Usted está aquí: viernes 6 de mayo de 2005 Ciencias Dos siglos después, la homeopatía aún pugna por reconocimiento

Fundada por Samuel Hahnemann, para unos es charlatanería y para otros, curalotodo

Dos siglos después, la homeopatía aún pugna por reconocimiento

Florece como una de las ramas líderes de la medicina complementaria con millones de adeptos

Gran Bretaña ha apoyado la alternativa; cinco hospitales gozan del respaldo de la corona

JEREMY LAURANCE THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen La ley de los similares es uno de los los principios en los que se basa la homeopat� FOTO Carlos Cisneros

Algunos la llaman charlatanería, otros creen que es el curalotodo del siglo XXI. Doscientos cincuenta años después del nacimiento de Samuel Hahnemann, el sistema de medicina que fundó, la homeopatía, sigue siendo centro de controversia médica.

Pese a que desde sus inicios fue objeto del escarnio del status quo científico, actualmente florece como una de las ramas líderes de la medicina complementaria, con millones de adherentes en todo el mundo.

Cada año, en Inglaterra, alrededor de 470 mil personas usan remedios homeopáticos. En cualquier farmacia importante, en la sección de medicina complementaria, se puede encontrar árnica, nux vómica, pulsatilla y rhus tox compitiendo por espacio en los estantes. Se dice que la reina Isabel, David Beekham y Geri Halliwell figuran entre sus adeptos.

Los orígenes de esta alternativa de tratamiento se remontan a la insatisfacción del joven alemán Samuel Hahnemann, quien ejercía la medicina a fines del siglo XVIII, con la práctica ortodoxa de su tiempo. Nacido en Meissen, Sajonia, el 10 de abril de 1755, de padres de clase media baja, Hahnemann pasó su niñez adquiriendo "conocimiento por cualquier medio posible" y aprendió a hablar con fluidez ocho idiomas. Antes de los 20 años, ya con clara inclinación por la medicina, se matriculó en Erlangen, en 1779.

Su disgusto con los tratamientos entonces en boga -sangrías, purgas y quemas, junto con la administración de sustancias tóxicas como arsénico y mercurio- no es difícil de entender, y lo condujo a dedicar su energía a su "amada química".

Se retiró de la práctica médica y estableció el principio de una nueva técnica basada en el principio de que "lo semejante cura lo semejante", el cual es el fundamento de la homeopatía.

Uno de sus primeros experimentos se refería a la quinina, usada contra la malaria. Había leído que era efectiva por ser ácida y astringente, pero concluyó que si así fuera todas las sustancias ácidas y astringentes serían eficaces, lo cual claramente no ocurría.

Aplicándosela a sí mismo descubrió que producía síntomas de fiebre similares a los de la propia enfermedad, y especuló que en eso podría radicar el secreto de su poder curativo.

En 1976 se difundió al mundo

Comenzó a probar en sí mismo, su familia y amigos drogas como la belladona, el alcanfor y el acónito para estudiar los síntomas que ocasionaban. Pero sólo en 1796 "comunicó por primera vez al mundo mediante la imprenta pública su nuevo descubrimiento en medicina".

Se basaba en dos principios. El primero, llamado ley de los similares (lo semejante cura lo semejante), se puede ejemplificar con la forma en que un tratamiento efectivo contra la cruda es tomar otra bebida en la mañana. No es ése el tratamiento que Hahnemann tenía en mente, pero prueba que funciona. Los homeópatas, claro, creen que tiene aplicación universal.

El segundo principio es que un tratamiento se vuelve más potente mientras más se diluye, incluso al punto de que el remedio no contiene ni siquiera una molécula de la sustancia original. El proceso de diluir y agitar una y otra vez un remedio se conoce como potentización, y puede realizarse tantas veces, que equivale a diluir una partícula de la sustancia original en todos los océanos del mundo.

Esa es la principal dificultad que los científicos tienen con la homeopatía. Si un remedio homeopático no contiene una molécula de la sustancia original del cual fue hecho, ¿cómo puede ejercer efecto alguno? La pregunta no perturbó a Hahnemann porque las moléculas todavía no se descubrían cuando escribió su Organón del arte de curar, publicado en 1810, y su Materia médica pura, en los cuales expone sus ideas. Sus remedios ganaron difusión porque eran notablemente más amables y menos lesivos que los tratamientos convencionales que aplicaban sus colegas.

En 1811 se trasladó con su familia -se había casado con Joanna Kuchler en 1782 y tenían 11 hijos- a Leipzig, donde comenzó a dar clases a un pequeño grupo en la universidad. Sin embargo, su éxito, que iba en aumento, despertó celos, y con el tiempo los tribunales le prohibieron suministrar sus medicamentos.

En 1821 volvió a mudarse a Koethen y se consagró de tiempo completo a la homeopatía. Su fama crecía; la gente viajaba cientos de kilómetros para consultarlo, pero él era objeto de constantes ataques y persecuciones de sus colegas del establishment de la medicina. En respuesta se aisló cada vez más y dejó el movimiento sin líder, lo cual condujo a la formación de diferentes corrientes.

