Usted está aquí: viernes 18 de marzo de 2005 Opinión Estado rufián amenaza a Cuba

James D. Cockcroft*

Estado rufián amenaza a Cuba

Resulta obscena la idea de que la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas vote sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, durante su reunión de marzo y abril de 2005 en Ginebra. Representa una manifestación criminal más de la agresión de Washington contra La Habana y amenaza a toda la humanidad.

El gobierno estadunidense, expuesto como el peor violador, con mucho, de derechos humanos en el mundo, con su historial probado de guerras de invasión ilegales y unilaterales, bombardeos de escuelas, hospitales y zonas habitacionales civiles y uso de tortura, carece de credibilidad moral o legal cuando acusa a Cuba o a cualquier otro país de violar los derechos humanos. Cierto, en Cuba hay cientos de presos políticos sujetos a torturas, pero no a manos de cubanos. Esas víctimas de graves violaciones a sus garantías están prisioneros en el territorio ilegalmente ocupado y militarmente controlado de Guantánamo, donde soldados y médicos estadunidenses torturan de rutina a personas de varias nacionalidades capturadas y retenidas sin el menor asomo de un procedimiento judicial.

Estados Unidos es condenado por la opinión mundial como Estado rufián. Con desprecio del derecho internacional y pasando por encima de tribunales y tratados mundiales, amenaza a toda la humanidad con sus armas de destrucción masiva, e inclusive advierte que podría usarlas en una fecha próxima. Mantiene más de 700 bases militares en 132 países. Realiza guerras en todo el mundo, día con día secuestra, tortura y desaparece personas, encarcela prisioneros políticos en condiciones de barbarie y defiende su agresivo terrorismo de Estado con la doctrina de la guerra preventiva, confrontación del "bien contra el mal", de "nosotros contra ellos".

En el contexto actual, el intento anual, patrocinado por Washington, de que la ONU condene a Cuba ayuda a mantener el largo historial genocida del terrorismo de Estado estadunidense y una propaganda infundada y mendaz contra el pueblo cubano y su gobierno legítimo. Este historial se documentará en los procedimientos internacionales de la sociedad civil del Tribunal Benito Juárez, que tendrán lugar en la ciudad de México del 24 al 27 de abril próximo.

El contexto que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU debe tomar en cuenta este año no es sólo la absurda afirmación de Washington de que La Habana es parte de un "eje del mal" que practica el terrorismo: es un contexto sumamente ominoso, de verdadera declaración de guerra contra el pueblo cubano en nombre de la "liberación", representada por el informe de 440 páginas de la Comisión Powell, de mayo de 2004, que llama a un "cambio de régimen" en Cuba, y respaldada por un incremento multimillonario en el financiamiento y adiestramiento estadunidense de los mercenarios y terroristas cubanos, así como en la propaganda sobre los "derechos humanos".

Durante décadas los gobiernos estadunidenses han buscado aplastar el ejemplo ofrecido por Cuba a otros países del tercer mundo como alternativa al "desarrollo" capitalista dominado por el extranjero, y recuperar el dominio de Washington en la isla. Nuevos descubrimientos de petróleo en aguas cubanas del Golfo de México han exacerbado el apetito del imperialismo estadunidense (y de las compañías petroleras, industriales y financieras que lo respaldan), de manera muy similar a como lo han hecho los abundantes recursos y estratégicas ubicaciones de países como Irak, Afganistán, Irán, Venezuela, México y otros países en años recientes.

El gobierno de Washington quiere lograr lo imposible: destrozar el espíritu de todo un pueblo para anexionarse Cuba y devolverla a las condiciones de virtual esclavitud que los cubanos experimentaron antes de emprender su triunfal revolución de los años 50. Aquella esclavitud, como bien se sabe, estaba basada en salarios indecentemente bajos, racismo, sexismo y control policiaco y militar, una esclavitud como la que hoy es una plaga en tantos países de América Latina, región que el patriota cubano José Martí llamaba "nuestra América".

En Cuba no hay "desaparecidos", no hay encarcelamientos ni ejecuciones extrajudiciales, ni desempleo masivo, pobreza extrema, desnutrición o hambre, todo ello a pesar del ilegal bloqueo económico al que la isla y su pueblo están sometidos desde hace casi medio siglo, con inclusión de invasiones militares y del uso de armas bioquímicas para destruir vidas y cosechas.

Cuba no es la utopía, cierto. Pero, a diferencia de Estados Unidos, jamás ha afirmado que lo sea. Ofrece, con todos sus fracasos humanos, una alternativa social y política a la explotación y la degradación ecológica impuestas por el imperialismo estadunidense y su "globalización". El Indice Anual de Desarrollo Humano de la ONU ha colocado a esa república entre las naciones más avanzadas, con una tasa de mortalidad infantil más baja que la estadunidense, una expectativa de vida al nacer de 76.7 años y una tasa de alfabetismo adulto de 96.9 por ciento (2002).

En Cuba, a diferencia de Estados Unidos, casi todo el mundo egresa de preparatoria y es elegible para completar una educación universitaria... sin costo. Además, prácticamente no existe el analfabetismo funcional. De hecho, en términos de los indicadores de desarrollo humano como proporción del producto interno bruto, Cuba pone en vergüenza a Estados Unidos.

Además, la isla exporta médicos y maestros, no bombas y armamentos como Estados Unidos. Miles y miles de cubanos -médicos, maestros, dentistas, técnicos y trabajadores de todas las especialidades- practican la solidaridad humana en docenas de naciones, en formas de internacionalización sin precedente en la historia de la humanidad.

Cinco de esos cubanos escogieron defender a su patria y a otros pueblos amenazados por el terrorismo patrocinado por Washington, y reunieron información sobre los planes de la mafia de terroristas cubanos exiliados que opera desde Florida. Esos cinco cubanos, dos de ellos ciudadanos estadunidenses, fueron injustamente encarcelados con sentencias ridículamente largas después de un juicio en Miami donde los miembros del jurado no eran sus iguales, bajo acusaciones falsas de "conspirar" para cometer espionaje o asesinato, mientras los terroristas sobre los cuales recabaron información en Miami -gente como Orlando Bosch, considerado responsable por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de incontables actos terroristas y de la muerte de docenas de personas inocentes- continúan gozando de plena libertad y aparecen en público junto al presidente George W. Bush y otros criminales de guerra del gobierno de Washington, quienes los tratan como héroes.

En verdad, cuando uno dice "gobierno estadunidense" se escuchan los ecos de "genocidio", y cuando dice "Cuba" escucha sencillamente "dignidad".

* Doctor en filosofía por la Universidad de Stanford y profesor por Internet de la Universidad Estatal de Nueva York. Será uno de los dos jueces de la sociedad civil estadunidense que formarán parte del Tribunal Benito Juárez, de 15 miembros, el cual ventilará acusaciones de terrorismo estadunidense contra Cuba; el otro será Ramsey Clark, ex procurador general de Estados Unidos.

Traducción: Jorge Anaya

 
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