LETRA S
Marzo 3 de 2005
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Anemia, antioxidantes y una dieta balanceada


Gabriela Hernández

Los glóbulos rojos nacen en la médula ósea y transportan el oxígeno desde los pulmones hasta el resto del cuerpo usando una proteína que contiene hierro llamada hemoglobina. Para la elaboración de glóbulos rojos se necesita una hormona natural llamada eritropoyetina, que es producida en los riñones. Una producción normal de glóbulos rojos depende de muchos factores, como provisiones adecuadas de hierro, vitamina B12, ácido fólico y pequeñas cantidades de minerales.

El número de glóbulos rojos puede contarse directamente, o puede calcularse por medio del hematocrito o de la hemoglobina. El hematocrito (HCT) es el volumen porcentual de glóbulos rojos que hay en la sangre. Los valores normales de HCT varían, pero en general oscilan entre 40 y 52 por ciento en los hombres, y entre 35 y 46 por ciento en las mujeres. La concentración de hemoglobina (Hb) se informa en gramos de hemoglobina por decilitro de sangre (g/dl). Dado que los glóbulos rojos están formados por aproximadamente 33 por ciento de hemoglobina, por lo general el resultado de la hemoglobina equivale a cerca de una tercera parte del HCT. Los valores normales de la hemoglobina (Hb) son: de 14 a 18 g/dl en los hombres y 12 a 16 g/dl en las mujeres.

Cuando hay anemia, el cuerpo trata de compensar el desequilibrio de diferentes formas. El ritmo cardíaco aumenta para llevar más sangre, y más oxígeno a los tejidos. También aumenta el ritmo respiratorio. Ciertas venas pequeñas se abren más para brindar una mayor cantidad de oxígeno a los tejidos vitales, mientras que otros lechos capilares se contraen a fin de retener el oxígeno. Esta redistribución de la sangre es la que produce la palidez y la sensación de frío tan frecuente en las personas anémicas, pero hace llegar más oxígeno a los órganos críticos como el corazón, el cerebro y los músculos. Sin embargo, este aumento en la actividad, da lugar a una necesidad aún mayor de oxígeno en estos tejidos, lo que provoca una sensación de fatiga, debilidad, palpitaciones, respiración entrecortada y otros síntomas.

 

Anemia y AZT

Una de las reacciones adversas más serias del AZT (Retrovir) es la anemia. Esta se presenta más frecuentemente en pacientes que reciben dosis altas (1,200 a 1,500 mg/día) y en pacientes con enfermedad avanzada por VIH, y cuando las células CD4 se encuentran por debajo de 100/mm3 por lo que se recomienda que pacientes que comiencen con AZT, se realicen pruebas de sangre por lo menos cada dos semanas durante los tres primeros meses de tratamiento y posteriormente una vez al mes, debido a que se puede presentar anemia (en general no se observa antes de seis semanas de tratamiento).

La anemia por AZT puede aparecer en forma aguda en las primeras semanas de administración, pero habitualmente se presenta en forma subaguda entre la 6a y 8a semana de tratamiento, aunque ocasionalmente puede aparecer hasta después de un año de uso. Se manifiesta por fatigabilidad, somnolencia, disnea de esfuerzo y taquicardia. El tratamiento de la anemia en personas que reciben AZT incluye uso de factores del complejo B, corrección de otros factores participantes, uso de eritropoyetina, transfusiones y, eventualmente modificación de dosis o suspensión de AZT. En general, la anemia secundaria a AZT de menos de 8 grs. del porcentaje de hemoglobina y que no responde a las medidas anteriores constituye indicación de cambio de AZT a d4T o abacavir.

 

Antioxidantes y anemia

Los radicales libres son moléculas que nuestro organismo produce y que, en ciertas cantidades y bajo "el control" de los antioxidantes protegen nuestra salud.

Los antioxidantes son sustancias que ayudan a neutralizar radicales libres, protegiendo las células, contribuyendo a mejorar las defensas.

Como se desconoce cuáles serían las dosis más adecuadas, conviene no abusar de los suplementos o antioxidantes en cápsulas. Lo ideal es incorporarlos a través de la alimentación. Estos son algunos de los alimentos que los contienen:

En las frutas cítricas encontramos vitamina C, que además de tener poder antioxidante, ayuda a la absorción del hierro previniendo la anemia. Otras fuentes son las fresas, pimientos morrones, chiles, jitomate, pepino, nabo y crucíferas (grupo de vegetales que incluye al brócoli, coliflor y los repollitos de bruselas).

Sandía, melón, brócoli y los alimentos de color anaranjado como la calabaza, zanahoria, duraznos y mangos son fuente de provitamina A, que tiene importante poder antioxidante.

La vitamina E tiene potente acción antioxidante y contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares. Las fuentes donde podemos encontrar está son todos los aceites vegetales como los de girasol, soya, maíz, sésamo, el de germen de trigo y principalmente el de oliva, en especial el extra virgen. Otras fuentes son el germen de trigo (que se puede espolvorear sobre las comidas o agregar a caldos, sopas o yogures), las semillas de girasol y ajonjolí y las frutas secas como las nueces.

Los requerimientos de todos los nutrimentos se pueden cubrir con una buena alimentación y si se incluyen por lo menos cinco porciones tanto de frutas como de verduras se puede asegurar un buen consumo de antioxidantes.