Las rubayatas
Omar Khayyam
1 |
Si bien no he puesto en
collares las perlas de la oración,
Nunca te he escondido esta
polvareda de pecados que ensucia mi rostro;
Es por esto que espero en
tu misericordia,
Ya que jamás he dicho
que el Uno fuera Dos.* |
2 |
¿No vale más
decirte mis pensamientos más secretos en una taberna
Que inclinarme sin Ti frente
al mihrab?*
Oh Tú, el Primero
y el Último de todos los seres,
Dame el Cielo o el Infierno,
pero haz de mí lo que quieras. |
3 |
Tú, que tan sabio
te consideras, no menosprecies a aquellos que se embriagan;
Haz a un lado el orgullo
y la impostura.
Para saborear la paz y la
calma,
Inclínate hacia los
más humillados, hacia los más viles. |
4 |
Tan seguro y severo como
seas, no hagas sufrir a nadie;
Que ninguno tenga que soportar
el peso de tu cólera.
Si en ti está el
deseo de la paz eterna,
Sufre en la soledad, sin
que puedan, oh víctima, tratarte de verdugo. |
5 |
Puesto que aquí nadie
puede garantizarte el mañana,
Vuelve gozoso, un instante,
este corazón enfermo de amor.
Bebe vino al claro de luna,
oh mi luna, ya que este astro
Te buscará mañana
y, tal vez, no te encontrará. |
6 |
El Corán, que los
hombres tienen como la palabra suprema,
Lo leen en ocasiones, mas
¿quién lo leerá sin tregua?
¡Ah! sobre el borde
de la copa, un adorable texto está grabado
Que, a falta de ojos, sabe
leer la boca.* |
7 |
Nosotros, el vino, el banco
de la taberna y nuestros cuerpos borrachos
Despreocupados de la esperanza
de la misericordia y del terror del castigo estamos;
Nuestras almas, nuestros
corazones, nuestras copas y nuestros vestidos manchados de vino
Nada tienen que temer de
la tierra, del agua, del fuego. * |
8 |
Aquí abajo, vale
más que te hagas de pocos amigos;
No salgas de ti mismo más
que por breves momentos,
Aquel de cuyo brazo te apoyas,
Examínalo bien, y
ten cuidado. |
9 |
Este jarro, otrora fue un
doliente amante como yo
De unos bellos rizos perdidamente
enamorado.
Esta asa que le ves pegada,
Era el brazo que rodeaba
el cuello de la amada. |
10 |
¡Ay! del corazón
en donde la pasión está ausente,
El corazón que no
sufre los encantos del amor.
El día que pases
sin amor
¿Qué sol lo
iluminará? ¿Qué luna le traerá consuelo? |
11 |
Hoy la estación de
mi juventud florece de nuevo;
Tengo ganas de aquel vino
proveedor de alegría,
No lo desprecies: incluso
así, áspero,* me encanta;
Áspero, como el sabor
de mi vida. |
12 |
No tienes ningún
poder sobre el día de mañana;
Es inútil afligirte,
contra tu destino no puedes nada.
Sé sensato, goza
del presente.
¿Mañana? ¿Qué
sabes del mañana? |
13 |
He aquí, al fin,
un poco de felicidad para el mundo,
Cada corazón anhela
soledades perfumadas.
Sobre cada rama, creemos
ver la blanca mano de Moisés;*
Cada brisa parece animada
por el soplo de Jesús.* |
14 |
El hombre que no vio crecer
y madurar el fruto de la Verdad
No va con pie firme en el
camino.
Cualquiera que ha inclinado
para sí el árbol de la Ciencia
Sabe que el día de
hoy es como el de ayer, y que el de mañana será como el primero
de todos |
15 |
Más allá de
la tierra, más allá de los cielos, mi alma
Buscaba la tablilla y el
kalam,* el Cielo y el Infierno;
El Maestro, cuyo espíritu
rebosa de claridad, al fin me dijo:
"La Tablilla y el Kalam,
el Cielo y el Infierno están en ti." |
16 |
Levántate, dame de
beber, ¿es éste el momento de vanas palabras?
Esta noche, tu pequeña
boca bastará a todos mis deseos.
