Usted está aquí: jueves 21 de abril de 2005 Política Derbez debe renunciar; ha hecho abyecta la diplomacia, sostiene Patricia Galeana

La política exterior mexicana vive la peor época de su historia, afirma la investigadora

Derbez debe renunciar; ha hecho abyecta la diplomacia, sostiene Patricia Galeana

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Ampliar la imagen La historiadora, en imagen de archivo FOTO Carlos Cisneros

La política exterior mexicana vive la peor época de su historia, porque el gobierno da una imagen de abyección hacia Estados Unidos y es evidente su falta de oficio diplomático para manejar temas medulares como es la relación con Cuba, afirma la historiadora Patricia Galeana, ex directora del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos.

Analiza el diferendo con el régimen de Fidel Castro y advierte la necesidad de que el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, gane o pierda la candidatura a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), abandone su cargo, porque dejará de ser un interlocutor fuerte, y en su lugar sea nombrado un diplomático de carrera.

"Es de esperarse que al final del sexenio llegue a la cancillería un profesional de la diplomacia, porque se han cometido bastantes bandazos y errores con Jorge G. Castañeda y ahora con Derbez, y si vamos a poner otro aprendiz en lo que falta del sexenio va a ser desastroso", afirma la historiadora.

La investigadora de la UNAM señala que la imagen de México en el exterior está en su momento más bajo. "Tiene una imagen pobre, de un país que ha cedido todas sus cartas, de abyección, y cuando sigue este camino es muy difícil que pueda defender los intereses de nuestros connacionales".

Refiere que la candidatura para dirigir la OEA no representa ningún triunfo, porque si México no había competido en el pasado había sido por una decisión estratégica. "Ahora que si Derbez entra al organismo para servir los intereses de Estados Unidos, yo espero que por lo menos se haya negociado algo a cambio".

Autora de México y el mundo: historia de sus relaciones exteriores (1848-1876), y Juárez: el zapoteca que reformó a México, señala que para el país la relación con Cuba ha sido estratégica desde el siglo XIX, por los lazos de fraternidad que unen a los dos pueblos, y porque le ha permitido mantener una postura de independencia respecto de los designios de Estados Unidos.

El acercamiento con Cuba además ha sido uno de los elementos de solidaridad con los pueblos latinoamericanos que se resisten a los embates del imperio estadunidense y que ha sido un elemento de cohesión entre los pueblos de la región, explica.

Galeana hace un recuento de la política exterior mexicana, en particular de la relación con Cuba, y explica que desde el siglo XIX el canciller Lucas Alamán estableció la necesidad de hacer un "pacto de familia" con todos los hispanoamericanos, que lo llevó a plantear la necesidad de que Cuba lograra su independencia de España, inclusive con la anexión de Cuba a México.

El proyecto no se pudo llevar a la práctica, pero en diversos momentos México se mantuvo como intermediario para coadyuvar al proceso de independencia cubano.

Recuerda que el presidente Benito Juárez tenía una simpatía particular por Cuba, inclusive envió a su esposa, Margarita Maza, a la conmemoración del Grito de Yara; además, su vínculo era familiar, puesto que uno de sus yernos era cubano.

Aun con la colonización estadunidense y después con el boqueo, Cuba siempre ha contado con la solidaridad y el interés de los gobiernos mexicanos de las diferentes tendencias. "Se solidarizaron con Cuba lo mismo un conservador como Alamán, un liberal como Juárez y los gobiernos priístas".

Sin embargo, el gobierno foxista da un viraje a la política exterior, pero también -dice- actúa con impericia, "sin oficio político, porque ha cometido una serie de errores en todos los ámbitos".

Galeana considera que estos bandazos han puesto a México en una situación de extrema vulnerabilidad frente al poderío estadunidense, y para ilustrarlo retoma una cita de Simón Bolívar que dice que "cuando el débil pacta con el poderoso ya es irremediable la incertidumbre".

Explica que desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México quedó mal con el resto de América Latina, aunque después hubo esfuerzos por matizar estos desencuentros; sin embargo, con la llegada de Castañeda a la cancillería se asume "sin ningún recato" una política alejada de la región.

Como estudiosa de la historia mexicana y de sus relaciones diplomáticas, explica que en ningún momento el gobierno mexicano había cometido tantos errores. En algunos momentos cedió, al suscribir los convenios de Bucareli y el Tratado MacLane-Ocampo, pero aun así había guardado un signo de independencia que ahora ya no se tiene.

En su opinión, México debió abstenerse o votar en contra de la condena a Cuba en Ginebra, porque su promotor fue Estados Unidos, país que no tiene autoridad moral para hablar contra las violaciones de los derechos humanos cuando ha creado un espacio extrajudicial en Guantánamo.

 
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