Usted está aquí: sábado 12 de marzo de 2005 Deportes La reventa, el otro derby afuera del coloso de Santa Ursula

El dueño de Chivas insiste en apostar la cabellera a Cañedo y Azcárraga

La reventa, el otro derby afuera del coloso de Santa Ursula

AGENCIAS

La euforia por el partido América-Chivas va en aumento y motivos no faltan. Ayer Jorge Vergara, presidente del club Guadalajara, insistió en apostar la cabellera a los directivos de las Aguilas para el clásico del futbol mexicano, este domingo en el estadio Azteca.

"Estoy tan seguro que ganaremos, que les apuesto a Cañedo y a Azcárraga. Espero que acepten, que le entren", dijo a la prensa nacional el empresario.

Propietario también del equipo Saprissa de Costa Rica, Vergara admitió que no espera que los directivos del club de Coapa acepten su reto, aunque la oferta acaparó las planas de los principales diarios deportivos.

El presidente de Chivas es famoso por las apuestas que hace con diversos personajes, entre ellas no usar calcetines durante cierto tiempo. Sin embargo, los dirigentes del futbol mexicano no suelen aceptar sus retos.

Pero el América-Chivas no sólo genera pasión y polémica, apuestas y discusiones acaloradas, sino también otro fenómeno que se considera también un clásico: la reventa, actividad a la que se dedican libremente más de 50 personas en la explanada del estadio Azteca.

Aunque el boletaje para este partido se agotó desde el pasado jueves, tres días antes del encuentro que se disputará a las 18 horas en el coloso de Santa Ursula, eso no significa que los aficionados sin boleto se queden sin entrar al juego.

Aunque para ello necesitarán desembolsar una cantidad superior a los precios en taquilla, y que sobrepasa el 150 por ciento del costo normal.

Es seguro que entre sábado y domingo el interés por el cotejo irá en aumento y provocará euforia en personas sin posibilidades de conseguir un boleto en taquilla y que se verán obligadas a recurrir a los revendedores, pese a lo elevado de los precios.

Por ejemplo, un boleto de 300 pesos, con ese tipo de personas el costo se eleva a 700 y uno de 150, hasta 400.

Los revendores aguardan pacientes sentados en bloques de cemento, caminan por la zona o simplemente matan el tiempo con historietas, en espera de que aparezcan los clientes.

En tanto, otros trabajan en el puente que cruza calzada de Tlalpan y que desemboca en la puerta uno del estadio. Con mapa en mano del inmueble prometen la entrega de localidades a los interesados, aun cuando en taquilla no queda un solo boleto.

Es el fenómeno típico de los eventos con gran demanda. Es una actividad lucrativa que se extiende a personas de prácticamente todas las edades, desde jóvenes hasta gente de la tercera edad que ofrecen de manera abierta o discreta su mercancía.

Y si a alguien se le ocurriera preguntar si las autoridades hacen algo para impedirlo, pues la reventa está tipificada como una falta cívica, la respuesta es no. La patrulla de la delegación Coyoacán número COY 45267, con dos uniformados, permanece frente a la entrada de la explanada de Tlalpan; quizá con la orden de actuar si se presenta algún disturbio, pero todo se mantiene en calma.

Así transcurre el ambiente de un clásico que todavía no se calienta aquí, por lo menos no para algunos locatarios que ofrecen playeras, banderas, plumas, gorras y una infinidad de productos más para la ocasión, pero sin conseguir elevar las ventas, y en algunos casos sin vender ni un solo producto.

Sin embargo, la confianza permanece.

 
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