Usted está aquí: viernes 15 de abril de 2005 Opinión LA MUESTRA

LA MUESTRA

Carlos Bonfil

Salvador Allende

La cinta de Patricio Guzmán es el recuento de una vieja infamia

Ampliar la imagen El presidente chileno Salvador Allende, asesinado en 1973

ENTRE 1975 Y 1979, el realizador chileno en exilio Patricio Guzmán filma La batalla de Chile, extensa crónica documental sobre los enfrentamientos civiles y las maniobras empresariales que culminaron en el golpe de estado militar contra el presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Dividida en tres partes -La insurrección de la burguesía, El golpe de estado y El poder popula-, La batalla de Chile muestra la manera en que un grupo de cineastas muy jóvenes, comprometidos con las propuestas políticas y culturales de la Unidad Popular en el poder, recuperan imágenes de la conspiración político-militar contra el gobierno legítimamente constituido. Exhiben la complicidad de empresarios locales con las firmas transnacionales que a poco tiempo de la nacionalización del cobre consideran sus intereses afectados, y deciden frenar en seco el proceso revolucionario.

LA BURGUESIA EN las calles, como nunca antes se había manifestado, la protesta de los cacerolazos, el aprovisionamiento clandestino de víveres como medida de presión al gobierno, las largas filas frente a las tiendas semivacías, el mercado negro, la cultura del pánico inducido, la corrupción de los medios, todo esto lo muestra de modo pormenorizado Patricio Guzmán en su documental histórico, el más ambicioso y combativo desde La hora de los hornos, del argentino Fernando Solanas, filmado en 1968.

SALVADOR ALLENDE ES, 30 años después, una mirada nueva a un asunto siempre vigente. Guzmán cuenta de nuevo la historia de la vieja infamia, la desestabilización de un gobierno popular como respuesta a la presión de intereses económicos locales y extranjeros, y la manera en que se vive hoy la memoria de esa infamia en un clima todavía lleno de recelo, con una conspiración de silencio en torno a la figura de Allende, innombrable aún en algunos círculos sociales, con la misma división de clases y una vieja polarización de ánimos. Una reconciliación social imposible.

GUZMAN VUELVE DEL exilio, filma de nuevo su país, y procede a la reconstrucción de lo sucedido aquel 11 de septiembre en el palacio de La Moneda, y lo hace con una visita a dicho lugar, una visita antes imposible.

HACE CUATRO AÑOS el director había realizado El caso Pinochet, seguimiento pormenorizado de las acciones legales contra el ex dictador emprendidas por el juez español Baltasar Garzón. Documentó ahí la llegada de Pinochet a Chile, luego de un largo arresto domiciliario en Londres, y sus artimañas legales para conservar su inmunidad parlamentaria.

EN SU NUEVO documental, el director ya no insiste en esta figura de dictador caído, ni tampoco en la nostalgia de sus seguidores, agotados ya, aunque siempre recalcitrantes. Organiza en cambio el variado material visual de que dispone para documentar los últimos momentos de Salvador Allende en La Moneda, ofreciendo esta vez retratos breves, muy emotivos, de sus colaboradores más cercanos, de su secretaria particular, a la vez cómplice sentimental, de sus hijas y su esposa, Hortensia Bussi, muy combativas en el exilio.

AL DESGASTE DE la memoria, Guzmán opone la resistencia artística del documentalista empeñado en el rescate puntual de testimonios, algunos de ellos novedosos, muchos también incisivos e incuestionables.

RODEADO DE COLABORADORES también chilenos, el trabajo de Guzmán cuenta con el apoyo de productores franceses y de televisiones europeas. Por parte de Chile el apoyo ha sido casi nulo, como modesta también la distribución local de sus películas. No obstante, el reconocimiento en festivales internacionales crece cada año, aunque en el caso de su realización más reciente, el director prefiere que se destaque, más que la película en sí, la memoria y vitalidad de la figura que evoca.

SALVADOR ALLENDE ES, de modo contundente, el recuento de una vieja infamia, más presente que nunca entre nosotros.

SALVADOR ALLENDE. CINETECA Nacional. Viernes 15: 12, 16, 18:30 y 21 horas; Sábado 16: 13, 16:30, 19 y 21:30 horas.

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