Dame de aquel vino, rosado
como tus mejillas.
Enredados como tus rizos
serán mis remordimientos. |
17 |
La Primavera abanica dulcemente
el rostro de la rosa;
¡Cuán dulce
es el amado rostro en la sombra del jardín!
Nada de lo que me digas
del pasado me hará feliz;
Soy feliz en este día,
¡no me hables del ayer! |
18 |
¿Por cuánto
tiempo más voy a querer llenar de piedras el mar?
Tengo asco tanto de los
idólatras como de la sinagoga.
¡Khayyam! ¿Quién
puede asegurar que morará en el Infierno?
¿Quién visitó
alguna vez el Infierno? ¿Quién del Cielo ha vuelto jamás? |
19 |
Esos átomos de una
copa que fue modelada para llenarla de vino,
Aun un borracho no permitiría
que sean dispersados al azar.
Todas estas bellas caras,
bellas manos, bellas piernas…*
¿Qué amor
las unió? ¿Qué odio las destruiría? |
20 |
Esta jarra que usa para
beber un albañil
Está hecha con el
ojo de un rey y el corazón de un ministro.
Cada copa de vino que agarra
un borracho
Proviene de la mejilla de
un hombre ebrio, de los labios
de una mujer púdica. |
21 |
Puesto que en el día
de la Creación* no fui yo quien decidió
venir a esta tierra;
Y que mi partida es algo
que no quiero ni puedo evitar;
Levántate, oh gracioso
escanciador, y ciñe tu cintura;
La tristeza de este mundo,
¡quiero ahogarla en el vino! |
22 |
Khayyam, que cosía
las tiendas* de la sabiduría,
Cayó en la hoguera
de la tristeza y fue consumido de un solo golpe;
Las tijeras del destino
cortaron la cuerda de su vida,
Y el mercader de la esperanza
la vendió por nada. |
23 |
Khayyam, ¿por qué
llorar así por tus pecados?
¿Qué ganas,
abandonándote a semejante tristeza?
Puesto que la misericordia
no es para los justos
Y que sólo despierta
con los ruidos de nuestras faltas ¿de qué sirve gemir? |
24 |
En el monasterio, en la
escuela,* en el convento y en la sinagoga
Se abrigan aquellos que
temen el Infierno y buscan el Cielo.
El hombre que conoce los
secretos de Dios
Jamás siembra tales
simientes en el corazón de su corazón. |
25 |
Si en la primavera, una
hurí,*
Me sirve, sobre el verde
borde de un campo, un vaso lleno de vino,
Aunque esto pueda parecer
extraño; si me preocupara, en ese momento,
Por el Paraíso,*
¡un perro valdría más que yo! |
26 |
Sabe esto: de tu alma serás
separado,
Y pasarás detrás
de la cortina de los secretos de Dios.
Sé feliz... no sabes
de dónde has venido;
¡Bebe vino! No sabes
a dónde irás |
27 |
Estaba durmiendo cuando
en mi sueño la Sabiduría me dijo:
"Jamás, en el sueño,
la rosa de la Felicidad ha florecido para nadie.
¿Por qué abandonarte
a ese hermano de la muerte?
¡Bebe vino! Tendrás
siglos para dormir." |
28 |
Mi corazón me dijo:
"Tengo el ardiente deseo de un elevado
conocimiento;
Instrúyeme si eres
capaz."
Así que dije el Alif;*
mi corazón entonces me respondió:
"No digas más; Si
el Uno está en casa, basta una sola letra." |
29 |
Nadie puede pasar detrás
del velo que cubre el enigma;
Ninguna alma conoce la naturaleza
de lo que nos espera.
No tenemos más asilo
que provisorio, salvo en el seno de la tierra...
¡Bebe vino! ¡Tales
discusiones no tienen fin! |
30 |
El misterio debe quedar
velado a los espíritus viles
Y, a los tontos, los secretos
impenetrables.
Cuida de tus actos con respecto
a los otros hombres,
¡No puedes esperar
de ellos más que de ti! |
31 |
Desde el comienzo de los
tiempos fue escrito lo que será;
Infatigablemente la Pluma*
escribe, sin hacer caso del bien o del mal.
Desde el primer día,
marcó todo lo que será.
