Imposiciones de la moda

Tacones altos: tributo al fetichismo masculino que se paga con la salud

* Ocasionan juanetes y problemas de columna
* “Buena presentación” es sinónimo de tacón alto

María Esther Espinosa Calderón

Los hay de diferentes modelos e infinidad de marcas, de diversas alturas, adornados con piedras preciosas o de fantasía, de piel o de material sintético. Estrechos, anchos, de plataforma, fabricados para todos los gustos, los zapatos de tacón encierran un simbolismo erótico y a la vez son parte de los estereotipos de “feminidad” que se le han impuesto a las mujeres, y un peligro para su salud.

Dicen que los tacones realzan la belleza y elegancia de las piernas femeninas o como canta la banda popular: “con zapatos de tacón las nenas se ven mejor que con zapatos de piso”. Posiblemente por eso los usan las sexoservidoras a las que se les ha llamado “las del tacón dorado”. También los usó la Penélope de Joan Manuel Serrat en la eterna espera del retorno del amante: “con sus zapatitos de tacón, sentada en la estación”. Las que modelan trajes de baño se equilibran en las pasarelas sobre zapatos con tacón de aguja, aunque en la arena no se usen, y las artistas porno se desprenden de todas sus prendas menos de sus vistosos y altos tacones.

Las mujeres los llevan puestos sin importarles o a pesar de que al caminar trastabillen o se vean imposibilitadas para correr y ponerse a salvo del peligro, aunque “pueden también ser un arma que nos ayuda en esos momentos”, asegura Carmen Sánchez, ama de casa e irredenta optimista.

Con el paso de los siglos, las tendencias de la moda, la vanidad y las costumbres se han confabulado para dictar extrañas y nada saludables formas de zapatos, y tener a las mujeres sometidas a sus dictados. José Villamayor Coto, director del Museo del Calzado “El Borceguí”, ubicado en la calle de Bolívar número 27, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, explica que “todas las mujeres que han usado tacón llegarán algún día con el ortopedista, por diversas molestias. La vida nos cobra la factura, a la edad de 60 0 70 años el cuerpo resiente la forma en que se le ha tratado”.

El sacrificio al que se expone el pie por razones de aparente belleza y elegancia también se dio antes de que se inventara el tacón. La deformación del pie fue llevada a extremos en China, durante mil años, en nombre de la “belleza” –del deleite masculino- las mujeres tenían que soportar el tormento de que les vendaran los pies para evitar que les crecieran normalmente.

El vaivén o balanceo producido al tratar de caminar sin caerse era considerado erótico. En algunos manuales antiguos chinos de sexo, se menciona como sitio preferido para la cópula, el hueco o espacio en medio de la planta del pie deformado, lo que se llamaba Lotus de Oro, según los chinos era el “pie perfecto”. Con pies deformes y diminutos, que constituían una agonía al caminar, las mujeres chinas tenían mayores probabilidades de encontrar marido.

El tacón fue inventado por el rey Luis LIV, quien impuso algunas costumbres en el vestir, entre ellos sus famosos zapatos de tacón, que lucía para disimular su corta estatura.

Para muchas mujeres los tacones representan un sacrificio, pero creen que lo vale. “A muchos hombres les gusta como se ve el “gemelo” (la pantorrilla), se ve más voluminoso, la pelvis de la mujer sufre una torsión, se inclina hacia delante, hace que las pompas se vean más prominentes”, explica el traumatólogo y ortopedista. Estima que muchas los seguirán usando a pesar de los problemas ortopédicos que les puedan causar.

La sociedad también te lo impone asegura Amira Konik, secretaria, “si vas a buscar empleo te exigen que tengas buena presentación, eso implica verte bien arreglada, bien vestida y obviamente que tienes que ir con zapatos de tacón”.

Villamayor Coto explica que el tacón obliga a tomar posturas diferentes “muy sexis, resalta la figura, la hace ver más esbelta, más pomposa”. Tal vez, por eso Marilyn Monroe decía: “No sé quién inventó el tacón, pero todas las mujeres le debemos mucho”. El gusto por los zapatos de tacón se convirtió en una obsesión a lo largo de su carrera de símbolo sexual, en la cual no parece haber sido muy feliz.

Algunos estudios señalan que los pies de las mujeres tienen cuatro veces más problemas que los de los hombres. Ocho de cada diez mujeres en Estados Unidos se quejan de enfermedades en los pies causados por el calzado. La mayoría de los pacientes con juanetes que terminan en el quirófano son mujeres. Entre los problemas más comunes están: los dedos de martillo (cuando los zapatos en forma de flecha tuercen los dedos forzándolos a curvarse), inflamación del tendón de Aquiles, juanetes y dolores en la superficie de apoyo del pie, lo que se acentúa por la falta de ejercicio, señala el traumatólogo Ortopedista Jesús Alberto Zavala Aguilar.

Esperanza llegó con el podólogo por molestias en la planta del pie, se rehusaba a creer que fuera el tacón, pensaba que era porque su zapato era de mala calidad, aún así continuará usándolos porque son parte de su “presentación” para ir a su trabajo.

Según la construcción sexual de lo femenino las mujeres son valoradas por su aspecto antes que por su intelecto y el cuerpo es un instrumento de seducción, como objeto sexual que da poder frente a los hombres y la sociedad.

Liliana Peralta Pérez, fisioterapista, señala que el uso de tacones, “por donde quiera que se le vea es perjudicial para la salud, tanto al estar parada como al caminar. Los zapatos de tacón de más de cinco centímetros de altura son inadecuados por razones médicas, posturales y de seguridad. No contribuye al desarrollo normal de las fases de la marcha y sí a problemas de columna vertebral y de rodilla”.
Aunque la mayoría de las mujeres manifiestan que el uso de este tipo de calzado les causa molestia y dolor lo toleran porque las hace verse altas, Ana María Bravo, soprano retirada del coro de Bellas Artes, afirma: “Los he usado toda mi vida, eran como parte de mí, aunque ahora uso un tacón más pequeño. No creo tener problemas porque siempre he hecho ejercicio”.

Tanto Liliana Peralta como el médico Jesús Alberto Zavala coinciden en señalar que los problemas por este tipo de calzado no se dan ni en un mes ni en dos, sino con el transcurso del tiempo. Hay más complicaciones con aquellas mujeres que llevan una vida sedentaria. “En una persona que hace ejercicio no es tan severo”.

De acuerdo con una encuesta Gallup, el 37 por ciento de las mujeres los continuarán usando a pesar de que consideran que son incómodos; el doctor Zavala Aguilar esta de acuerdo y señala que pacientes que han sido operadas por algún problema provocado por el tacón, lo han seguido usando.

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