Usted está aquí: lunes 7 de febrero de 2005 Opinión No habrá Marcha de la Lealtad

Javier Oliva Posada

No habrá Marcha de la Lealtad

Las conmemoraciones de naturaleza histórica tienen para cualquier Estado y sociedad dos sentidos principales. El primero, recordar en determinadas fechas la fundación, inicio o la construcción de la identidad de una nación y formación de su espíritu patriótico. El segundo, para recodar el difícil camino hasta el presente e incluso evitar la repetición de hechos. Por ejemplo, recordar, ahora y siempre, el 27 de enero de 1945, fecha en que los soldados soviéticos entraron a liberar a los prisioneros sobrevivientes del campo de exterminio de Auschwitz, en Polonia. O algo más reciente, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos o los del 11 de marzo de 2004 en España.

Durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue establecida la fecha del 9 de febrero de cada año para conmemorar y recordar la forma épica en que los cadetes de Heroico Colegio Militar habían escoltado desde el Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional al presidente Francisco I. Madero, con el fin de reducir un intento de golpe de Estado. Durante el trayecto se sucedieron varios incidentes graves; en alguno de ellos uno de los cadetes caía mortalmente herido. A esos hechos se les denominó y se les conoce históricamente como la Marcha de la Lealtad. Desde esos años hasta este 2005 nunca había sido suspendida, por razón, argumento o situación alguna. Por cierto, también en el mismo periodo sexenal de 1964-1970 se inauguró la estatua de Madero ubicada frente a la residencia presidencial de Los Pinos.

Recordar año con año la Marcha de la Lealtad implica, a su vez, mantener vigentes varios aspectos fundamentales de la historia y formación del Estado mexicano. Por principio de cuentas, es el 9 de febrero fecha propicia para recordarnos que las fuerzas armadas de México tienen y gozan de un bien ganado prestigio en el contexto latinoamericano, pues han demostrado la subordinación del poder militar al poder civil, al derecho y a las instituciones, todo esto como forma vertebral de la doctrina castrense. Las efemérides cívico-militares en el calendario no son muchas. Febrero es el que más tiene: sin contar el 5, correspondiente a la Constitución, está la citada Marcha de la Lealtad; el 19 y 20, el Día del Ejército y la fuerza aérea, respectivamente; y el 24, Día de la Bandera. Podemos agregar el 5 de mayo (Batalla de Puebla), el 2 de septiembre, declaratoria del inicio y clausura del ciclo escolar en el sistema educativo militar; 16 de septiembre y, cada seis años, el 1º de diciembre, cambio de poderes.

La realización de esos actos, con la presencia del comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente de la República, implica por sí mismo un acto que reviste de solidez y certidumbre a las instituciones de nuestro país, algo que me parece puede escasear en los siguientes meses, que nos recuerda los asideros de la historia. Así que vámonos entendiendo: la lealtad se le otorga a la institución, no a la persona. Es un asunto de Estado, no de gobierno, ni mucho menos de partido político alguno.

Toda esta introducción es para explicar mi estupefacción al saber que por motivos de una gira que hoy 7 da inicio y culmina el próximo 13, el presidente Vicente Fox estará fuera del país. Visitará España, Italia, Marruecos y Argelia. José Luis Rodríguez Zapatero tiene como inmediata prioridad el plebiscito del 20 de este mes, respecto del "sí" o "no" a la Constitución Europea. A Marruecos es la primera vez que lo visita un presidente de México; a Argelia es el segundo, antes estuvo Luis Echeverría. Además, la gira en todo caso era por Latinoamérica, si lo que se busca es la secretaría general de la OEA para Luis Ernesto Derbez.

¿Tendrán un calendario cívico en su escritorio los funcionarios de Relaciones Exteriores y de la Presidencia de la República? ¿El siguiente paso es derogar el Día de la Bandera? ¿Habrá algún consejero-asesor-asistente-funcionario-empleado que haya reparado en semejante situación? ¿No hubo un solo legislador en la Comisión Permanente, la cual dio la autorización para salir, que observara detenidamente las fechas? Consulté el diario de debates y no hubo ni una sola intervención de los diputados o senadores. Los partidarios neoliberales, coincidentes con sus compañeros de izquierda radical en la aventura en la desnacionalización y pérdida de valores, pueden decir, como Jorge Castañeda, que son asuntos pasados de moda, del siglo pasado. ¿La historia es una moda?

Pienso que el presidente Fox podría haber salido de gira inmediatamente después de la ceremonia de la Marcha de la Lealtad; así se habría llevado un buen recuerdo de México.

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