Usted está aquí: martes 26 de abril de 2005 Ciencias Por repugnancia al mal olor, el ser humano inhibe afrodisiaco natural

Con jabón y perfumes bloquea la acción de las feromonas, que luego compra en productos

Por repugnancia al mal olor, el ser humano inhibe afrodisiaco natural

No se pueden oler de forma común, pero se perciben mediante una estructura situada en el interior de la nariz

Todos las producimos y cada mañana somos ricos en ellas: Manuel Vadillo

CAROLINA GOMEZ MENA

Ampliar la imagen Las feromonas influyen en el enamoramiento y la tendencia a ser amables FOTO Larry Clark/ Tomada del libro amor y deseo. editorial blume

Aunque no se pueden oler de la forma habitual, sí las captamos por una pequeña estructura presente en la nariz. Se encuentran en el sudor, la orina y algunas secreciones de la vagina y el pene; son las feromonas, las cuales últimamente han cobrado gran notoriedad, al atribuírseles importantes propiedades en el ámbito de la atracción y el contacto sexual, al grado de que existe un lucrativo mercado en torno a las mismas.

No obstante, todos las producimos, "y podría decirse que cada mañana somos ricos en feromonas", planteó Manuel Vadillo Buenfil, médico endocrinólogo e investigador del Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al resaltar que gracias a los hábitos de limpieza, la abundancia de feromonas y la posibilidad de que actúen se desvanece: "nos empeñamos en eliminarlas, primero con el baño, luego con las cremas y perfumes de todo tipo" y posteriormente con la ropa.

Debido a esto, a diferencia de muchas especies que se rigen por estas sustancias para establecer el contacto sexual, en los humanos la atracción y enamoramiento se deben dar más bien "a primera vista, y no a primer olfato", consideró Rolando Díaz Loving, profesor investigador de la Facultad de Sicología de la UNAM, quien explicó que "tenemos una manera muy extraña de aparearnos", si se compara con el resto de las especies que sólo se conducen en este ámbito por los mensajes de estas sustancias químicas.

La primera diferencia es que las hembras de la especie humana copulan en cualquiera de sus periodos de vida y ciclos, y no solamente cuando se presentan las circunstancias precisas para la reproducción.

Esto no sólo se explica porque los atrayentes sexuales se oculten con la ropa y los perfumes, sino porque en los humanos el contacto se establece no sólo para perpetuar la especie, sino que es un "intercambio de favores y de seguridades. Sin embargo, esto no quita que los aspectos bioquímicos dejen de intervenir en el proceso. Por ejemplo, durante las relaciones sexuales se liberan endorfinas -hormonas que producen sensación de euforia y de bienestar-, que desencadenan la sensación de gusto por estar con el otro individuo", pero también "estudios recientes han demostrado que los espermatozoides humanos tienen gran cantidad de testosterona, la cual al entrar en contacto con la vagina producen una sensación de apego", refirió Díaz Loving.

El aroma del sexo

Las feromonas -detalló Vadillo- son hormonas del tipo esteroideo y son volátiles. Se liberan al ambiente a través de las glándulas sudoríparas, y también se encuentran en los folículos capilares, en la orina y en los fluidos vaginales y en el esmegma (sustancia lubricante con consistencia aceitosa) del pene.

Pese a que no se pueden oler de forma común, sí se perciben mediante un pequeña estructura situada a unos siete centímetros dentro de la nariz, el órgano vomeronasal (OVN), que se creía era sólo un vestigio evolutivo del ser humano, pues no se le encontraba utilidad, pero ahora se sabe que es el encargado de llevar mediante sus cilios las señales de las feromonas hacia el hipotálamo, y ahí desencadenar la sensación de atracción.

En suma, aunque no huelen, afectan a los circuitos cerebrales relacionados con el comportamiento, y a diferencia del sentido del olfato que opera en los humanos de forma consciente, con las feromonas no ocurre igual. Asimismo, además de que son exclusivas de cada especie, también parece existir una especificidad de género para ellas, pues los machos no responden a las feromonas producidas por su género, que sí afectan a las hembras, y a la inversa.

