Usted está aquí: viernes 1 de abril de 2005 Política Diego Fernández dio por muerto al Papa a las cuatro de la tarde

Asombro, confusión y pesar en el Senado por el apresurado anuncio del panista

Diego Fernández dio por muerto al Papa a las cuatro de la tarde

ANDREA BECERRIL

Cinco minutos después de las cuatro de la tarde, desde la presidencia de la mesa directiva del Senado, Diego Fernández de Cevallos informó al pleno que había confirmado "el fallecimiento" del papa Juan Pablo II y ordenó guardar un minuto de silencio "por el pastor espiritual de los católicos del mundo".

Doce minutos después de que expresó "al mundo el pésame del Senado mexicano", debió rectificar. Recurrió a una frase que utiliza mucho: "Es de humanos errar". Ofreció una disculpa ya que, dijo, "el Papa está agonizando, pero no ha muerto".

Sin embargo, su apresuramiento sorprendió a la mayoría de los 69 senadores que a esa hora permanecían aún en el recinto de Xicoténcatl. La panista Cecilia Romero empezó a llorar desconsolada y una vez que concluyó el minuto, abandonó de prisa la sesión. Filomena Margáiz y María Esther Ferrer, también legisladoras del PAN, no ocultaban tampoco las lágrimas. El priísta Erick Rubio se santiguó y comenzó a rezar en su escaño.

Pero no todos dieron por cierto el anuncio del presidente de la mesa directiva. La senadora priísta Martha Tamayo comentó a su compañera Dulce María Sauri: "O lo consultó con Gobernación o ya la regó". Y obviamente Fernández de Cevallos no lo había consultado, y a las 16:17 horas, 12 minutos después de que dio por muerto al Papa tuvo que rectificar. Argumentó que pidió a tres de sus colaboradores verificar y rectificar la información, "para no adelantar con algo que implicara un equívoco".

El coordinador de los senadores del PRD, Jesús Ortega, señaló que la responsabilidad de esa "lamentable confusión" debe recaer exclusivamente en Fernández de Cevallos, quien llegó muy tarde a la sesión -casi cuatro horas después de que se inició- y sin consultar a los coordinadores parlamentarios, "en una actitud autoritaria y prepotente típica de él, decidió que se rindiera un minuto de silencio por el Papa, sin estar cierto de que hubiera fallecido".

Fernández de Cevallos tomó la decisión después de haberse confrontado con senadores del PRI, especialmente con Humberto Roque Villanueva, quien le exigió que respetara el reglamento, toda vez que el panista maniobró para evitar que una propuesta de Laura Alicia Garza Galindo -en torno a citar a comparecer al canciller y a los secretarios de Gobernación y la Defensa Nacional- se discutiera ayer mismo. Luego, cuando uno de sus asesores, Francisco Javier Camarena -que además es su compadre-, le aseguró que el Papa había muerto, Fernández de Cevallos lo dio por cierto. Al concluir la sesión, la ironía de muchos senadores salió a relucir: "Quién le iba a decir a Diego que él, que es tan católico, mató a su líder espiritual".

 
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