Usted está aquí: lunes 21 de febrero de 2005 Opinión La CIA en las elecciones de México

Javier Oliva Posada

La CIA en las elecciones de México

Sabemos que la oficina de la CIA más grande en cuanto a cobertura, luego de la de Moscú, se encuentra en la avenida Paseo de la Reforma; de su historia, presencia y acciones en Latinoamérica y el mundo, hay testimonios, revelaciones constantes de ex agentes. De la biografía de esa dependencia del gobierno de Estados Unidos tenemos mucho que decir. Cualquier documento o, como en este caso, opinión de su director o ejecutivo de cierto nivel causa, al menos, atención y se intentan explicaciones sobre los contenidos y análisis, incluso del lenguaje y construcción gramatical.

Es indudable que con el ritmo de descalificaciones que llevamos, más el encono y ausencia de programas, que ante la proliferación de personalismos y caudillos, el panorama para las campañas por la Presidencia de la República se aviste -y deseo equivocarme- como de múltiples desencuentros y escasas propuestas. A ese panorama habrá que agregar las campañas por los 300 distritos locales federales y la disputa por 96 espacios de mayoría y primera minoría para integrar el Senado de la República. Considerando que hay seis partidos políticos, más otros dos (que por ley no pueden concurrir en coalición o alianza en su debut electoral) tendremos, suponiendo que se firmen varios acuerdos entre los partidos políticos "mayores" y menores", que de seis partidos acudan tres formaciones bipartidistas, tendremos aproximadamente mil 191 campañas por todo el país. Sin contar las de jefe de Gobierno del Distrito Federal y la Asamblea, las campañas coincidentes por las gobernaturas de Tabasco, Guanajuato, Chiapas, Jalisco y Morelos.

Por otra parte, la historia reseña que el origen de lo que hoy conocemos como embajadas y representaciones de otros países tuvo su explicación a partir de mantener "observación" y atención a los acontecimientos del país vecino. El renglón y cuarto que destinó a México Porter J. Goss, director de la CIA, ante el Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos en su comparecencia del pasado día 16, con el sugerente título de "Cambios de largo alcance con una estrategia de largo alcance", causó en nuestro país revuelo inusitado.

¿Acaso no sabemos o ignoramos que la "observación" de la CIA y otras agencias de inteligencia y espionaje en México son de carácter permanente, es decir, con o sin elecciones? Más aún: es difícil negar que con las variables que tenemos a la mano, las campañas y los comicios federales de 2006 sí parecen contener altas dosis de tensión política. Lejos de justificar las posiciones de Goss, con o sin su discurso lo que debiéramos analizar es por qué nuevamente las elecciones en México pueden ser fuente de tensión, cuando parecía ser ésa una etapa superada. Recordemos cómo desde 1988, cada elección "será la que cambie la historia de México". Ya debiéramos acostumbrarnos a que es así, que ante cada cita electoral la historia cambie. Y allí están los resultados en Guerrero. Los trabajos en la entidad están dirigidos a la entrega-recepción de la administración del estado entre el PRI y el PRD.

Propiciar un clima de inestabilidad, de incertidumbre, perjudica en primer lugar a sus promotores, sean del partido que fueren, desde la posición pública que desempeñen. Alimentar el clima de tensión inscribe a México en la "lista de riesgos" de la CIA para 2006. Si son tan sensibles a la clasificación, los funcionarios y políticos tendrían que echar mano de sus talentos para auspiciar la conciliación de sus puntos de vista, además de difundir cuál es la viabilidad de sus propuestas.

No obstante lo anterior, deben considerarse las presiones del gobierno de George W. Bush en su segundo mandato y que dan inicio con el comunicado de la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y de la carta de Antonio Garza, embajador en México, en el que se acusa de negligencia e incapacidad al gobierno de Vicente Fox para hacerle frente a la delincuencia y el crimen organizado; posteriormente, la abierta negativa para apoyar a Luis Ernesto Derbez en sus aspiraciones a dirigir la OEA. En esas circunstancias, la atención al clima político y electoral de México por parte de Washington irá en aumento conforme se acerque el 6 de julio de 2006. De allí que propiciar enfrentamientos y desencuentros, bajo cualquiera que sea el pretexto, fortalecerá los argumentos para señalar a México como un escenario de conflicto e inestabilidad. Superemos las visiones aldeanas y coyunturales.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.