De ellas las más estudiadas son la androsterona, producida por el hombre, y la androsteneriona, liberada por la mujer. Ambas tienen una estructura química muy similar, y no sólo actúan como atrayentes sexuales, sino que durante el coito producen excitación. Pero se sabe que también intervienen para generar mayor afabilidad en las comuniones humanas, pues influyen en el carácter y en la tendencia a ser amable.

Según el experto, las feromonas también son capaces de regular los ciclos reproductivos de las mujeres, como demuestran diversos estudios aplicados a estudiantes universitarias que habitan un mismo espacio y que gracias a la acción de estas sustancias genera una sincronía en sus ciclos menstruales.

Díaz Loving comentó en entrevista con La Jornada que esta capacidad de las feromonas también fue estudiada en ratas de laboratorio, a las cuales se sitúa en un corredor, luego se les expone al viento producido por un ventilador, y el resultado es que las situadas al fondo del corredor terminan imitando el ciclo menstrual de las ubicadas al principio, debido a que el aire les llevó las sustancias químicas producidas por las primeras. Aunque las feromonas siempre están presentes se genera un alza de su producción en las hembras cuando están en período fértil, a fin de garantizar la reproducción, y también se sabe que al menos en la especie humana al cabo de los años se produce una merma en su producción, debido a que la liberación de muchas de ellas está regulada por los estrógenos en la mujer y andrógenos en el hombre, y es de esperar que cuando sobrevienen la menopausia y la andropausia las feromonas tengan una baja considerable.

Es durante la preadolescencia y la pubertad cuando se empieza a liberar gran cantidad de estos atrayentes sexuales que tienden a fluir con mayor intensidad cuando un hombre y una mujer que sienten empatía están cerca.

"Sabemos que la sensación de atracción, de enamoramiento, puede durar de 3 a 4 años, pues las hormonas que intervienen en este proceso tardan ese tiempo en llegar a una meseta, y luego, si no se fomentan con gran regularidad, sus niveles empiezan a bajar y se va perdiendo la sensación de atracción", comentó Vadillo.

La historia

Desde hace más de 100 años algunos científicos notaron la existencia de estas sustancias químicas. En 1870 el naturalista francés Jean-Henri Fabre notó que ciertas polillas machos se desplazaban kilómetros hasta llegar a las hembras, atraídos por ciertos olores o sustancias liberados por éstas.

En 1959 se observó un fenómeno parecido en los gusanos de seda, luego de lo cual se empezó a denominar feromonas a esos mensajes químicos destinados principalmente a atraer al sexo opuesto, pero que pueden tener otras funciones: tal es el caso de las hormigas, que se desplazan formando filas y se comunican por medio de las feromonas para no perder el camino hacia la comida.

Los felinos son los animales que más feromonas producen; ejemplos claro de ello son los gatos y los tigres. En los primeros, las hembras, durante la época de celo, liberan gran cantidad de feromonas en la orina y por la vagina. También los perros se sirven de ellas para aparearse o marcar sus territorios por medio de la micción.

También se han encontrado en anfibios y en la mayor parte de los reptiles, al igual que los mamíferos, y todos cuentan con un OVN, el cual en las aves sólo se ha identificado en su fase embrionaria.

En 1980, David Berliner, investigador de la Universidad de Utah, identificó el OVN también en adultos y posteriormente aisló diversas feromonas humanas emitidas a través de la piel. Con ese conocimiento creó dos empresas: una de perfumes adicionados con feromonas y otra para investigar los usos médicos de casi 40 feromonas naturales y artificiales.

Actualmente el negocio de las feromonas es abundante, sobre todo por Internet, donde se anuncian multitud de productos que las incluyen, cuyos costos oscilan entre 350 y 500 pesos en presentaciones de 4 milímetros. Se pueden untar en la piel o en la ropa, donde se dice que tienen una vida útil mucho mayor, pues en la piel sólo permanecen unas 8 horas.

Estos preparados son elaborados con base en feromonas sintéticas. Contienen copulina y androstenol en la fórmula para las mujeres y androstenona en el frasco para hombres. Las feromonas se disuelven en aceite, no en alcohol, porque las destruye.

En opinión de Díaz Loving, aunque no se puede negar el poder de la bioquímica en la atracción y enamoramiento, no se puede desconocer el peso de los procesos de socialización y aprendizaje en la construcción de las cogniciones, creencias, mitos y valores, que son los que explican la mayor parte de la conducta social final.

 
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