Usted está aquí: miércoles 23 de marzo de 2005 Política Rx: bien morir

Arnoldo Kraus

Rx: bien morir

A diferencia del nombre, especialidad, teléfono, dirección y registro profesional y sanitario, las recetas médicas no tienen inscrita la leyenda Rx. Rx significa, según los diccionarios, "tomar". Tomar el o los medicamentos que a continuación se anotan. Significa también, según me dijo hace muchos años un viejo médico, "que Dios quiera", es decir, que el enfermo tenga suerte y que la prescripción del galeno surta efecto.

Confieso que no he logrado comprobar si es cierto o no lo que me dijo ese viejo maestro. A pesar de ser "patológicamente incrédulo", he hecho mía esa sentencia. Cuando tengo la oportunidad comento que la receta consta de dos partes. Rx es el puño del doctor y su deseo de ayudar. Los medicamentos representan la ciencia y la inteligencia de muchos investigadores. Magnífica combinación.

Las Rx, cuando prescriben analgésicos, antibióticos o antidepresivos son fáciles de llenar. Cuando la receta debe contener muchas dosis de acompañamiento para pacientes terminales, la Rx suele claudicar. Claudica porque tanto médicos como pacientes somos como avestruces: tenemos la pésima costumbre de huir de las sensaciones desagradables. La muerte es uno de esos tabúes. Médicos e individuos, sanos o enfermos, intentamos lidiar con la muerte no pensando en ella. Desoímos los sabios consejos de Montaigne, quien sugería que debe cavilarse "todo el tiempo" acerca de la propia muerte.

Rx, bien morir, parece un inmenso despropósito. Rx, bien morir, es tema que poco o nada se trata en las escuelas de medicina y del cual, la mayoría de los galenos, hacen caso omiso; no opinan ni participan. Quizá por eso la prensa se regodea cuando se publican algunas noticias médicas acerca de enfermos terminales. Los recientes affaires Schiavo y hospital Severo Ochoa de Leganés ilustran la magnitud del problema.

El primero "se vive" actualmente en Estados Unidos y se refiere a Terri Schiavo, quien lleva 15 años en coma: el marido quiere desconectarla y los padres, religiosos fervientes, se oponen a que se le permita morir. El segundo se lleva a cabo en España. Una denuncia anónima, que aseveraba que en el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa se administraban calmantes en altas dosis para acabar con la vida de enfermos terminales, fue suficiente para destituir al jefe de ese servicio. Tanto el caso Schiavo como lo que supuestamente sucede en el hospital español muestran la urgencia de entender el significado del Rx, bien morir.

Rx, bien morir, tiene muchas caras. Hoy sabemos, tras la experiencia en Oregon, Estados Unidos, y en Holanda, que son cuatro las razones por las que algunos enfermos o sus familiares comprenden que Rx, bien morir, es magnífica pócima. Las enumero: 1) Pérdida de la autonomía. 2) Pérdida del control de las funciones corporales. 3) Incapacidad para gozar la vida. 4) Prolongación del proceso de morir. Gracias a los cuidados paliativos ni el dolor ni la depresión son hoy factores primordiales para que algunos pacientes desistan continuar tratamientos inútiles.

Algunos doctores dicen "se murió el paciente". Otros comentan "se me murió mi paciente". Los primeros consideran que el fallecimiento no es el culmen de la actuación médica; los segundos saben que acompañar al enfermo en su proceso de morir es, junto con el nacimiento, la máxima obligación médica. La diferencia entre uno y otro es el compromiso que se adquiere con el enfermo y la comprensión del fenómeno de la muerte.

Rx, bien morir, es una forma que permite responder algunas cuestiones: ¿Qué hacer cuándo la mejor solución para el enfermo es fallecer? O bien, ¿qué hacer cuando familiares y médicos saben que lo único que hacen cuando hacen "algo" o cuando hacen "demasiado" no es prolongar la vida, sino prolongar la muerte?

Después de muchos años de haber llenado recetas, entiendo que la Rx no se graba en la imprenta porque significa el compromiso "profundo" del doctor con sus enfermos. Rx, bien morir, debe ser corolario de una buena, comprometida, secular, sensible, moderna, humana e inteligente práctica médica.

 
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