Usted está aquí: sábado 12 de marzo de 2005 Cultura Rescatan del olvido la obra del célebre fotógrafo Agustín Jiménez

Circula libro escrito por Carlos A. Córdova sobre ese artista de talla internacional

Rescatan del olvido la obra del célebre fotógrafo Agustín Jiménez

Publicaba a página completa en The New York Times e incursionó en la cinematografía

Sigue pendiente documentar la historia de la generación contemporánea de Alvarez Bravo, dice

MERRY MAC MASTERS

Ampliar la imagen Eisenstein con calavera, 1931, fotograf�de Agust�Jim�z (1901-1974) incluida en el libro Agust�Jim�z y la vanguardia fotogr�ca mexicana, de Carlos A. C�va, publicado por la Editorial RM

En los años 30 del siglo pasado, Agustín Jiménez Espinosa (1901-1974) era el fotógrafo con la trayectoria más consolidada en el terreno del arte en México.

Como había exhibido sus trabajos en varias galerías de la capital y ganado relevantes concursos de arte, pronto se internacionalizó y expuso sus imágenes tres veces en Nueva York y una en San Francisco, Estados Unidos.

El historiador Carlos A. Córdova escribe: ''Ilustrador de pioneras publicaciones de arte (Jiménez) colabora frecuentemente para numerosas revistas ilustradas mexicanas de diversa índole.

''Más allá, es buscado por los editores de anuarios internacionales, por lo que su trabajo puede apreciarse tanto en Londres como en Filadelfia.

''Publica a página completa en The New York Times, al tiempo que sus fotografías se reproducen en revistas cubanas. Acompañan tan meteórica carrera un buen número de crónicas, críticas y reseñas que intentan explicar sus logros formales. Por otro lado, se convierte en profesor en la Escuela de Bellas Artes y logra formar una generación de espléndidos fotógrafos."

También incursionó en el cine, y a lo largo de 40 años desarrolló una extensa filmografía.

Una incógnita

No obstante, hoy día Agustín Jiménez es un fotógrafo olvidado, pero no el único. Las intrigantes imágenes apenas circulan en el medio, resultando ''una incógnita para los fotógrafos del nuevo siglo".

''Aunque sobre Jiménez -agrega Córdova- no hay nada más allá de un par de artículos recientes, la endeble reconstrucción histórica lo trata como precursor, convenientemente seleccionado como representante de un avant-garde mexicano (...)

Ante ese panorama tan árido, acaba de publicarse Agustín Jiménez y la vanguardia fotográfica mexicana (Editorial RM), de Córdova, cuyo estudio se apega a la década ''más promisoria" del retratista, entre 1928 y 1938.

Coetáneo de Manuel Alvarez Bravo (1902-2002), ''poderoso faro dentro de la fotografía mexicana", el autor recuerda que ''no hay luz sin sombra". Y, como un efecto de tal apreciación, la extensa labor continental de don Manuel ''ha proyectado una larga sombra sobre sus contemporáneos, cuyas producciones y experimentación frecuentemente se desconocen. La atención académica (y del mercado) se ha concentrado excesivamente en los aportes de Alvarez Bravo, por lo que la historia de aquella generación sigue pendiente de escribirse".

Respecto de esta ''celebridad desconocida", Córdova anota que Jiménez fue un artista que ensayó ''la fórmula convencional de la construcción del arte: la galería, el museo, el catálogo, la publicación.

''Sin embargo, es un artista significativamente moderno en el sentido de buscar otra ruta. En su última exposición neoyorquina ya exhibía a la par con Edward Weston.

''Creo que en ese momento Jiménez dijo, esto no da para más, hay que buscar nuevos públicos. Entonces, decide cambiar la forma estructural de su trabajo y conducirse hacia las revistas ilustradas que en ese entonces eran la gran celebración familiar. Por lo general son semanarios con un poco de todo y con tirajes muy elevados, a veces de 75 mil ejemplares."

Cambio iconográfico

No sólo cambia el perfil de colgar sus fotos en las paredes de un museo. Lo que el libro intenta es ''mostrar el cambio iconográfico de cómo rota su obra para hacerla caber en los magazines ilustrados, cómo se para en nuevos espacios, prepara nuevos enfoques, cómo permite la caída de la tipografía dentro de la obra, cómo anticipa, inclusive, el diseño".

No contento con eso, después de haber trabajado para casi todas las revistas que había, decide hacia 1934 que el camino final no está allí, sino en el cine, en la medida que la difusión es el eje de su trabajo.

Córdova, también director del Museo del Carmen, informa que el recinto prepara una muestra de la producción fotográfica de Jiménez, curada por José Antonio Rodríguez, de la cual no sobreviven más de 200 imágenes vintage.

Como camarógrafo, Jiménez filmó 200 películas, algunas de las cuales se ignora su paradero.

El libro Agustín Jiménez y la vanguardia fotográfica mexicana se presentó en días pasados en el Centro de la Imagen.

 
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