Usted está aquí: sábado 19 de febrero de 2005 Opinión ¿Dando y dando...?

Ana María Aragonés

¿Dando y dando...?

Si bien el presidente Fox afirmó que los señalamientos del Departamento de Estado estadunidense en relación con la peligrosidad de nuestra frontera son percepciones "un poco escandalosas, ya que la zona limítrofe con Estados Unidos está tranquila" (La Jornada, 5 de febrero de 2005), al mismo tiempo, curiosamente, se comprometió a consolidar una frontera "segura y moderna".

No creo que se trate de una simple percepción "exagerada" del Departamento de Estado con su nueva y flamante secretaria Condoleezza Rice, personaje que se ha distinguido por ser uno de los miembros más duros en el gabinete del presidente Bush. Y si algo la retrata de cuerpo entero es que para ella hay personas que pueden gozar de los derechos humanos y otras que no tienen derechos, como son los supuestos terroristas. Por cierto que esta posición le valió pasar momentos muy difíciles ante el Congreso de su país durante su ratificación como secretaria de Estado, concretamente con la senadora demócrata Barbara Boxer.

Si el Departamento de Estado lanzó esa idea tenemos que pensar que tiene una segunda intención bastante fácil de adivinar. Es decir, para que el programa de trabajadores temporales entre Estados Unidos y México se concrete, o por lo menos se envíe al Congreso, pasa ahora por el toma y daca. Bush acepta presionar siempre y cuando México tome drásticas medidas en la frontera que la asegure contra posibles terroristas, pero más que a ellos se pretende detener a los trabajadores indocumentados, ya que los terroristas pasaron por la frontera de Canadá y no por la de México, con lo cual queda bastante claro que Estados Unidos pretende que la misma lamentable y dolorosa estrategia que México está aplicando en el sur con nuestros hermanos latinoamericanos ahora se aplique directamente en la frontera norte, pero con nuestros connacionales.

Por eso el presidente Fox respondió inmediatamente, pues en su próxima visita a Bush supuestamente entrará en detalles sobre el acuerdo migratorio, pero... también revisará la situación de la frontera.

Lo que ha hecho hasta ahora el gobierno de Estados Unidos, por cierto infructuosamente, es una especie de militarización de la frontera, tal como señala el investigador Tim Dunn, al aplicar sus diversos programas: Operación Bloqueo, en El Paso (1993); Operación Guardián, en San Diego (1994); Operación Salvaguarda, en Arizona (1995); Operación Río Grande, en Texas (1997), y la Operación Salvavidas, en un intento por detener la creciente muerte de migrantes que a raíz de todos estos operativos se había incrementado dolorosamente. Es un camino equivocado, pues ahora, más que nunca, queda clara la enorme cantidad de migrantes que requiere la economía de Estados Unidos. Tan es así que desde mediados de los años 90 se inició lo que ya se está llamando la "nueva geografía migratoria de los mexicanos", que pone de relieve no sólo los nuevos destinos migratorios, y con esto la enorme dispersión de trabajadores en el vecino país, sino la gran necesidad de mano de obra en estas nuevas comunidades de recepción, cuya evidencia más notoria es el tremendo incremento de migrantes indocumentados.

¿Por qué insistir, entonces, en tratar de cerrar la frontera -porque eso pretende Estados Unidos-, en lugar de reconocer esa realidad y dar la salida que el fenómeno requiere, y no de forma reiterada aplicar medidas policiales que sólo causan tragedias y violaciones a los más elementales derechos humanos?

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