Vanos son nuestros esfuerzos
y dolores. |
32 |
En la época de las
rosas, cerca de un prado, en la orilla de un río,
Con dos o tres amigos y
una compañera hermosa como una hurí;
¡Tráeme la
copa! Aquellos que toman la bebida matutina
¿Qué les puede
importar la mezquita o la sinagoga? |
33 |
Sólo he soñado
con el Cielo como lugar de reposo,
Ya que he llorado tanto
que mis lágrimas apenas me dejan verlo.
El Infierno es sólo
una ínfima chispa comparado con todo lo que
ha sufrido mi alma
Y no creo en el Paraíso,
sino cuando pruebo un instante de paz. |
34 |
Se dice que en el jardín
del Edén nos esperan huríes encantadoras;
Yo digo que el jugo de la
vid es lo único deleitable.
Dinero contante vale más
que ganancia prometida,
Y el sonar de los tambores,*
hermano mío, sólo a lo lejos es bello. |
35 |
¡Bebe vino!, ya que
dormirás por mucho tiempo bajo la arcilla,
Sin nadie cercano, ni camarada,
ni confidente, ni íntimo amigo.*
Cuida de no decir nunca
a nadie este secreto:
"Los tulipanes marchitos
no volverán a florecer." |
36 |
¡Bebe vino!, es él
la vida eterna.
Es lo que te queda de los
días de tu juventud.
Es la época de las
rosas y del vino; ebrios ya están los compañeros.
Sé feliz un instante,
ese instante es tu vida. |
37 |
¡Dame vino! medicina
a mi corazón herido,
Buen amigo de aquellos maltratados
por el amor.
Un solo trago es preferible,
para mi alma,
Que la bóveda de
los cielos, fondo del cráneo del mundo. |
38 |
Bebo vino, y por todos lados
me dicen:
"¡No bebas vino, es
el enemigo de la religión!"
Cuando así supe que
el vino era el enemigo de la religión,
Dije: "¡Por Alá!
dejadme beber su sangre, es un acto de piedad." |
39 |
El vino es un rubí
líquido; la copa es la mina.
La copa es el cuerpo cuya
alma el vino es.
La copa de cristal donde
ríe el vino
Es una lágrima en
la que se esconde la sangre del corazón. |
40 |
Ignoro si Aquel que modeló
mi ser
Me ha preparado morada en
el Cielo o en el horrible Infierno;
Mas, una copa de vino, una
amada y un laúd sobre el verde talud de la pradera,
Yo me quedo con esta riqueza
segura... Quédate tú con el Cielo al cual das crédito.* |
41 |
Del bien y el mal que están
en la naturaleza humana,
De la felicidad y la pena
que nos guarda el Destino,
No culpes al Cielo, porque,
en cuanto a sabiduría,
El Cielo es mil veces más
infeliz que tú. |
42 |
Cualquiera que cuide en
su corazón la flor del amor
Ningún día
de su vida será en vano,
Sea que busque entregarse
a la voluntad de Dios,
Sea que busque el goce del
cuerpo y levante su copa. |
43 |
Dondequiera que florezcan
tulipanes,
Otrora, la sangre de un
rey fue vertida;
Cada violeta brota,
De un lunar que adornaba
la mejilla de una cara amada. |
44 |
Sé prudente: la fortuna
es incierta;
Ten cuidado: la espada del
destino está afilada
Si la suerte te pone almendras
dulces* en la boca,
No te las tragues; veneno
ha sido mezclado. |
45 |
Una jarra de vino, los labios
de la amada, sentados en la hierba,
Se han acabado mi dinero
y han arruinado mi crédito.
Dicen que toda la raza humana
terminará en el Cielo o en el Infierno,
Mas, ¿quién
ha ido alguna vez al Infierno; quién ha regresado del Cielo? |
46 |
¡Oh tú! cuya
mejilla vuelve celosa a la rosa salvaje,
Tú, cuyo rostro ha
sido moldeado como los ídolos de la China.*
¡Oh tú! cuya
mirada amorosa inspiró al rey de Babilonia,*
Para mover sus piezas a
su antojo sobre el tablero. |
47 |
Puesto que la vida pasa,
¿qué importa que sea dulce o amarga?
