Usted está aquí: martes 22 de febrero de 2005 Economía Uruguay: cuenta regresiva para el nuevo gobierno

Uruguay: cuenta regresiva para el nuevo gobierno

A pesar del respaldo popular, la naturaleza de la coalición que lo apoya es una fuente de potenciales problemas futuros

Con Tabaré Vázquez como presidente, llegan a su fin 170 años de dominación de dos únicos partidos en Uruguay

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Tabar��uez, en imagen de 2004, cuando todav�era candidato presidencial por la coalici�ncuentro Progresista-Frente Amplio FOTO Afp

El presidente electo de Uruguay, Tabaré Vázquez, del partido de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), asumirá el cargo el primero de marzo, como corolario a una histórica victoria electoral que puso fin a 170 años de dominación de los dos partidos tradicionales: el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN). El presidente Vázquez estará en posición fuerte, con amplio apoyo del pueblo y con una debilitada oposición parlamentaria. Aun así, una fuente de potenciales problemas futuros será la propia naturaleza del EP-FA, ya que es una coalición de fuerzas que incluye partidos de centro izquierda y miembros aún más radicales.

Ahora fuera del poder, el PC y el PN probablemente buscarán explotar las diferencias políticas dentro del EP-FA. Ambos partidos ventilarán las inconsistencias entre las políticas de la coalición cuando estaba en la oposición y las que buscará cumplir como partido en el poder. Pero el PC y el PN están divididos, y sería posible para el presidente Vázquez atraer votos de sus filas para anular la oposición de los sectores radicales de su propia coalición. Aunque se espera que los legisladores del EP-FA respaldarán al gobierno, sobre todo en el primer año, el equipo económico necesitará mucho apoyo del presidente para impulsar una rígida e impopular política fiscal y proponer reformas estructurales.

La frágil mayoría

El entrante partido en el poder tiene la mayoría absoluta en el Congreso por primera vez en 40 años. Sin embargo, las mayorías en ambas cámaras son pequeñas y el EP-FA es propenso a la fragmentación debido a la amplitud de su coalición de partidos y movimientos. El nuevo presidente podría tener dificultades para mantener la disciplina cuando se trate de votar una legislación controvertida.

Sin embargo, como líder indiscutible de la EP-FA por casi una década, ha probado ser hábil para ejercer su autoridad cuando se trata de dirimir diferencias internas y mediar entre las facciones. Como presidente, estará en posición de hacer uso de la facultad de nombrar colaboradores para asegurarse el respaldo de las diferentes facciones. De hecho, ya incluyó a los líderes de los principales grupos del EP-FA en su gabinete.

Y si bien el PN y el PC tienen muy poco que ganar desde el punto de vista político si apoyan un gobierno que tiene mayoría absoluta en el parlamento, sería igualmente poco o nada productivo oponerse a una administración que, al menos en el primer año, dispondrá de enorme respaldo popular.

Apoyo de los trabajadores

Representativo de este respaldo es el que el gobierno de Vázquez recibe de una poderosa central obrera, el Plenario Sindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores. El presidente ha establecido también buenas relaciones de trabajo con las principales organizaciones empresariales. Tras varios años de salarios a la baja, los sindicatos podrían presionar por incrementos. Otras de sus prioridades serían exigir mejoras en los derechos laborales, más fondos para servicios de salud, educación y justicia, así como el mantenimiento de los monopolios de las empresas de servicio público.

Que los sindicatos del sector público estuvieran al frente de la campaña de 2003 redundó en el rechazo a la ley que permitía a la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Ancap), compañía petrolera estatal, asociarse con extranjeros, así como en el éxito, el año pasado, de la campaña de renacionalización de la industria de agua y saneamiento. Estos sindicatos se opondrán a cualquier intento futuro de abrir el sector público al capital privado. Algunos líderes sindicales, en particular los del Partido Comunista, han expresado preocupación por las declaraciones del ministro de Economía, Danilo Astori, conocido por su inclinación al libre mercado, respecto de cambios en las políticas de mercado, situación no considerada, según estos líderes, en el manifiesto del EP-FA.

Si bien las habilidades políticas del presidente Vázquez podrían ponerse a prueba al tratar de mantener el alineamiento de esos líderes y limitar su descontento, es probable que opte por atenerse al apoyo de las bases -mucho más amplias-, al menos durante el primer año de su administración.

Un gabinete surtido

Para limitar la aparición de posibles rencillas internas en su gobierno, el presidente Vázquez ha incluido en su gabinete a los líderes de los grupos principales del EP-FA, así como a buen número de sus más cercanos aliados políticos. José Díaz, ministro del Interior, y la ministra de Defensa, Azucena Berruti, ambos del Partido Socialista, fueron incluidos debido a su amistad con Vázquez.

El gabinete incluye dos miembros del Movimiento de Participación Popular: José Mújica, quien será ministro de Agricultura, y Eduardo Bonomi, del Trabajo. Ese partido recibió dos carteras en proporción a la cantidad de votos que aportó a la coalición, si bien esperaba obtener puestos de mayor importancia. También hay un independiente: Jorge Lepra, antiguo presidente de Texaco Uruguay, será ministro de Industria.

FUENTE: EIU/INFO-E

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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