Usted está aquí: sábado 26 de marzo de 2005 Política Sexoservidoras, propietarias de tienda de condones de a peso

Diez años de labor de la Brigada Callejera en La Merced

Sexoservidoras, propietarias de tienda de condones de a peso

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Unos minutos después de las cuatro de la tarde y empiezan a llegar. Algunas solas, otras en grupos de dos o tres. Saludan y se sientan a esperar su turno. Es el inicio de la jornada vespertina en el consultorio médico de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez que, como todos los martes y jueves, abre sus puertas a las trabajadoras sexuales de La Merced, con quienes la agrupación ha trabajado durante los pasados 10 años para ayudarlas a recuperar su dignidad como seres humanos.

Elvira Madrid y Jaime Montejo, fundadores y principales activistas de la organización, están convencidos de que es posible erradicar las causas que generan el sexo comercial como única estrategia de sobrevivencia, y que, en cambio, las mujeres que lo practican pueden valerse por sí mismas y superar los obstáculos culturales que les impiden decidir sobre su propia vida y, entre otros, prevenir la transmisión del VIH/sida.

Llegaron a la zona de La Merced como estudiantes, con la idea de hacer un trabajo de investigación sobre el sexoservicio, pero "de inmediato nos dimos cuenta que no podíamos quedarnos sólo con eso, porque las muchachas, muy jóvenes varias de ellas, vivían completamente marginadas de todo, víctimas de los hombres que las obligaban a trabajar en la calle, que les quitaban su dinero y en muchas ocasiones, hasta a sus hijos".

Entre los puestos del comercio ambulante, en las esquinas de cada calle y en las entradas de los negocios establecidos. A todas horas se les encuentra. Por eso, recuerda Elvira, "no fue difícil ubicarlas. Lo duro vino cuando nos metimos más y empezamos a ver, por ejemplo, que no sólo carecían de educación, sino que ni siquiera sabían leer ni escribir, o que contra lo que comúnmente se piensa, no son unas expertas en la cama, y que tampoco se protegían de las enfermedades, principalmente el sida".

Así empezó la Brigada Callejera. Primero convenciendo a las mujeres de que debían proteger su salud con el uso del condón, pero "era muy difícil. Les vendían a cinco pesos cada condón, tenían que pagar 15 pesos más a la mujer o al hombre que las obligaba a estar en la calle, por lo que preferían no gastar en eso", y luego "nos dimos cuenta que los preservativos que les vendían en los hoteles habían caducado o eran de mala calidad", explica Elvira.

Una vez que tuvieron la confianza de las mujeres, Elvira y Jaime consiguieron que el entonces Consejo Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Conasida) donara los condones. "Regálabamos 60 mil preservativos cada mes".

Desde el principio, la Brigada Callejera ha ido en contra de la corriente. Por cada paso que han dado, antes han tenido que sortear diversos obstáculos. "Descubrimos que las muchachas eran obligadas a comprar una credencial que a la vez les servía como permiso para estar en la calle". En ese entonces la extorsión venía de Conasida y los centros de salud. Lo denunciaron y como respuesta obtuvieron el recorte en el número de condones. La dotación bajó de 60 mil a tres mil 600 piezas.

"Lo que tanto trabajo nos había costado estuvo a punto de irse a la basura" comenta Elvira y enseguida relata el principio de lo que ahora es el único proyecto de mercadeo social de condones en México.

A finales de 1995 inició la comercialización de los condones "Encanto" con el rojo y negro como colores distintivos, y como el principal objetivo es que las trabajadoras sexuales se protejan, los preservativos tienen desde entonces, un costo de un peso.

Actualmente, la distribución del preservativo es de alcance nacional. Las mismas trabajadoras sexuales -alrededor de 300- son las promotoras del cuidado de la salud y nueve de ellas, inclusive, son las propietarias de las condonerías que la Brigada ha abierto en los últimos tres años en el Distrito Federal, estado de México, Querétaro, Veracruz, Jalisco, Michoacán y Puebla.

A partir de los talleres y cursos impartidos a las mujeres de La Merced, la Brigada Callejera también cuenta entre sus logros, la organización de las trabajadoras sexuales y la constitución de la Red Mexicana de Trabajo Sexual en 1998. A la fecha participan 28 agrupaciones con una afiliación de más de cinco mil mujeres, también de diversas entidades federativas.

En estos años, Elvira y Jaime han acompañado a las trabajadoras sexuales para que tengan una vida digna, incluso en la calle, así como para que se decidan por otra opción, ajena a la prostitución.

Ahora, a 10 años de haberse constituido como asociación civil, los fundadores de la Brigada Callejera afirman que todavía "falta mucho por hacer". En estos días inauguran una clínica-hospital en la colonia Valle Gómez, y entre sus metas está lograr el reconocimiento legal del trabajo sexual entre los empleos no asalariados, lo cual les daría derecho a tener los beneficios que el resto de los trabajadores del país.

 
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