Una vez llena la copa ¿qué
importa que estés en Bagdad o en Balkh?*
Bebe vino, ya que después
de tu partida y de la mía, esta misma luna
Seguirá pasando del
último día del mes al primero, y del primero al último. |
48 |
Entre los que beben el vino
puro de los dátiles,
Y los que pasan la noche
rezando,
Ni uno está sobre
tierra firme, todos se ahogan.
Sólo hay Uno que
vigila, los otros están dormidos. |
49 |
Esa sabiduría que
ronda por los caminos de la felicidad
Te recuerda cien veces al
día:
"¡Aprovecha este instante!,
ya que no eres
Como esta hierba que reverdece
después de haber sido cortada." |
50 |
Aquellos que son esclavos
del intelecto y de vanas sutilezas
Envejecen en medio de sus
disputas sobre el ser o el no ser.
Tú, hombre avisado,
mejor ve a buscar el jugo de la vid,
Ya que esos ignorantes,
verdes aún, se volvieron pasas.* |
51 |
Mi venida no tuvo ninguna
ventaja para la esfera celeste;
Mi partida no disminuirá
ni su belleza ni su grandeza;
Mis dos oídos nunca
han escuchado decir a ninguno
El porqué de esta
venida ni la razón de esta partida. |
52 |
Seremos borrados del registro
de la existencia.
Con su fría mano,
la muerte nos ahogará.
Oh saki* de luminoso rostro.
¡Danos de beber!,
ya que pronto en polvo se nos convertirá. |
53 |
Ahora que, de todo placer,
sólo nos queda el nombre;
Y de no ser el vino nuevo,
ningún viejo amigo se ha quedado.*
No apartes tu feliz mano
de la copa de vino,
Porque hoy, es lo único
que queda a tu alcance. |
54 |
Lo que la Pluma ha escrito
no cambiará jamás:
Desolarse sólo nos
lleva a una tristeza todavía más profunda;
Aún sufriendo toda
una vida de angustia,
No le agregarás ni
una gota más. |
55 |
Oh corazón, deja
por un momento la sociedad de los enfermos del amor.
Deshazte por un instante
de frívolas cosas.
Ve y ronda cerca de los
derviches...*
Quizá tengas, al
menos por un momento, que ser recibido entre los Recibidos. |
56 |
Aquellos que, por un tiempo,
adornan el Cielo,
Vienen, van y regresan de
acuerdo a la Rueda.
En el seno del cielo y en
el regazo de la tierra,
Puesto que Dios no muere,
siempre habrá seres que nacerán. |
57 |
Aquellos cuyas creencias
están basadas en la hipocresía
Quieren hacer una diferencia
entre cuerpo y alma.
En cuanto a mí, sé
que sólo el vino tiene la palabra del enigma,
Y que da la conciencia de
una unidad perfecta |
58 |
Los cuerpos que habitan
esta bóveda celeste
Desconciertan a los que
reflexionan.
Ten cuidado de no soltar
el hilo de la sabiduría,
Porque incluso los guías
pueden perderse. |
59 |
Yo no soy un hombre que
tema el no ser,
Esa mitad del destino me
gusta más que la otra.
Esta vida me fue prestada
por Dios;
Se la devolveré cuando
Él me la pida. |
60 |
La vida pasa, misteriosa
caravana,
¡Arráncale
su minuto de dicha!
Saki ¿por qué
entristecerte por el mañana de los compañeros?
¡Sirve el vino! La
noche se está yendo. |
NOTAS
Rubayata
1.Texto: "Si no he horadado la perla de tu culto", significa:
"Si no me he dedicado con ahínco a rendirte culto." La imagen utilizada
en la traducción de Charles Grolleau, que hemos conservado aquí,
evoca además los rosarios que los musulmanes piadosos pasan sin
cesar entre sus dedos; "que rezan los hipocritas" dice Khayyam.
Jamás he dicho que el Uno fuera
Dos, significa: "Nunca puse en duda que hay un solo Dios." "No hay más
Dios que Dios, y Mahoma es su Profeta", proclaman los musulmanes.
