Usted está aquí: martes 26 de abril de 2005 Cultura La Australian Art Orchestra ofreció una lectura contemporánea de Bach

Interpretó una partitura inspirada en La Pasión según San Mateo, de ese autor

La Australian Art Orchestra ofreció una lectura contemporánea de Bach

El compositor Paul Grabowsky y cinco colegas crearon la obra Passion, ejecutada el domingo en el Teatro de la Ciudad

La improvisación, rasgo esencial del agrupamiento

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen Integrantes de la orquesta que se present� domingo en el Teatro de la Ciudad, como parte del festival que se desarrolla en el Centro Hist�o FOTO Cotes�Festival M�co en el Centro Historico

La Australian Art Orchestra puso en escena la pasión. Inspirada en La Pasión según San Mateo (1727), partitura monumental de Johann Sebastian Bach (1685-1750), obra íntima, espiritual, contemplativa, en un encarnamiento crispado en la transfiguración merced a una orquesta contemporánea cuyos elementos esenciales son el alto contraste logrado con un dispositivo instrumental catedralicio cuyos cimientos son los alientos en maderas y metales, con basamentos rítmicos en tambores graves y un par de contrabajos acústicos. El resultado constituyó uno de los momentos más intensos, interesantes y dinamogénicos de la cultura musical en México en estos días.

La Australian Art Orchestra fue fundada en 1993 por 19 músicos de procedencia variopinta, todos identificados con una vocación comprometida con el avance del lenguaje musical. Su director, el compositor Paul Grabowsky, le ha infundido su espíritu motívico sustentado en la improvisación musical, lo cual emparenta de inmediato a esta orquesta con el arte del jazz, pero gracias a la originalidad del director y todos sus músicos, este ensamble traspasa las barreras de los géneros a partir del amaridamiento de sus quehaceres con el ámbito de la música de concierto.

Entre la ya vasta producción de la Australian Art Orchestra, la obra que trajo a México es la punta de lanza y el emblema de sus intenciones y consecuciones. Passion (entre otros cinco discos que trajeron a la venta al Teatro de la Ciudad este domingo) es el fruto más exquisito, la flor más hermosa alguna vez lograda en un país donde de por sí se dan los hechos de la naturaleza humana y la naturaleza en general que son únicos en el planeta.

Porque solamente en un país como Australia pudo haberse concebido, gestado y parido un ser maravilloso como esta obra tan viva, tan llena de luz, intensidad vital y transparente en su discurso de la naturaleza humana, su conjunción perfecta de cuerpo, mente y espíritu.

Discurso diáfano

Para construir Passion, Paul Grabowsky encomendó a cinco compositores los cinco movimientos que la conforman y escribió las transiciones, interludios, puentes o pasajes entre cada una de esas componentes con el material original de la obra de Bach. De manera que entre los atronadores tutti orquestales, los solos improvisatorios de instrumentos solistas y las concepciones elevadas de las distintas composiciones, estalla La Pasión Según San Mateo de Bach con el estrépito de un discurso diáfano, certero, contundente. La expresión de la verdadera religiosidad.

Una comprobación de lo anterior son las disonancias en la orquesta como una materialización que quisieron hacer evidente los compositores involucrados en esta partitura respecto de la incongruencia que campea en el mundo entre la Iglesia católica y lo que predica, entre la idea de Dios y la mercadotecnia en que han convertido a la religión cristiana, la evidencia de un presidente como el de México que comulga en misa frente a las cámaras de la televisión que le hace el juego, se hace propaganda personal predicando una supuesta religiosidad y en el mismo día dice mentiras a una nación entera, persigue a sus adversarios torciendo la ley y clama porque lo rescate el nuevo Papa con una urgente e improbable visita a México para que lo saque del atolladero que su propio golpe de Estado ha producido.

Lo anterior, es decir la incongruencia entre la manipulación en aras del poder de la Iglesia católica y sus aliados y el verdadero mensaje de Dios, está impreso en las notas al programa del disco que contiene Passion. En ese texto, Paul Grabowsky hace notar la identidad luterana de Bach (en fechas recientes fue evidente cómo los mercachifles siguen utilizando en su ignorancia y su afán de hacer negocio y conservar el poder, la música de Bach, un protestante, para sus anuncios comerciales disfrazados de transmisiones en vivo desde el Vaticano) y menciona la utilización que hace el compositor de arias de ópera italianas, es decir mundanas y sensuales, para completar su lectura prodigiosa de la pasión de alguien que por amor se sacrificó por los otros.

El ofrendarse por amor, el dolor que transfigura y encamina a una vida nueva, mejor, la intimidad de la espiritualidad de cada quien, los más altos valores del alma están impresos en la obra que la Australian Art Orchestra prodigó la tarde del domingo en otro de los capítulos trascendentales del Festival de México en el Centro Histórico.

Con la puesta en vida de un ente artístico tan único, original y trascendente, este festival se consolida como la mejor opción hasta el momento de entre los existentes en México, dada la dispersión y escasez de proyecto firme del Cervantino y de otros festivales mexicanos. Pero no es por contraste que el Festival de México en el Centro Histórico se afianza, sino por su demostrada capacidad de gestión cultural y acción programática que aporta de manera evidente, a inmediato y largo plazos beneficios para México.

Trascendente, la sesión artística del domingo en el Teatro de la Ciudad.

 
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