Usted está aquí: domingo 27 de febrero de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Desconciertos y relaciones

¿CUANDO SABES SI un toro con edad y trapío es realmente bravo?, preguntó un chamaco a su padre. Cuando en el ruedo tiene un comportamiento problemático e interesante de toro con cuatro años cumplidos, lo que van a confirmar picadores y banderilleros con un desempeño por lo general deficiente, medroso y precavido, con ganas sobre todo de volver a casa, más que de sentirse toreros, respondió.

EL GANADERO DEL hierro jalisciense de San Marcos, Ignacio García Villaseñor, envió el domingo pasado una corrida que fue ejemplo de casta, buena crianza e indiscutible presencia del toro bravo mexicano, bajito, sin exceso de kilos, con bravura recia, que acudió a los caballos y recargó con los riñones -a pesar de que varios fueron castigados en exceso-, que embistió con calidad y codicia, no pasando borregunamente, que trajo a mal traer a todos cuantos quisieron hacerle fiestas, incluidos los tres alternantes, y que por lo menos tres de esos toros debieron haberse ido sin oreja al destazadero.

DESAFORTUNADAMENTE, LA EMPRESA de la Plaza México, al igual que el resto en el país, hace tiempo se instaló en un vergonzoso maternalismo con las figuras, destinándoles invariablemente novillones dóciles y repetidores, propicios para el toreo "bonito", mecánico y predecible, sin el misterio y la emoción que sólo pueden dar la edad y la bravura con calidad.

POR ESO, SALVO el numerito anual del 5 de febrero, la gente no vuelve a la plazota, porque los falsos promotores no acceden a combinar auténticos toros, como los de San Marcos, con toreros de cierto prestigio, a los que después de 10 años de venir, aún no hemos podido ver en su justa dimensión. ¿Que no hay toros bravos en México? Lo que no hay son empresarios que se sepan imponer a los diestros nacionales e importados que medio figuran.

NUEVA COMISION TAURINA -en teoría órgano de consulta y apoyo al jefe de Gobierno del Distrito Federal para que la autoridad no acabe de desentenderse del espectáculo taurino-, mismas mentalidades de siempre: no hacer olas, aunque a la postre esa actitud multiplique los abusos y contribuya al deterioro de dicho espectáculo.

LUIS JAVIER SOLANA Morales, presidente de la nueva comisión, nomás para abrir boca declaró el pasado miércoles: "Estamos en la mejor disposición de hacer muy buenas relaciones con todos los interesados, no queremos enfrentar a nadie con nada, todo lo contrario. Queremos ser fuentes para el entendimiento y que camine por todos lados".

O SEA, EL publirrelacionismo en vez de la observancia inexcusable del reglamento; novillones en lugar de toros; la discrecionalidad frente a la autorregulación desvergonzada y buenas relaciones con todos, excepto con la esencia de la fiesta y con el público, le faltó decir.

LO BUENO ES que, ahora sí, la nueva comisión retomará las postergadas y trascendentales tareas de la escuela taurina y del museo taurino en la ciudad de México. ¿Algún cambio importante? Que el número de miembros del desde siempre deslavado organismo se redujo de 22 a nueve, el presidente, cuatro miembros y cuatro representantes, de los ganaderos, empresarios, matadores y subalternos, estos tres bajo el control de Herrerías. Los autorregulados ahora como asesores del gobierno capitalino o, si se prefiere, la Iglesia en manos de Lutero. Pobre fiesta de toros.

 
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