altamente costoso", dice Higuera Ramírez. Ocupa una extensión de 12.52 hectáreas en las que se encuentran 50 edificios y más de dos kilómetros de pasillos, por los que a diario circulan alrededor de 10 mil personas.

Tamaño desventajoso y caro

Sólo por su tamaño, resulta imposible estar al pendiente de todas las áreas cada año, y por eso "siempre vamos con rezago", señala el funcionario en entrevista.

Evidencia de ello son las viejas camas de hospital, las frías y descoloridas paredes de los pabellones del nosocomio que, junto con sus humildes usuarios, convocan a la desolación y la tristeza en la mayoría de las instalaciones. Cierto es, también, que el hospital cuenta con algunos equipos de alta tecnología, como el acelerador lineal, que en los próximos días empezará a funcionar en el área de Oncología.

Con esta nueva infraestructura, explica Higuera, se quintuplicará la capacidad de atención en esa unidad, ya saturada por los cientos de afectados de cáncer que a diario acuden a consulta. Sólo a quimioterapia llegan alrededor de 100 pacientes todos los días. Al año se otorgan 4 mil consultas y se registra el ingreso a hospital de 2 mil 500 enfermos, comenta una de las médicas encargadas del área, quien también recuerda que en los pasados 20 años se cuadruplicó el número de personas afectadas por algún tipo de tumor.

Higuera Ramírez observa en el Hospital General de México la imperiosa necesidad de una renovación -que debió realizarse desde mediados de la década de los 80, indica- para dejar la estructura horizontal y pasar a la vertical, con torres modernas que reduzcan al máximo los actuales costos de operación y mantenimiento. Así, explicó, lo que empezó siendo para los pobres se extendería a toda la sociedad mexicana.

Nada más se necesitan 180 millones de dólares. "Es una idea que ni siquiera está en papel, pero que tendría que realizarse", admite el funcionario.

Mientras, en el pasillo frente al área de terapia intensiva, Florencio continúa esperando informes sobre su hija. "Aquí me voy a estar hasta que pueda llevármela a mi casa", afirma, mientras con su índice apunta hacia las cobijas amontonadas en el suelo con las que se protege del frío durante las noches.

Lo inquieta pensar si al final podrá pagar el hospital. "Hasta ahorita no he gastado más de mil 500 pesos, pero tampoco me han dicho cuánto cuesta que ella esté aquí". No obstante, confía porque Norma está viva. "Quién sabe qué hubiera pasado si tampoco aquí me la hubieran recibido".

- Se estableció la primera escuela de enfermería del país
- Se realizó la primera transfusión sanguínea

- Se hizo la primera biopsia de hígado

- Se utilizó por primera vez en México la raquia generalizada para operar cabeza, cuello y tórax

- Se realizó el primer trasplante de médula ósea

- Se descubrió el microrganismo causante del tifo y se elaboró la primera vacuna contra el mismo

- Fue precursor de los institutos nacionales de salud, es la cuna de especialidades médico quirúrgicas:

* Urología, con Aquilino Villanueva
* Cardiología, con Ignacio Chávez

* Gastroenterología, con Abraham Ayala González

* Nutrición, con Salvador Zubirán

* Alergia, con Mario Salazar Mallén

* Cirugía reconstructiva, con Fernando Ortiz Monasterio

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.