Monoteísmo acentuado, fe acusada
en Dios, aprecio por la vida moral, por un lado; abluciones y oración
repetida cinco veces al día, limosnas y ayuno, por otro lado, son
de las principales características del islamismo. En su "Credo",
Abu Nuwas (hacia 747/768– 814), poeta árabe de la época abasí,
dos siglos antes que Khayyam, escribe así:
"Rezo con piedad cinco veces al día;/
protesto dócilmente la unidad de Dios;/ hago mis abluciones cuando
debo/ y no rechazo al menesteroso./ Una vez al año, guardo un mes
de ayuno;/ Me mantengo apartado de los falsos dioses./ También es
cierto que no soy un mojigato/ Y que acepto un vaso cuando se me ofrece..."
Rubayata 2: El
mirhab
es una especie de nicho en la mezquita, que indica la dirección
de La Meca y frente al cual se voltean los fieles para el rezo. Ahí
se coloca el pichnamaz, que dirige las oraciones.
Rubayata 6:
El Corán, según establece la tradición, fue dictado
por el propio Alá. Mahoma lo escribió en prosa rimada y lo
dividió en 114 capítulos o suras. Alusión a las inscripciones
báquicas que frecuentemente están grabadas en el borde exterior
de las copas. Variante: "El Corán, que llamamos la palabra suprema,/
Sólo en ocasiones lo citamos, no siempre./ Mas en el borde de la
copa, hay un versículo/ Que, en todo lugar, leemos sin cesar."
Rubayata
7: De la tierra, del agua, del fuego; referencia a los cuatro
elementos constitutivos de la materia, según la filosofía
griega heredada de Empédocles, médico y filosófo de
Agrigento (s. V a.C.)
Rubayata 11:
El doble significado de talkh: amargo y áspero en persa,
permite a Khayyam hacer un ingenioso juego de palabras, asimilando la amargura
del vino a la de su vida.
Rubayata 13:
Moisés: alusión a los prodigios que realizaba el profeta
al levantar su mano y, más precisamente, al relato que dan el Corán
(XXVII, 11; Misión de Moisés) y la Biblia (Éxodo,
IV, 6; poder de los signos acordado a Moisés) del mismo hecho: después
de poner su mano en su pecho como Dios le había ordenado, Moisés
la enseñó al Faraón "y ésta cubierta de lepra,
blanca como nieve." Jesús: los musulmanes creen que su poder de
hacer milagros radicaba en su soplo revitalizante y reconocen en él
a un profeta importante, pero es a Mahoma a quien veneran como "el Profeta".
Rubayata 15:
La tablilla y el kalam; instrumentos de escritura para antiguos hechos,
de una placa de arcilla o de madera: la tablilla; y de una caña
o una pluma cortada oblicuamente: el cálamo. Se dice que el kalam
fue la primera cosa creada por Dios el día de la Creación
para escribir todo lo que debe acontecer hasta el último día.
Así la tablilla y el kalam son los símbolos de la voluntad
de Dios que decide nuestras vidas. Ver cuartetos 31 y 54.
Rubayata 19:
"Todas estas bellas caras, bellas manos, bellas piernas; esos son los átomos
con los cuales se modelan las vasijas." Tema recurrente en la poesía
de Khayyam, que siempre nos recuerda que el polvo, la tierra, la arcilla
están formados por los restos de cuerpos desaparecidos. Concepción
parecida a la de los griegos presocráticos en la que se considera
que todos los elementos de la materia se transforman los unos en los otros.
Rubayata 21:
En el día de la Creación. Ver nota del cuarteto 15.
Rubayata 22:
al-Khayyam significa: "él que fabrica tiendas". Siguiendo la costumbre
de los poetas en Oriente de tomar un sobrenombre, se dice que Omar optó
por tomar el de Khayyam, honrando así el oficio de su padre.
Rubayata 24:
Se trata aquí de la escuela coránica (Madrasséh) en
la cual se enseñan los dogmas.