Hoy existen dos clases de homeópatas en el Reino Unido: los que primero se graduaron de médicos y los que sin tener estudios previos de medicina estudiaron durante años los principios de la homeopatía. El número de estos últimos sobrepasa con mucho al de los primeros, y existen por lo menos dos mil homeópatas registrados en el país.

Desde su instauración, el Servicio Nacional de Salud (SNS) de Gran Bretaña ha dado su respaldo a la homeopatía. Existen en el país cinco hospitales homeopáticos que disfrutan de apoyo de la corona. Peter Fisher, director clínico del Real Hospital Homeopático de Londres, se firma como "médico de la reina". En uno de los primeros debates sobre la Ley del SNS, que data de 1948, el gobierno declaró que la homeopatía seguiría estando al alcance del público dentro del servicio de salud en tanto existieran "pacientes dispuestos a recibirla y médicos dispuestos a ofrecerla".

Los remedios no operan como droga farmacológica

Cuando se pone en disputa la falta de comprobación científica de su práctica, los homeópatas replican que sus remedios no operan como drogas farmacológicas, sino que en alguna forma la "energía" de la sustancia original se transmite al agua u otro líquido en el cual se diluye. El agua, así, retiene un recuerdo de la sustancia.

Esta teoría fue propuesta por el biólogo francés Jacques Benveniste en el decenio de 1980. En un artículo publicado en 1988 en Nature, una de las principales revistas científicas del mundo, aseguró que experimentos realizados en su laboratorio en París mostraron que una solución ultradiluida podía ejercer efecto biológico.

Sin embargo, el doctor Benveniste fue investigado por un equipo designado por el entonces editor de Nature, sir John Maddox, y como los científicos no lograron repetir sus experimentos con éxito se le ridiculizó en una edición subsecuente de la revista, y su teoría quedó relegado.

El año pasado el interés por esa teoría revivió, con la publicación de nuevas investigaciones que parecían dar sustento a la aseveración de Benveniste. Cuatro equipos de investigadores que trabajaron en cuatro países observaron que una solución altamente diluida de histamina, sustancia que produce la piel en reacción a la mordedura o picadura de un insecto, ejercía efecto en el tubo de ensayo sobre cierto glóbulo blanco llamado basófilo.

Tres o cuatro laboratorios encontraron un efecto estadísticamente significativo y el cuarto descubrió una reacción que se quedó fuera por muy poco de una gama significativa. En un artículo publicado en la revista Inflammation Research, en agosto de 2004, los autores señalaron: "No estamos aún en condiciones de proponer alguna explicación teórica de estos hallazgos".

De confirmarse, estos descubrimientos podrían orillar a rescribir las leyes de la física. Los críticos consideran más probable que se trate de algún error en el experimento, acusación que los investigadores rechazan.

El director de la investigación, Philippe Belon, fue colaborador del doctor Benveniste, pero se separó de él hace muchos años. Ahora trabaja en la Compañía Homeopática Francesa Boiron, pero asegura que su único interés es descubrir la verdad científica. La rama británica de la investigación fue encabezada por la profesora Madeleine Ennis, de la Universidad de la Reina en Belfast, experta en asma y escéptica en relación con la homeopatía, quien accedió a participar sólo para probar que la teoría es incorrecta. "Sé lo que probamos y no puedo explicar los resultados", declaró.

Efecto mayor que el de un placebo

Otro apoyo a la homeopatía provino de un análisis de 89 pruebas publicado en la prestigiada revista médica The Lancet en 1997, el cual mostró que los remedios producían un efecto dos veces más grande que el de un placebo. Sin embargo, el análisis recibió críticas basadas en que no tenía sentido acumular estudios sumamente diversos en forma global.

Una revisión mucho mayor, que abarca 200 pruebas de homeopatía, realizada por el Centro de Revisiones y Diseminación, con sede en la Universidad de York, que asesora al Servicio Nacional de Salud en lo tocante a la efectividad de los tratamientos, emitió un veredicto condenatorio en marzo de 2002.

"La homeopatía era un método con el que se soñaba hace dos siglos -señala-, basado en perjuicios carentes de fundamento. Ha sobrevivido como una doctrina por completo ajena al notable movimiento científico que ha transformado a la medicina en esos dos siglos."

Pocos veredictos son más condenatorios que ése. Pero es improbable que haga cambiar de opinión a los cientos de miles de adeptos a esa filosofía en Francia, Gran Bretaña y otros países.

La Asociación Homeopática Británica asegura que la acentuada conciencia pública de los peligros de las sustancias químicas en la cadena alimentaria, la creciente resistencia a los antibióticos por su uso excesivo, y la inquietud por los efectos secundarios de las drogas convencionales contribuyen a repensar la forma en que vivimos y buscamos recuperar la salud.

Dos siglos después de que Samuel Hahnemann planteó preocupaciones semejantes sobre los efectos dañinos de la medicina de su tiempo, el público se vuelve cada vez más ansioso sobre lo que hacen los médicos.

La homeopatía -con su empleo de sustancias naturales en dosis mínimas y su enfoque holístico centrado en la persona- atrae cada día más conversos. Y tiene una gran ventaja sobre la medicina convencional: si bien puede ser de poco provecho, la ausencia de efectos secundarios adversos significa que no hace daño.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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