Usted está aquí: miércoles 30 de marzo de 2005 Espectáculos Guzmán: Salvador Allende debe ser reivindicado por su modernidad

En documental, el cineasta chileno relata la historia e ideales del presidente socialista

Guzmán: Salvador Allende debe ser reivindicado por su modernidad

No es un panfleto; los hechos que se observan en la película hablan por sí mismos, afirma

La cinta, estrenada en el Festival Cannes, será proyectada en la Muestra Internacional de Cine

JUAN JOSE OLIVARES

Ampliar la imagen Su figura devuelve frescura a la pol�ca, afirma Patricio Guzm�FOTO Cortes�de la Cineteca

"Salvador Allende es un hombre que hay que reivindicar por su modernidad; no es un personaje del pasado, es alguien que propuso mejorar las cosas para vivir en una sociedad más equitativa. Denunció el papel de las trasnacionales, que se han adueñado del control político del mundo, propuso reformas graduales sin pasar por guerra civil, fue una figura de coyuntura que unió la política y el sueño, la utopía y la política", comenta en entrevista el cineasta chileno Patricio Guzmán, autor del documental Salvador Allende, estrenado en la selección oficial fuera de competencia del pasado Festival de Cannes, y que ahora será exhibido dentro de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, que empezará el primero de abril.

Patricio Guzmán, quien hace tres años estrenó el documental El caso Pinochet, en la sección paralela a la Semana de la Crítica, también en Cannes, ha plasmado la realidad político-social chilena desde antes del golpe de Estado de Augusto Pinochet, en 1973, cuando filmó la trilogía La batalla de Chile, exhibida en 31 países y considerada uno de las 10 mejores películas políticas de todos los tiempos.

El tema, en otros títulos

Guzmán había tratado el tema de Allende sólo de forma circundante en otros filmes, porque "era difícil hacer una película sobre un personaje tan complejo; me daba miedo y lo iba aplazando. Y ahora me interesaba más el personaje que la película. Durante un tiempo cargué un guión conmigo, pero no resolvía rodar. Jacques Bidou, el productor, me estimuló a hacerlo. Por eso ésta es una película personal, son recuerdos y con ellos cuento una historia. No es una biografía clásica, hay muchas más cosas que se pueden decir de Allende, pero creo que digo las que más van a llegar al público".

-¿Se mitificó la figura de Allende?

-Constatando la universalidad de la cinta y del personaje, cuento los recuerdos más emotivos en la vida de este hombre ejemplar, que hay que reivindicar por su modernidad. Inglaterra, Alemania, Francia, Italia y Suecia le recuerdan como un gran personaje. En medio de una crisis política (en algunos países esa palabra significa mentira y corrupción), su figura viene a devolver frescura a la política.

Durante el efímero periodo de gobierno de Allende, Patricio Guzmán, nacido en 1941 en Santiago de Chile, filmó La batalla de Chile. Después del golpe de Estado, sufrió encarcelamiento. A finales de 1973 pudo abandonar el país y se llevó consigo todo el material filmado. Entre 1974 y 1979 vivió en Cuba, donde realizó el montaje de las tres partes del filme mencionado. En 1978 Guzmán concluyó los libros La batalla de Chile y El cine contra el fascismo. Entre 1980 y 1982 realizó La rosa de los vientos, su única película de ficción. En 86 regresó a Chile, aún bajo la dictadura de Pinochet, para filmar las actividades de la Iglesia católica en favor de los derechos humanos. Ahora, con imágenes de archivo y entrevistas a testigos de todos los sectores, presenta la historia de Allende, su carrera política, su elección a la presidencia, las esperanzas del Chile de entonces, y las tensiones que precedieron al golpe de Estado.

"Si vas al panfleto no consigues nada; nunca lo he hecho, no señalo con el dedo a ninguna persona, porque las películas hablan por sí mismas, los acontecimientos ponen donde están los buenos y los malos. Más que acumular información, debe hacerse algo emocional. Si acumulas mucha información es más bien un texto para ser publicado como ensayo y el documental es cine", comenta el egresado del Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Chile y de la Escuela Oficial de Madrid.

El realizador reitera: "De Allende se ha dicho todo lo peor y no se ha ensalzado ninguna virtud. Se trata de decir que es uno de los más grandes hombres públicos de Chile, y hay que seguir batallando con películas o con lo que sea para restablecer la verdad. Afuera hablan de Allende como la gran figura y en Chile no, y eso habla muy mal de mi país, de la misma manera en que no dicen cómo asaltaron su casa, robaron la ropa interior de él y de su esposa. Mientras esa gente no muera (los que perpetraron el golpe de Estado) no vamos a poder vivir en una sociedad tolerante. Chile es bonito, pero los contratos son precarios, la universidad es cara, si te da cáncer no tienes dónde hacerte análisis, la calidad de vida es mala".

Falta mucho por hacer

-¿Ha regresado la justicia a Chile o usted hace una justicia cinematográfica?

-El presidente Lagos es un hombre culto, profesor universitario, no tengo ninguna observación específica hacia él. Por ejemplo, me parece un hecho hermoso que los familiares de los desaparecidos sean tratados como grandes personas, pero hay otras que lucharon por mantener la democracia y que son considerados terroristas, hay muchos presos políticos que deberían ser perdonados. Si no hay buenos empleos es que el gobierno ha hecho la mitad de lo que debería.

No obstante, reconoce que Chile ha cambiado, "los tiempos son otros, pero si Allende viviera ahora podría hacer mucho más. Aun así, cuando vas a las librerías de Santiago tomas los libros de historia y buscas: Unidad Popular Allende, sólo hay 12 o cuatro líneas, pero sí buscas: 'proceso de un presidente marxista que expropió empresas trasnacionales', hay mucho. Que los libros digan que los militares restauraron el orden y la civilidad es una patraña. No es responsable enseñar eso a los niños. Los gobiernos de Lagos y Frei se comprometieron en Londres juzgar a Pinochet en Chile. Londres lo dejó ir y hoy día está instalado en su casa, aunque es un viejo que ya no tiene influencias, es un símbolo al que no se le pueden perdonar los crímenes de Estado".

Dos amenazas de fusilamiento

-¿Usted padeció la represión de aquellos años?

-La proximidad de la muerte es un trauma muy grande, te sientes inerme frente a los militares. Me amenazaron dos veces con fusilarme. Pero a mí me tomaron preso no porque hiciera una cinta contra ellos. Fue por una vecina, una señora de buena familia que dijo: 'Tomen preso a ese chico de abajo porque seguro hay algo raro', porque veían salir y entrar a gente de mi casa, y porque teníamos barba y el pelo largo. Ese es fascismo corriente.

-¿Es más fácil ser documentalista en la actualidad?

-El cine documental y el de ficción son ramas separadas, los dos utilizan la misma dramaturgia en algunos de los aspectos, pero son terrenos separados. En el documental tú no pagas a los entrevistados. La ficción, en cambio, asalaria a los actores y tiene una estructura vertical militar de una empresa que tiene como propósito hacer un producto. La gente cree a veces más a una ficción que a un documental, porque la construcción gramática del cine es tan perfecta que te crees lo que ves.

Sin embargo, "el cine documental ha ganado mucho en los recientes 10 años. Los primero que se ganó con el documental fue la subjetividad, y segundo, aprendimos a contar mejor las historias.".

Guzmán terminará una cinta sobre Julio Verne para la televisión y pretende regresar a Chile "para que me cuenten por qué tienen razón, por qué dicen que el país es tan bueno, quiero filmarlo".

 
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