Rubayata
25: Hurí (palabra persa, del árabe "hur", adjetivo
que se aplica a las mujeres que tienen el blanco y el negro de los ojos
muy contrastados; "ojos de gacela"), belleza celeste, "hermosa como el
rubí y el coral" (Corán, LV, 58) que el Corán promete
al fiel musulmán en el paraíso de Alá. "Y verdes son
las pupilas de las huris del profeta", escribe el poeta español
Gustavo Adolfo Bécquer. Tan poderoso es el embrujo de unos bellos
ojos, que el mismo Mahoma (para quien las tres cosas más queridas
en el mundo eran las mujeres, los perfumes y la oración) tuvo a
bien advertir: "No prolonguéis vuestras miradas sobre los mozuelos
imberbes, porque tienen ojos más tentadores que los de las huríes
del Paraíso."
"Si mencionara en ese momento el nombre
del Cielo", puede entenderse en dos sentidos: "Si me preocupará
por mi salvación", o "Si buscara en ese momento otro cielo."
Rubayata 28:
Alif, primera letra del alfabeto persa; análoga al alef judio y
a nuestra a. Indica que Dios es uno. Alfa y omega dicen los cristianos,
principio y fin de todas las cosas.
Rubayata 31:
Para los musulmanes, todo está escrito (¡Mektub!) por la mano
de Dios, y lo que está escrito no puede borrarse. Ver también
el cuartetos 54 donde se expresa la misma idea, y la nota del cuarteto
15.
Rubayata 34:
Los tambores, alusión a los que suenan en las fiestas religiosas.
En otras palabras: "más vale tenerse alejado de la religión".
Rubayata 35:
Ni íntimo amigo. Ya que en la poesía oriental clásica,
se usa a veces el masculino como forma eufemística del femenino,
algunos traductores ponene aquí: mujer. Sin embargo en sus cuartetos
Khayyam habla una lengua lo suficientemente directa como para no dudar
que la palabra sea la que transcribimos: íntimo amigo. Lo que no
debe sorprender. La poesía oriental clásica, tanto persa
como árabe, al igual que la poesía griega antigua, canta
el sentimiento amoroso sin gazmoñería, y es frecuente encontrar
versos que celebran la amistad íntima que puede existir entre un
muchacho joven y un hombre o entre dos hombres. Esos son los amigos que
evoca la rubayata 84, invitándolos a gozar "de los encantos el uno
del otro".
Rubayata 40:
Comparar con el tercer verso del cuarteto 34.
Rubayata 44:
Almendras dulces. Texto: Lownizeb, pastel hecho con almendras, pistaches,
agua de rosas y azúcar.
Rubayata 46:
Algunos eruditos creen que el poeta hace alusión aquí a la
sultana Terken Khatun, esposa de Malik Shah, su protector, cuyo apodo era
"la China".
Babilonia, ciudad de la baja Mesopotamia,
cuyas imponentes ruinas, a orillas del Éufrates, están a
160 km al sureste de Bagdad. Después de Hammurabi y de Nabucodonosor,
Alejandro Magno la escogió como capital y murió en ella.
Rubayata 47:
Bagdad, ciudad célebre a orillas del Tigris, actual capital de Irak;
antigua capital del califato de los abasidas. Fue el centro de una esplendorosa
civilización. Posee la Universidad más antigua del mundo.
Balkh, ciudad de la provincia persa del
Khwârizm (actualmente Turquestán afgano), a orillas del río
Deriaz, en la cual vivió el poeta.
Rubayata 50:
Verdes aún, se volvieron pasas. Es decir: que alcanzaron la madurez
a temprana edad; que se hicieron viejos antes de tiempo.
Rubayata
52: Saki, "el que lleva la copa"; escanciador, copero. Sirviente
que escancia el vino en los banquetes. Generalmente eran adolescentes que,
al igual que en los banquetes griegos, a veces cantaban, tocaban música
y servían de confidentes a los bebedores.
Rubayata 53:
Y de no ser el vino nuevo, ningún viejo amigo se ha quedado. El
texto dice: "Ya que no nos queda ningún otro confidente cocido (=con
experiencia, fiable) que el vino crudo (= joven, sin experiencia, no muy
fiable).
Rubayata 55:
Derviches (del persa dervich, "pobre"), miembros de una cofradía
de monjes mendicantes musulmana. Unos buscan el éxtasis religioso
a través de la meditación y del canto; otros giran largas
horas en una danza que los lleva al trance; otros llevan una vida mísera
y errante (ver nota del cuarteto 133). |