Usted está aquí: sábado 5 de marzo de 2005 Sociedad y Justicia Adoradores de la Santa Muerte exigen respeto a creencias y derechos religiosos

Marchan por el Centro ante el temor de que la SG los desconozca como asociación

Adoradores de la Santa Muerte exigen respeto a creencias y derechos religiosos

Promotores del culto aseguran que priva un ambiente inquisitorial en su contra

AGUSTIN SALGADO Y ALMA E. MUÑOZ

Ampliar la imagen Unos 500 integrantes de la Iglesia cat�a tradicional participaron en la movilizaci�OTOS Yazmin Ortega Cort�

Convencidos de su credo, unos 500 miembros de la Iglesia católica tradicional Mex-USA organizaron una movilización por diversas avenidas del Distrito Federal, que se prolongó por varias horas, para protestar por el proceso administrativo que la Secretaría de Gobernación (SG) comenzó, en septiembre del año pasado, contra esa asociación religiosa.

La agrupación es investigada por Gobernación, luego de que un ex ministro acusó a esa Iglesia de cambiar de forma radical los fundamentos de su culto, los cuales inicialmente eran mantener la misa tridentina, pero después derivaron en la veneración a la Santa Muerte.

Acompañados de la imagen motivo de la controversia, los fieles denunciaron ante diversas instancias ser víctimas de persecución religiosa, y pidieron a las autoridades detener lo que llamaron un "proceso de inquisición" en su contra.

Los devotos de la Niña Blanca partieron del barrio de La Merced hacia el Zócalo capitalino, lugar en el que permanecieron por algunos minutos, para después continuar con rumbo a Reforma, hasta la columna de la Independencia, y regresar finalmente al Hemiciclo a Juárez, en la Alameda Central, con una escala frente la Secretaría de Gobernación.

Sin tapujos y orgullosos de sus tatuajes alusivos a la muerte, decenas de personas siguieron los pasos de su líder, el obispo David Romero, quien además de defender su registro como asociación religiosa -conseguido en 2003-, enfrenta un litigio con el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, José Guadalupe Martín Rábago, a quien denunció ante la agencia 50 del Ministerio Público Federal, en la capital del país, luego de que el también obispo de León consideró a su agrupación ''una secta''. Sin embargo, hasta la semana pasada no había ratificado la demanda.

Como parte de la movilización, hubo relatos de los milagros que la Santísima Muerte -como la llaman- ha concedido a varios de sus fieles. ''Dos veces han estado cerca de picarme pero me la pelaron. Esos hijos de la chingada no se dieron cuenta con quien se metieron y que la blanca me brinda su manto protector'', aseguró un joven de 23 años, procedente de la sierra de Santa Catarina, en la delegación Iztapalapa.

El culto a la muerte surgió en Tepito. Al principio las estampas con su imagen se vendían clandestinamente en el mercado de Sonora.

Hoy, según el obispo Romero, hay funcionarios del gobierno federal, diplomáticos, políticos y deportistas -cuyos nombres se reservó-, que "se persignan ante la Virgen de Guadalupe pero se hincan ante la Santa Muerte". Afirmó que inclusive algunas de esas personalidades lo llaman para pedirle bendiciones y misas.

''No hacemos daño a nadie. Este ángel de Dios bendice nuestra vida; nos brinda protección, oportunidad, progreso con nuestras familias. Es mentira que sea la imagen de criminales, narcos y prostitutas. Estos calificativos nos los ha impuesto el clero romano", pregonó a lo largo del recorrido.

Romero consideró que el Vaticano "tiene miedo" porque la veneración a la Santa Muerte va "creciendo cada vez más" en México y Estados Unidos.

Adelantó que si se retira el registro a su agrupación, obtenido en abril de 2003, solicitará la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, además de presentar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, porque se trataría de una "persecución religiosa".

Los inconformes exigieron la renuncia del subsecretario de Migración y Asuntos Religiosos, Armando Salinas Torre, y del director de Asuntos Religiosos, Alvaro Castro, ambos funcionarios de la SG.

 
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