Usted está aquí: lunes 21 de marzo de 2005 Opinión APRENDIENDO A MORIR

APRENDIENDO A MORIR

Hernán González G.

Terri Schiavo, esclava

EN FEBRERO PASADO, la Pontificia Academia para la Vida celebró en el Vaticano la asamblea Calidad de vida y tica de la salud, cuya orientación fue criticar a quienes sostienen que es lícito buscar la muerte cuando se ha perdido la calidad de vida. Dicha autoridad religiosa condena que se haga un absoluto de la calidad de vida, y califica este enfoque de "pretensión de divinizar la salud y plan para suprimir a débiles y defectuosos". El Vaticano defiende el valor básico de la vida en los enfermos graves y sostiene que la dignidad humana no admite grados. En la peor enfermedad física o mental "la vida de un ser humano está en manos del Creador".

POR CONMOVEDORA COINCIDENCIA, hace unos días el Vaticano elogió al cineasta y quinto evangelista, Mel Gibson, director de la redituable Pasión de Cristo, por salir en defensa de Terri Schiavo -mujer de 41 años, en estado vegetativo desde hace 15- y contra su marido, quien aduce que Terri le pidió que si llegaba a tal estado la ayudara a morir. Así, en piadosa mancuerna, el Vaticano y Gibson se unen para alegar que quitarle a Schiavo -esclava de un sistema deshumanizado- el tubo conectado a su estómago es eutanasia activa, un crimen, "puesto que la vida es de Dios".

ANTE TANTAS VOCES que pretenden meter mano en el terreno "sagrado", nuevamente la Iglesia se erige como defensora de la vida. Lo hace con acentos retóricos y dramáticos: nos hace repudiar la "filosofía utilitarista que suprime a los débiles y defectuosos", porque "retirar la nutrición y la hidratación es matar". En el caso de Schiavo, busca "salvar de una muerte cruel por inanición... a la que la justicia estadunidense ha condenado a morir de hambre y sed en menos de tres semanas, a petición de su marido".

POR ENESIMA VEZ la tesis del Vaticano no es científica, sino dogmática. Reitera un principio: "Dios es el dueño de la vida" y tuerce la realidad para que quepa dentro de aquél. Esos mismos que critican a quienes hacen de la calidad de vida un absoluto, imponen su principio como absoluto, aplicándolo a rajatabla, sin analizar casos concretos.

SI ALGO HAY cierto en la historia es que el poder, incluido el de la Iglesia, 100 mil veces ha decidido la muerte, propia y ajena, en casos de guerra, legítima defensa, cruzadas, conquistas evangelizadoras, pena de muerte, explotación... Pero a los hombres de la Iglesia su dogmatismo los condena a decir más de lo mismo en sus autocomplacientes congresos. Es casi una regla que el dogmático se torna fanático. Sin embargo, la revisión de paradigmas exige que pensemos, no que repitamos.

EN SU OPORTUNO y agudo libro La controversia de las eutanasias, el fondo oculto del debate, Mauro Rodríguez demuestra que tras la postura oficial de la Iglesia no está el heroico respeto a la vida, sino motivos filosóficos, teológicos y políticos que no se mencionan, pero que la ciudadanía debe conocer. Ya hablaremos de esta obligada, ubicadora lectura.

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