Usted está aquí: domingo 24 de abril de 2005 Opinión Negocios... son negocios

Laura Alicia Garza Galindo

Negocios... son negocios

Coincidirá usted con que el primer impacto de la carestía del gas doméstico se produce en los bolsillos de los mexicanos. Es lamentable que los más desprotegidos tengan que comprar el producto según les alcance su exiguo presupuesto. Hace algunos años, conversando con el ahora fallecido don José Villarreal Caballero (qepd), fundador de uno de los matutinos de mi ciudad natal, Victoria, Tamaulipas, y a la vez, uno de los concesionarios distribuidores de gas en el centro de mi entidad, me comentaba que dentro de la labor social que se había propuesto estaba proporcionar el servicio en la zona desértica del estado, manteniendo constante el suministro, y en donde se vendía de dos, cinco o 10 kilos de gas, porque las personas no podían comprar más. Las familias tenían que administrarse en su consumo. Y ellos recorrían la zona al menos cada 15 días. Es probable que así lo sigan haciendo sus hijos. La pregunta es: ¿cuántos concesionarios poseen esta visión en el país? Han de ser muy pocos. Los negocios, eso son: negocios.

Destaco este hecho porque, al contrario de don José, y según me platica mi compañero Rubén Zarazúa, en Monterrey, Nuevo León, la empresa Gas Natural, en el momento que no paga el consumidor la factura bimestral de gas, no sólo se le corta el suministro, sino se retira el medidor. Eso me pareció extraño y le pregunté el propósito de tal medida: pues es para que al recontratar el servicio, el usuario además tenga que pagar para que le vuelvan a instalar el medidor. Y si el usuario decidiera prescindir del servicio, para usar gas butano en cilindros, será necesario, para que le otorguen la baja, que muestre las escrituras de la casa que habita.

Uno de los expertos en la materia, el ingeniero regiomontano José Luis Apodaca, hoy jubilado y que ocupó el cargo de gerente general divisional de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el área metropolitana de Monterrey, asesor nuestro, lo que nos honra, afirma que actualmente Gas Natural cobra seis veces más de lo que cobraba CFE en 1998 por la distribución de gas. Pero la situación va más allá: la empresa Gas Natural no realiza inversiones; la instalación de los ductos distribuidores de gas la absorben los constructores de vivienda, o bien directamente los usuarios. Tampoco realizan mantenimiento de la red subterránea: ahí está la explosión en el Metro de Monterrey el año pasado. ¿Y la autoridad, que en este caso es quien proporciona los permisos a la empresa, que es la Comisión Reguladora de Energía? Bien, gracias. Con toda razón la sociedad neolonesa está indignada. No hay más remedio que admitir que negocios son negocios.

Pero esta visión en ocasiones varía, siempre y cuando sea para servir a los cuates. Y si no, valore usted lo que denuncié en mi colaboración publicada en este mismo y generoso espacio, el 10 de septiembre de 2004, titulada "Exceso de energía... y de deuda", relacionada a la energía eléctrica producida en plantas de ciclo combinado que sólo trabajan con gas -aunque podrían hacerlo con combustóleo o carbón-; y escribí: "Sume que la Comisión Reguladora de Energía, violando la legislación, sigue otorgando permisos. No sólo a los productores externos, sino a maquiladoras fronterizas, para que importen electricidad de Estados Unidos. En realidad existe una gran simulación: las maquiladoras compran energía a otra trasnacional, Sempra Energy, instalada en Mexicali, con la obligación de exportarla a Estados Unidos. La maquiladora simula la importación, porque usa la que le vende Sempra. Es el caso de la maquiladora Domex, instalada en Mexicali. Sólo con esta opción, CFE pierde 500 mil dólares anuales. Cuando la opción adecuada sería que CFE le vendiera energía a las maquiladoras y a California, en Estados Unidos."

Así son las cosas, aunque se lesione con los precios del gas y de las tarifas eléctricas el bolsillo de los nuestros, no importa malgastar lo que es de los mexicanos, siempre y cuando sea para beneficiar a los cuates, y más aún si son de allende la frontera norteña. Con ese noble propósito ya le dieron esquinazo a la simulación antes denunciada y hoy existe nueva información; se conoce que se venden los excedentes de energía eléctrica a Estados Unidos y Canadá, en la madrugada, a la hora en que nuestra demanda baja, a un precio sensiblemente más bajo al que se vende a las industrias mexicanas, y tome usted nota de lo que se inventaron: "que los excedentes son producto de la energía que producen las plantas de generación geotérmica", como si tuviésemos 30 de estas empresas, cuando en realidad sólo existe una pequeña planta -Cerro Prieto- que genera energía por el vapor de un géiser. Así, afirman desde la CFE que sólo en 2004 esta empresa pública colocó ventas en el exterior por un total de 43 millones de dólares, que no resarcen el costo de mantener a los productores trasnacionales operando esas plantas, a las que puntualmente se les paga la totalidad de su producción.

Finalmente, el subsidio al gas será de 500 millones de pesos, claro, provenientes de los excedentes petroleros, y se atenderá a los consumos menores de 60 metros cúbicos, que es un consumo misérrimo. La opinión pública tiene claro que es una medida de distracción para los consumidores -bastante cara; si no, hay que preguntarle a los gobernadores a quienes corresponden esos excedentes-. Gas Natural, que opera en Nuevo León y en el Distrito Federal, seguirá con sus tropelías. Mientras, el gobierno de Fox reparte dulces.

 
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