Usted está aquí: martes 22 de marzo de 2005 Cultura Conjunción de lo sagrado y lo profano en la Ciudad de los Dioses

La zona arqueológica de Teotihuacán recibió un millón de visitantes

Conjunción de lo sagrado y lo profano en la Ciudad de los Dioses

Ritos prehispánicos, rezos y por supuesto el comercio, entre las actividades predominantes

Más de 2 mil 100 policías se encargaron del amplio dispositivo de seguridad

JAVIER SALINAS CESAREO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Las pir�des de Teotihuac� espacio para los cuerpos en b�da de la energ�solar FOTO Guillermo Sologuren

Teotihuacan, Mex., 21 de marzo. La Ciudad de los Dioses, Teotihuacán, se vistió hoy de blanco. Ríos de personas colmaron la zona arqueológica en un ambiente en el que se conjuntaron ritos prehispánicos, ceremonias, cantos, rezos religiosos y, por supuesto, la venta de todo género de artículos.

Por lo menos un millón de visitantes acudieron a las pirámides a cargarse de la energía solar.

Y no obstante que fue el domingo a las 6:34 horas cuando tuvo lugar el equinoccio de primavera, este lunes el sitio prehispánico recibió la mayor afluencia de visitantes.

Justo al medio día, cuando el sol caía a plomo y sin ninguna nube que lo obstaculizara, miles de personas en lo alto y al pie de la Pirámide del Sol, se unieron para el tradicional ritual; mientras el olor a copal, incienso, pirul, romero y ruda se extendía por el lugar.

Alzaron sus manos con la intención de captar los rayos del sol, seguido de prolongados aplausos; pero algunos otros oraban pidiendo por una mejora en su vida. Lo mismo ocurrió en la Pirámide de la Luna.

La fila de las limpias

Desde temprano, los visitantes comenzaron a llenar la zona arqueológica y no dudaron en esperar hasta tres horas para poder ascender, ya sea a lo alto de la Pirámide del Sol o a su segunda escalinata como sucedió poco antes del medio día.

Por la multitud que se congregó, los encargados del dispositivo de seguridad tuvieron que permitir al público colocarse en los alrededores de la segunda plataforma piramidal y sólo llegar hasta ahí.

Pero los primeros en subir fueron los que había pernoctado un día antes, en su mayoría jóvenes. Algunos con la desvelada y la resaca sufrieron de insolación.

Carlos Guzmán, con sus dos pequeños hijos, Alfredo y Raúl, originario de Apan, Hidalgo, aprovechó el comienzo de las vacaciones para acudir por primera vez a las pirámides.

Con su banda de color rojo en la frente y vestidos de blanco recibían, de parte de doña Telma, una limpia, con todo y loción, por sólo 10 pesos.

Las había también de a 20 pesos, pero más especiales, ello a pesar de que autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) habían anunciado que prohibiría la realización de limpias.

En la fila de las limpias también estaba un grupo de jóvenes del Distrito Federal y Patricia Olmedo, de unos 60 años, de Iztapalapa comentaba que buscaba aminorar sus males de la presión arterial.

La romería y la venta estuvieron en su apogeo, pues afuera de la zona arqueológica eran la barbacoa, los tacos, los recuerdos, el agua, las fritangas, principalmente.

Adentro, las artesanías como flechas, máscaras teotihuacanas o amuletos, perfumes, listones, cuarzos, monedas y hasta cobijas con figuras prehispánicas.

Saldo blanco

En la plaza principal, frente a la Pirámide del Sol estaban los católicos, del Centro Espiritualista Casa de la Divina Providencia entonando sus cantos:

''No hay Dios tan grande como tú (...) No hay Dios que haga maravillas como las que haces tú."

A unos metros, no dejaban de sonar los caracoles, los tambores y las flautas de los grupos de danzantes. Los calpullis que sobresalían eran el de Yaotecamel Ollin Toltitlan, Xolapan e Insignias Aztecas, que alrededor de la ofrenda a la Coatlicue ofrecían sus danzas.

Pero también había un grupo de danzantes, integrado exclusivamente por mujeres, estudiantes de la Preparatoria de San Pedro, del municipio mexiquense de Villa Nicolás Romero.

Aquí, donde los hombres se convierten en Dioses, se mezclan los ritos y ceremonias prehispánicas con los actos religiosos y esotéricos. Aquí lo sagrado y lo profano se conjuntan.

En el interior y en el exterior de la zona arqueológica se contó con amplio dispositivo de vigilancia y seguridad, con la participación de más de dos mil 100 policías, elementos de protección civil, personal sanitario, del INAH y de la Cruz Roja.

Aunque no faltaron los incidentes: de tránsito en la autopista México-Pirámides, de abuso en los precios de comida, antojitos o estacionamientos o los desmayos de personas por insolación.

Pero al final fue un saldo blanco, informó el director de la zona arqueológica de Teotihuacán, Arturo Zárate.

 
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