Usted está aquí: lunes 21 de marzo de 2005 Opinión DESDE EL OTRO LADO

DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Terrorismo, una excusa más

LA SEMANA PASADA el presidente Bush solicitó 81 mil millones de dólares más destinados principalmente a la guerra y la protección del país contra la amenaza terrorista. Casi inmediatamente, con el voto mayoritario de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, se le agregó una previsión para prohibir la expedición de licencias a cualquier migrante indocumentado.

NO DEBE SORPRENDER que detrás de la propuesta están los representantes republicanos Lamar Smith y James Sensebrenner, a quienes no parece gustar la idea de que los inmigrantes en general, pero particularmente los indocumentados, gocen de los mismos derechos que el resto de la población. Su argumento, en esta ocasión, es que es una medida para prevenir ataques terroristas similares a los de septiembre de 2001.

PARECE QUE QUIENES propusieron esa medida no se tomaron la molestia de revisar el reporte de la comisión que se integró para investigar los sucesos del 11 de septiembre, formada por 10 destacadas personalidades de los partidos Republicano y Demócrata. Ahí se da cuenta de cómo los terroristas, particularmente los que pilotearon las aeronaves, entraron al país con sus documentos en regla no una, sino varias veces. Más aún, en el capítulo 9, que contiene algunas sugerencias para prevenir otros ataques, dice que uno de los retos para la seguridad nacional es evitar que un reducido número de las más de 500 millones de personas que entran al país anualmente vivan sin ser identificadas.

SE HAN DADO las más variadas explicaciones para probar que un terrorista en potencia no necesita de ése ni algún otro documento para perpetrar una agresión contra Estados Unidos. Ademas de lo dicho en el reporte, diversas autoridades han expresado que una forma de tener un mejor registro de quienes viven en el país, independientemente de su condición migratoria, es mediante la expedición de un documento que, como la licencia de conducir, permita saber quiénes son y dónde están. Tal vez quienes votaron por la medida pudieran explicar más claramente cómo es posible que una persona con un documento de identificación sea más peligrosa para la seguridad del país que una que no lo tiene.

PERO TODA RAZON está de sobra cuando en el fondo lo que hay es una forma disfrazada de discriminación. Hay la creencia de que los derechos humanos están vedados a quienes no llegaron antes de 1620, año de la primera gran migración a la Nueva Inglaterra, que por cierto era de indocumentados.

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