Usted está aquí: sábado 30 de abril de 2005 Política La retirada y lo que sigue

Enrique Calderón A

La retirada y lo que sigue

En el libro sobre El arte de la guerra, Sun Tzu habla sobre las estrategias de retiro, con objeto de reducir los daños en caso de derrota. Aunque Vicente Fox parece intentar algo así, la limitada capacidad de su equipo de "estrategas" y, por supuesto, de él mismo, le impide ver que es un poco tarde para ello, por el alto número de personajes a los que involucró tanto como a él mismo, los cuales no parecen estar ahora muy de acuerdo en pagar una factura al respecto, sobre todo si encuentran otras alternativas.

En primer lugar está desde luego el PRI, y muy particularmente su presidente, Roberto Madrazo, que enfrentan, además de su añejo desprestigio, el descrédito de haberse prestado al juego tan desaseado como irresponsable del Presidente.

Luego está el PAN, el partido del Presidente, totalmente alineado con él, para cuyos precandidatos las posibilidades de llegar a la Presidencia se han vuelto prácticamente nulas, empezando por el secretario de Gobernación, con su actuación que oscila, ya, entre lo delictivo y lo ridículo.

Finalmente están una serie de grupos y personas que por intereses políticos o económicos, o bien porque a fuerza de oírlo sin cesar habían comprado la idea de que López Obrador representaba un riesgo por su falta de respeto a las leyes y a las instituciones, y a las cuales les salen hoy con que siempre no, sin preguntarles lo que opinan.

Para todas estas fuerzas, y desde luego para quienes han apoyado a López Obrador, el Presidente y su equipo han quedado como unos pobres diablos, lo cual de hecho equivale a decir que en los próximos 18 meses la realidad será de un tremendo vacío de poder, con toda la incertidumbre del caso. Ello implica dos cosas. La primera es que el próximo proceso electoral será necesariamente muy difícil, si no es que accidentado; la segunda tendrá que ver con un mayor nivel de empantanamiento económico, al que seguramente le encontrarán explicaciones en el ámbito internacional.

En sus aspectos positivos, podemos señalar dos, cuando menos. El primero de ellos es, desde luego, el gran rechazo popular que han tenido el desafuero y las conductas facciosas del gobierno, reconocidas ya por algunos de sus integrantes, rechazo presente en la marcha del domingo pasado y en los innumerables comentarios de intelectuales, líderes de opinión y grupos políticos, cuyo resultado es la rectificación misma del gobierno.

El segundo radica en el fortalecimiento de las posiciones políticas de la izquierda, y particularmente centro-izquierda, asociada con la figura de López Obrador. Aquí, sin embargo, las cosas no están tan claras como muchos quisieran verlo, incluyendo al mismo López Obrador, que en su discurso del 24 de abril se reconoció a sí mismo como el candidato del PRD, sin serlo. Es innegable que hoy existe un gran respaldo popular hacia su candidatura, sin embargo ésta requiere de un proceso de elección para el cual existen reglas muy claras que aseguren la equidad y la transparencia del proceso, considerando que un contendiente es Cuauhtémoc Cárdenas, cuya dimensión política no puede ni debiera ser ignorada, por lo que ella representa.

La posición del ingeniero Cárdenas ha sido clara, su oposición al desafuero firme, su intención por competir por la candidatura del PRD también. A ella se oponen algunos personajes vinculados con López Obrador, sin mayores argumentos que algunos objetivos poco afortunados, y desde luego pretendiendo hacer a un lado toda la historia de lucha social y de congruencia que Cárdenas representa. Pero como él mismo lo ha dicho, no se trata de figuras ni de imágenes, lo que el país necesita es la discusión de ideas, la construcción de un proyecto incluyente de nación del cual carecemos.

Para muchos de estos dirigentes del PRD y líderes de opinión, esto implica divisionismo y, por ende, traición al partido; nosotros lo llamamos democracia. Hay algo más que se quiere pasar por alto. La imagen y la historia de Cuauhtémoc de serenidad, de congruencia, de honestidad, y de visión luego de muchos años de lucha, han logrado captar la simpatía de amplios grupos de la sociedad que antes lo rechazaban, muchos de los cuales reconocen hoy la equivocación de no haberlo respaldado antes; ellos representan votos, muchos votos, a los que pocos tendrán acceso en 2006.

 
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