Usted está aquí: lunes 21 de marzo de 2005 Política El problema del agua en 10 datos

Iván Restrepo

El problema del agua en 10 datos

Mañana se celebra el Día Internacional del Agua. Con tal motivo, los gobiernos y diversos grupos de la sociedad dedicados a la defensa del ambiente y los recursos naturales seguramente realizarán actos en los que hablarán de los problemas que afectan a un elemento básico para la vida en la tierra. La celebración debe servir en México para evaluar el alcance de los programas oficiales destinados a utilizar racionalmente el líquido y conservarlo. Ante la falta de un balance gubernamental de los programas anunciados este sexenio sobre dicho recurso (destacadamente la Cruzada por el Agua y el Bosque), ofrezco 10 datos que ilustran lo que ocurre con el agua en el país.

1. Todavía 12 millones de personas carecen de agua potable. Viven especialmente en las áreas rurales y las marginales de las áreas urbanas.

2. Otros 90 millones de mexicanos supuestamente reciben agua limpia, pues buena parte de las plantas purificadoras no funcionan adecuadamente en diversas ciudades o el líquido se contamina en las redes de conducción, las cisternas y los tinacos de almacenamiento.

3. El agua de la red se desperdicia en todas las ciudades. Las cifras más recientes sobre el tema se refieren a la ciudad de Puebla, donde se pierde 35 por ciento del agua de la red. Es una cifra muy parecida a la que registran los sistemas de distribución del valle de México, Toluca, Guadalajara, Tijuana, Veracruz, Monterrey o León. Hay necesidad de modernizar la red de conducción, pero, alegan las autoridades, hacen faltan recursos.

4. Virtualmente todos los acuíferos están sobrexplotados. El más notorio es el del valle de México, donde se extrae del subsuelo más agua que la que se recarga. Entre otros absurdos, para alimentar los acuíferos se capta apenas una parte muy pequeña de la abundante lluvia que cae cada año.

5. Las 300 cuencas hidrográficas del país tienen algún grado de contaminación. Casos extremos: el Coatzacoalcos, el Blanco, el Pánuco, el Atoyac, el Balsas, el Lerma-Chapala-Santiago. Esa contaminación se debe a que ni las ciudades ni la industria cumplen con la norma vigente que obliga a limpiar las aguas que envían a las cuencas. Apenas se trata menos de 10 por ciento del agua utilizada.

6. Se calcula que más de la mitad de las presas del país están azolvadas y en unos cuantos años más no podrán cumplir su tarea de generar energía e irrigar millones de hectáreas agrícolas.

7. En el agro se desperdicia la mitad del agua destinada al riego por obsolescencia de los sistemas de conducción y mala administración del recurso. Si se evitara esa pérdida, México sería una megapotencia agropecuaria.

8. Las tarifas por consumo de agua no son las adecuadas. En promedio, el usuario paga apenas una décima parte de lo que en realidad cuesta el servicio. Además las tarifas son injustas, pues los más pobres son los que más pagan por el líquido. Actualizar las tarifas es un tema que todos los funcionarios y hasta los legisladores locales, estatales y federales reconocen inaplazable. Pero ninguno se atreve a modificarlas para reducir un subsidio injusto porque pesa más obtener votos en las elecciones.

9. Nuestros lagos también se encuentran en grave crisis. Sobresale lo que sucede en los de Chapala, Pátzcuaro y Cuitzeo.

10. El agua se ha convertido en bien privado, en negocio. Como la gente sabe que el agua de la llave no es potable, compra agua embotellada para beber y preparar los alimentos. En las tiendas, un litro de agua vale más que uno de leche. Vender agua es próspero negocio en todo el país.

La falta de espacio me impide incluir más datos sobre el mal uso del agua y los desajustes económicos, sociales y ambientales que nos esperan si permitimos que siga la desidia oficial y la ciudadanía no exige al gobernante en turno hacer realidad lo que promete. El presidente Vicente Fox dijo al inicio de su mandato que entregaría un país con menos problemas de agua, pues este recurso era asunto de seguridad nacional y por eso sería prioritario conservarla y usarla racionalmente. La realidad muestra lo contrario.

 
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