Usted está aquí: jueves 17 de marzo de 2005 Política Jornaleros ganan batalla a Taco Bell

La cadena de alimentos accede a pagarles dos centavos extras por kilo de jitomate

Jornaleros ganan batalla a Taco Bell

La empresa aceptó el convenio luego de tres años de movilizaciones y un boicot

Es el principio de nuevas mejoras laborales, se congratula organización de migrantes

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Anuncio de la cadena de restaurantes, con 6 mil 500 sucursales en Estados Unidos

Nueva York, 16 de marzo. Jornaleros mexicanos en Florida lograron que una de las empresas más grandes y conocidas de Estados Unidos, la cadena de comida rápida Taco Bell, reconociera los derechos laborales y humanos de quienes se dedican al cultivo del jitomate, lo que podría generar otras mejoras para los trabajadores migrantes en este país.

Luego de tres años de acciones, que incluyeron un boicot nacional contra la empresa, caravanas y la creación de una red de apoyo -a la que se adhirieron el Consejo Nacional de Iglesias, grupos de derechos humanos, organizaciones laborales y estudiantiles, y sectores del movimiento antiglobalización-, la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés) y la cadena de comida rápida Taco Bell, división de Yum! Brands, llegaron a un acuerdo para elevar los salarios y las condiciones de vida de los jornaleros de la industria del jitomate de Florida.

El convenio también demanda explícitamente a otras empresas que comercializan el jitomate elevar las condiciones de vida de los trabajadores, al exigirles que sólo suscriban contratos con aquellos cultivadores que cumplan con las normas laborales básicas y que canalizan a los trabajadores un aumento del precio al mayoreo.

Lucas Benítez, dirigente de CIW, declaró: ''esta es una victoria importante para los jornaleros, porque establece una nueva norma de responsabilidad social para la industria de comida rápida y resulta en un cambio material inmediato en la vida de los trabajadores".

Al dar a conocer el acuerdo, resultado de una negociación entre Taco Bell y la CIW, auspiciada por el Centro Carter con la participación del propio ex presidente Jimmy Carter, Benítez anunció la suspensión del boicot.

Benítez, en entrevista telefónica con La Jornada, subrayó que las movilizaciones continuarán para obligar a otras empresas del sector alimentario a asumir su ''responsabilidad social'' para mejorar las condiciones de vida de los jornaleros.

''Nunca antes se ha logrado un acuerdo con una empresa de comida rápida en el que se asume la responsabilidad que tienen con los trabajadores'', dijo.

"Si un día nosotros, los jornaleros, hemos de gozar de los mismos derechos que los otros trabajadores en este país, este acuerdo es un inicio, y esperamos que las otras empresas reconozcan que es algo justo, para bien de ellas y de los trabajadores.

''Esperamos que no se necesite otra campaña para convencerlas", advirtió.

Un centavo para alcanzar la pobreza

En tanto Emil Brolick, presidente de Taco Bell, declaró la semana pasada, al dar a conocer el convenio: ''Como líder industrial, nos complace prestar nuestro apoyo y trabajar con la CIW para mejorar las condiciones de trabajo y pago para los jornaleros de los campos de jitomate de Florida".

Brolick admitió que se necesita una reforma para igualar los derechos laborales y las condiciones de trabajo de este sector con otros, y llamó a otras empresas a sumarse para crear una solución en todo el ramo.

Como resultado de este acuerdo entre la empresa y CIW, Taco Bell negocia contratos con los cultivadores de jitomate para incluir un centavo extra por libra del producto, cantidad que se destinará directamente a los jornaleros. La cadena también se compromete a comprar sólo a los granjeros que trasladan a los trabajadores este pago adicional.

Benítez comentó a La Jornada que el resultado de un centavo por libra implica que la cubeta de jitomate se pague a 75 centavos en lugar de 32, o sea, duplica el salario de un trabajador.

Con ese aumento los trabajadores percibirán un salario que, de acuerdo con las mediciones oficiales, los ubica en la línea de la pobreza. ''No hicimos esto para volvernos ricos, sino sólo para poder llegar a la 'pobreza' oficial; es ridículo", dijo.

La CIW desarrolló una campaña nacional en la que denunció las condiciones -algunas similares a las de la esclavitud- en que viven miles de jornaleros que cosechan el jitomate de Florida.

Con el apoyo de iglesias nacionales, grupos como el Robert F. Kennedy Memorial Center for Human Rights, y agrupaciones sindicales y estudiantiles, el boicot afectó a la empresa, pero aún más la imagen de Taco Bell, que depende de la aceptación social de su marca.

''Los salarios son muy bajos, las condiciones de trabajo pueden ser brutales. Los campos de Florida han visto algunos de los extremos más vergonzosos de la explotación que se ha conocido en este país. Desde hace décadas, como hoy, mi comunidad es una de las más pobres del país, y nuestros sacrificios han ayudado a hacer que los jitomates de Florida estén entre los menos caros y de más alta calidad del mercado", recordó Benítez.

"Con este acuerdo sentamos las bases para un cambio real, tanto en la calidad de vida de los jornaleros como en el propio mercado.''

En 2004 Taco Bell compró 10 millones de libras de jitomate de Florida para sus más de 6 mil 500 restaurantes en el país.

David vence a Goliat

Con esta campaña reivindicatoria, los trabajadores de CIW han mostrado el potencial de una estrategia que busca el apoyo directo de los consumidores con miras a lograr mejoras laborales, así como los beneficios del trabajo en coalición con otras fuerzas sociales en los ámbitos local, regional y nacional.

La CIW -con 80 por ciento de miembros mexicanos (en su mayoría originarios de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán)- obligó a que una de las empresas nacionales más exitosas no sólo negociara, sino aceptara todas las demandas de los trabajadores. Aun más notable: obligó a una empresa nacional a sumarse al esfuerzo para presionar a otras a cambiar sus prácticas y aceptar cierta responsabilidad por las condiciones de trabajadores que no son sus empleados, pero que con su mano de obra producen lo que venden.

''Esta es una gran victoria para los campeones de la justicia social y la igualdad en Estados Unidos y el mundo", dijo el veterano representante federal John Lewis, uno de los dirigentes históricos del movimiento de derechos civiles en el sur de Estados Unidos en los años 60.

"Alabo a la CIW por su liderazgo en esta campaña muy importante", declaró Jimmy Carter.

El pasado fin de semana, la nómina de CIW festejó con bailes, teatro y música.

"Celebramos como nunca antes, precisamente porque nunca antes hemos tenido este tipo de victoria. Una victoria en donde David triunfa sobre Goliat y, al fin, todos ganamos", comentó la CIW.

Pero también empezaron a planear próximas acciones para "ver cómo convertimos este pequeño paso para la justicia de los jornaleros en un salto gigantesco para los pueblos que luchan por la justicia en todas partes".

 
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