Usted está aquí: domingo 24 de abril de 2005 Política A la carga contra Rusia

Guillermo Almeyra

A la carga contra Rusia

Entre la elección del panzerkardinal, como llaman los alemanes progresistas al Papa que salió de la Inquisición, y la crisis en las clases dominantes en México, queda poco espacio para los acontecimientos internacionales, como la liquidación de Lucio Gutiérrez en Ecuador, las elecciones vascas, la agonía del gobierno clerical-fascista de Berlusconi, las dificultades para la unificación de Chipre, el papelón de Washington y compañía en la Organización de Estados Americanos, las tendencias de Kirchner a la mano dura en lo social y, sobre todo, la gran ofensiva geoestratégica de Estados Unidos contra Rusia y su "vientre blando" (Ucrania, el Cáucaso, las repúblicas del Asia Central). Hablemos de esto, por su importancia mundial. Pero primero enumeremos los hechos.

Condoleezza Rice se reúne el día 20 en Lituania (país báltico ex soviético hoy miembro de la Unión Europea) con todos los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN. Bush visitará primero Riga (la capital de otro país báltico, Letonia), después estará un día en Moscú, el 9 de mayo, y el 10 visitará Georgia (en el Cáucaso), donde Washington arma y entrena al ejército local y quiere que se vayan las tropas rusas allí instaladas. Ya este mes Steve Mann, asesor de Bush para la ex URSS, fue a la capital georgiana, Tiflis, para disuadir al nuevo gobierno de vender su red de gasoductos a la empresa estatal rusa Gazprom. El gasoducto desde Bakú (en Georgia) hasta Ceyhan (en Turquía) permitiría que el gas llegase sin pasar por Rusia. Por su parte, Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadunidense, estuvo el 12, por tercera vez en 15 meses, en Azerbaiyán, donde se votará en noviembre próximo, y que Estados Unidos quiere sea el centro operativo de una "fuerza de reacción rápida" en el Caspio (el proyecto Guardia del Caspio), que amenazará a Irán y a toda el Asia central ex soviética (además de Rusia, por supuesto). Como se sabe, desde hace tres años Estados Unidos tiene bases en varias repúblicas de Asia central. El 22 de abril también se reanimará la alianza GUAM (Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia) dirigida contra Rusia, la cual, por su parte, apoya en Georgia las repúblicas independientes de Abjazia y Osetia del Sur; en Ucrania la del Alto Karabaj, y en Moldavia la de Transdnieper, en todas las cuales mantiene tropas.

Todo esto sitúa claramente la reunión entre Bush y Putin, con el primero impulsando "la democratización" de los territorios ex soviéticos (y el terrorismo en los mismos) y el segundo tratando de defenderse mediante alianzas con la Unión Europea (como en la reciente conferencia de Madrid).

En esta brega, el 18 de abril Izvestia publicó una página con un desplegado del grupo Nachi (Los Nuestros), o sea de la juventud putinista. En dicho desplegado se afirma que Rusia es "el centro histórico y geográfico del mundo contemporáneo", el "espacio central militar estratégico del continente euroasiático" (como sostuvo también Zbigniew Brzezinski, el estratega estadunidense), que Estados Unidos quiere controlar "para dominar el mundo", con el apoyo de los "partidarios de un capitalismo oligárquico", "liberales y fascistas", que quieren derribar a Vladimir Putin, pues éste "consolidó el Estado y expresó, antes que nadie, las pretensiones de Rusia al liderazgo en el siglo XXI". La única respuesta contra esta maniobra, dicen los jóvenes putinistas, es "la fe en Rusia" y el "amor a la patria". O sea, el nacionalismo apoyado desde el gobierno de Moscú.

Es evidente que detrás de todas estas maniobras estratégicas realizadas a paso de carga, para no dar tiempo a las reacciones, hay dos grandes motivaciones. La primera, obvia, es el control de las grandes reservas de gas y petróleo de la ex Unión Soviética. La segunda es la ocupación de territorios para cercar a Irán, en Medio Oriente, y a China, en Extremo Oriente, y reduciendo a casi cero la importancia política de Rusia (que no hay que olvidar sigue siendo la segunda potencia nuclear), evitar una alianza militar-económica con la Unión Europea, con China, o incluso con ambas potencias económicas, que carecen, sin embargo, de una gran fuerza militar propia.

Por donde se lo vea, este es un plan de guerra. Además, tiene el muy discutible "mérito" de haber sido proclamado abiertamente y desarrollado teóricamente desde hace muchos años y, por lo tanto, de no sorprender a nadie. Los que como Negri y Hardt abominan de la soberanía y dicen que no hay ya imperialismo sino un vago imperio, sin centro ni estados en que apoyarse, forman parte, así, de la artillería ideológica que prepara el terreno a los boys conquistadores, Tamerlanes o Gengis Khanes al revés, porque quieren ocupar toda Asia viniendo desde Occidente. La invasión imperialista de Irak, como tantas veces lo dijimos, no fue un incidente aislado sino el prolegómeno de acciones de mucha mayor envergadura en las que los hidrocarburos explican mucho, pero están lejos de ser el motor principal de la aventura continua (o de la guerra continua) de George el Conquistador (otro inspirado por su dios de guerra, como el papa Ratzinger, también inquisidor).

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