Usted está aquí: lunes 21 de marzo de 2005 Sociedad y Justicia Los países árabes han aprendido a vivir con menos agua de la necesaria

La recomendación internacional es de mil metros cúbicos por persona

Los países árabes han aprendido a vivir con menos agua de la necesaria

DPA

El Cairo, 20 de marzo. En el mundo árabe, cada vez que el tema del agua aparece, acecha el fantasma de la guerra. En los países estériles, desérticos, con tradición guerrera, esto es poco sorprendente.

El tema de la "guerra por el agua", en una región del mundo donde más de 50 millones de personas no tienen acceso diario a este bien, es discutido con frecuencia. Lo que actualmente es sorprendente, dicen algunos, es que hasta ahora nunca ha estallado una guerra por agua.

"La idea básica detrás de las guerras por el agua es que la escasez conduce a la guerra", dice Sharif Elmusa, de la Universidad Americana en El Cairo. "Pero hay muchos factores que intervienen entre escasez y guerra."

Desacuerdos en el pasado entre países que fueron obligados a compartir valiosas cuencas hídricas lograron generalmente ser contenidos antes de explorar.

"Las condiciones para una guerra simplemente no están allí", dice Elmusa, quien señala que este tenso equilibrio se debe a la insuficiente fuerza militar y a la falta de voluntad para lanzar un ataque.

Elmusa añade que el desacuerdo en torno a los recursos hídricos compartidos puede ser actualmente un incentivo para una mejor gestión. Una situación semejante "obliga a los países a mostrar que son responsables y a no derrochar agua", señala.

Las "guerras por el agua" están confinadas al ámbito doméstico. Muchos analistas temen una grave crisis por el líquido en muchos países árabes.

Unas 22 naciones de la región se conforman con un abastecimiento de agua menor al nivel recomendado internacionalmente, que es de mil metros cúbicos por persona.

Con el rápido crecimiento de la población, que se agrega a las cargas existentes, los responsables de las políticas sobre el tema en Medio Oriente deben tomar decisiones inteligentes para garantizar el abastecimiento de agua.

A menos que los países árabes adopten "acciones extensivas", la situación va a empeorar dramáticamente en una década, según Khaled Abou Zeid, miembro del Consejo Arabe del Agua, organización no gubernamental.

Los gobiernos deben dar pasos para incrementar y manejar mejor el suministro de agua, mediante técnicas como la desalinización y la recolección de agua de lluvia, además de extender el abastecimiento a áreas que actualmente carecen de este recurso.

Superar el problema, dice Abou Zeid, requiere una combinación: "poner al agua en la agenda política, especialmente en la asignación presupuestaria", e "incrementar la conciencia pública sobre la conservación del líquido".

Incrementar precios no es la solución

Durante la década pasada, varios países comenzaron a criticar la industria, la agricultura orientada a la exportación y las actividades turísticas por el desmedido uso de agua.

El sector privado también tomó medidas. Los sitios turísticos construyeron sus propias plantas de desalinización y las granjas en gran escala realizaron sus propias perforaciones para buscarla.

Algunos conservacionistas propusieron incrementar precios, bajo el argumento de que costos más altos promoverían un uso más eficiente.

Sin embargo, el aumento de los precios no es una opción popular cuando afecta el consumo doméstico y la agricultura de subsistencia, sobre todo en un momento en que muchos países árabes recortan otros beneficios.

"El gobierno subsidia el servicio porque es un derecho humano tener acceso al agua", dijo Radwan el-Weshah de UNESCO. "Si no fuera subsidiado, las personas más pobres y las comunidades más necesitadas no tendrían acceso", añadió.

Los altos precios del agua pueden generar un incremento en la urbanización y desertificación de la tierra, argumenta El Weshah. Otros analistas están de acuerdo en que un incremento no resolverá el problema.

"El tema del precio por sí solo no reducirá el consumo de agua", dice Mohammed Bazza, alto funcionario del área de irrigación y recursos hídricos de la Organización de la ONU para Agricultura y la Alimentación (FAO).

La ventaja de los países petroleros

Por su parte, las naciones árabes que son ricas en petróleo están en una posición ventajosa cuando se trata del suministro hídrico, debido a que pueden pagar costosas plantas de desalinización y obviar el tema de la necesidad del agua.

"Algunos países ricos pueden arreglárselas sin agua porque pueden importarla", explicó Bazza.

"El problema se presenta con países pobres, como Yemen y Djibutí, que no tienen suficiente agua para producir los alimentos que necesitan o el suficiente dinero para importarlos", añadió.

Los analistas coinciden en que a pesar de que muchos países registran progresos en el manejo y desarrollo de recursos hídricos, la demanda está creciendo de manera más rápida de la que pueden hacer frente.

"Gran cantidad de áreas están ahora en medio de una crisis", dijo Bazza, luego de ser consultado en torno a si los países árabes enfrentarán en el futuro dificultades con el líquido.

"La crisis llegó tan lentamente que las personas ya están viviendo en ella y se están acomodando" a la situación.

 
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