Usted está aquí: miércoles 30 de marzo de 2005 Opinión Cumbre de Guayana contra la visión unipolar de EU

Editorial

Cumbre de Guayana contra la visión unipolar de EU

El martes concluyó en Ciudad Guayana, sur de Venezuela, una inédita e histórica cumbre entre los jefes de Estado de España, Brasil, Colombia y el anfitrión, Venezuela. Los mandatarios acordaron establecer pactos de cooperación en distintas áreas, entre las cuales destacan seguridad, comercio, comunicaciones y energía. Sin embargo, el aspecto más relevante de esta cita, la cual constituye un logro diplomático para el gobierno del presidente Hugo Chávez, es que los cuatro países han llegado a coincidencias importantes respecto a su papel en la política internacional, de tal suerte que incluso hablaron de impulsar un mapa geopolítico caracterizado por la multilateralidad, visión del mundo que choca directamente con las aspiraciones hegemónicas de Washington.

Los presidentes Chávez; Luiz Inacio Lula da Silva, de Brasil; Alvaro Uribe, de Colombia, y José Luis Rodríguez Zapatero, de España, se comprometieron a conformar la semilla de una nueva alianza iberoamericana en la que se privilegiarán los temas sociales y el combate a la pobreza como factores esenciales para la estabilidad de la región. Así, los cuatro mandatarios acordaron luchar contra el hambre. Además, Venezuela, Brasil y Colombia alcanzaron acuerdos concretos en materia de política, economía, energía, comunicaciones ­que incluye proyectos como Petroamérica, Petrosur, Petrocaribe y Telesur­ y seguridad, sobre todo el combate al narcotráfico y al terrorismo.

En ese contexto, España busca incorporarse a la región. Un ejemplo sería el convenio mediante el cual el gobierno español le venderá a Venezuela 10 aviones y 10 barcos militares para seguridad interna, operación por más de mil 682 millones de dólares que fue bien vista por los vecinos de Venezuela, en especial Colombia. Para Rodríguez Zapatero, implica revivir la industria de astilleros de su país. Pero para Chávez constituye una victoria diplomática ante Estados Unidos, que lo ha criticado fuertemente en los últimos meses por su decisión de adquirir armas de Rusia y lo ha acusado de impulsar una carrera armamentista en la zona. Es más, en su argumentación, Washington sostiene que las compras venezolanas de armas podrían afectar negativamente a Colombia, agobiada por las guerrillas, el narco y los paramilitares de ultraderecha. Sin embargo, el mismo presidente Uribe desmintió las denuncias de Estados Unidos al afirmar que el armamento español ayudará a la estabilidad de Colombia, declaración que parece poner punto final a los recientes desacuerdos entre Caracas y Bogotá.

Pero ésta no es la única victoria de Chávez, pues de alguna manera la presencia de sus tres invitados es un aval a su vigorosa política exterior. Cabe recordar que el presidente venezolano ha suscrito convenios de colaboración con China, Libia, Irán y Cuba ­estos dos últimos parte del llamado eje del mal­, naciones que están en la mira de la Casa Blanca. De hecho, una lectura de la cumbre de Guayana es que estos países tienen la suficiente fuerza para no dejarse influenciar por el gobierno de George W. Bush y son capaces de adoptar decisiones soberanas que sobrepasan los intereses estadunidenses.

El caso de España es ilustrativo: durante la presidencia de José María Aznar nunca se atrevió a disentir de Washington, y menos aún en cuestiones relacionadas con América Latina, considerada por el gobierno estadunidense su zona exclusiva de influencia. En constraste, Rodríguez Zapatero ha dejado en claro que una de sus prioridades en política exterior es estrechar lazos con toda Latinoamérica sin excepciones. Estamos, pues, ante el embrión de una nueva forma de integración bajo un modelo de multilateralidad que hace caso omiso de los intereses unipolares de Estados Unidos.

 
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