Usted está aquí: sábado 12 de febrero de 2005 Mundo Oleada de ataques contra chiítas deja 23 muertos en Bagdad

Hallan los cuerpos de 20 transportistas que fueron ultimados por combatientes

Oleada de ataques contra chiítas deja 23 muertos en Bagdad

La Alianza Iraquí Unida lleva la delantera; kurdos, en segundo lugar: autoridades electorales

En Mosul, Rumsfeld afirma a soldados estadunidenses: "tomará tiempo aplastar a insurgentes"

PATRICK COCKBURN ENVIADO

Ampliar la imagen En Mosul, civiles iraqu� se protegen durante un combate entre insurgentes y fuerzas de ocupaci�OTO Afp

Bagdad, 11 de febrero. Un atacante suicida, quien conducía un camión con vegetales, mató a 14 chiítas en un poblado al noreste de Bagdad este viernes, y hombres armados que coreaban consignas religiosas ultimaron a nueve en una panadería de un barrio chiíta de Bagdad.

Los insurgentes, quienes en su mayoría son musulmanes sunitas fanáticos, están demostrando su preparación para ultimar sin compasión a los chiítas y a cualquiera involucrado con el gobierno interino iraquí o con los ocupantes.

Los combatientes ejecutaron a 20 choferes de camiones y a cuatro policías, capturados cuando un convoy de transportistas fue atacado a principios de esta semana. El convoy llevaba a bodegas gubernamentales en Bagdad un cargamento de azúcar proveniente del Ministerio de Comercio. Los cuerpos en descomposición, que nadie se atrevió a tocar durante dos días, fueron encontrados cerca de la localidad de Salman Pak, a unos 19 kilómetros al sureste de Bagdad.

El secretario estadunidense de Defensa, Donald Rumsfeld, llegó a la ciudad norteña de Mosul para realizar una visita -no anunciada- a las fuerzas estadunidenses. Afirmó que tomará tiempo que las fuerzas de seguridad iraquíes puedan aplastar a la insurgencia. Sostuvo ante los soldados que las elecciones del pasado 30 de enero fueron un buen día para Irak, "pero nos esperan más desafíos".

La explosión de una bomba frente a una mezquita chiíta en el poblado de Balad Ruz, a 72 kilómetros al noreste de Bagdad, aparentemente fue planeada para matar a fieles cuando salieran del templo, después de las plegarias del viernes. A la gente del lugar le pareció sospechoso ver, en las inmediaciones de la mezquita, un camión transportista cargado de verduras, señaló el coronel de la policía, Tahseen Mohammed. Cuando elementos del ejército iraquí se aproximaron al vehículo, éste estalló matando a 14 personas e hiriendo a 22.

Se esperaba que ocurrieran ataques sectarios por los combatientes sunitas fundamentalistas, a quienes los iraquíes con frecuencia llaman salafíes o wahabitas, en la medida en que se aproximaba la fiesta chiíta de Ashura, en la que se conmemora el martirio del imán Hussein, en el año 680 después de Cristo. El año pasado atacantes suicidas se hicieron estallar en medio de una multitud que participaban en la Ashura, en las ciudades de Bagdad y Kerbala, y mataron a 171 personas.

Las fronteras de Irak serán cerradas la próxima semana, pero es improbable que esto detenga a los atacantes suicidas, quienes no tendrán dificultades para entrar al país, si no es que ya están en él.

El ataque contra la panadería chiíta en el distrito conocido como Nuevo Bagdad también parece haber tenido motivación sectaria. Hombres armados y enmascarados que llegaron a bordo de dos automóviles irrumpieron en ésta gritando Allahu Akbar (Dios es lo más grande), mientras rociaban a los trabajadores con ráfagas de ametralladora, matando a nueve. Las blancas paredes de la habitación en que murieron, cubiertas con carteles de clérigos chiítas, quedaron llenas de sangre.

Estados Unidos y el gobierno interino han proclamado que la elección marcó el cambio de rumbo en Irak. Hasta ahora, hay pocos indicios de que así sea. La comisión electoral iraquí aún realiza el conteo de votos, y algunos políticos señalan que el entusiasmo generado por los comicios está decayendo debido a ese retraso.

El resultado de la consulta ya está claro. La coalición chiíta conocida como Alianza Iraquí Unida lleva la delantera, seguida de los kurdos, y en tercer lugar está la llamada Lista Iraquí, encabezada por el primer ministro interino Iyad Allawi. Ninguno de estos partidos ganará más de unos cuantos escaños en la Asamblea Nacional, de 275 miembros.

La elección, en la que los chiítas votaron masivamente y los árabes sunitas se abstuvieron en su mayoría, ha profundizado la brecha sectaria en Irak.

Entre los insurgentes, los más efectivos desde el punto de vista militar son los que anteriormente trabajaban en el sector de seguridad, soldados y ex miembros del partido Baaz. Pero son los religiosos sunitas fundamentalistas quienes tienen una influencia cada vez mayor. Muchos de ellos ven a los que comulgan con la fe chiíta como infieles que merecen morir.

Estados Unidos continúa enfatizando su objetivo de entregar las responsabilidades de seguridad a las unidades del ejército iraquí, entrenadas con toda celeridad. Esto es lo que el mando militar estadunidense ha tratado de hacer repetidamente durante los pasados 18 meses, lo cual, ostensiblemente, no ha tenido éxito alguno. En lugares donde los soldados invasores se han retirado u ocupado el asiento trasero, el resultado ha sido un vacío de poder que rápidamente llena la resistencia.

Funcionarios del Ministerio del Interior señalan que sus miembros no están de acuerdo con un plan estadunidense que consiste en dejar en el país a oficiales encargados de entrenar a las unidades iraquíes. Los iraquíes que trabajan con el ejército de Estados Unidos temen que se les considere colaboradores de la ocupación.

Casi dos años después del derrocamiento de Saddam Hussein, en abril de 2003, la posición del ejército estadunidense en Irak es muy débil. La resistencia tiene control parcial o total de las principales carreteras que conducen hacia Bagdad. El estratégico camino rumbo al aeropuerto es objeto de ataques diariamente.

Insurgentes armados con ametralladoras, cohetes y morteros irrumpieron en la principal comisaría de Salman Pak el pasado jueves. Sólo se dispersaron cuando llegaron al lugar helicópteros artillados estadunidenses. Al menos 10 policías y 20 insurgentes resultaron muertos. Salman Pak controla una de las dos carreteras principales que van de Bagdad a Basora, la segunda ciudad iraquí más importante.

Varias tribus sunitas se unen a la versión wahabita de la oración islámica y rezan en plena carretera, en medio del tráfico. El día de las elecciones cerraron el camino, obligando a los vehículos a detenerse. Revisaron los dedos de conductores y pasajeros. Si éstos mostraban la tinta azul indeleble que mostraba que una persona ya había votado, le cortaban el dedo.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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