Usted está aquí: domingo 8 de mayo de 2005 Política Governator Minuteman

Jorge Santibáñez Romellón*

Governator Minuteman

Recientemente, Arnold Schwarzenegger, gobernador republicano del estado de California, de triste memoria como actor y que muy probablemente lo será como gobernador de un estado con una fuerte presencia mexicana y de aquellos de origen mexicano, se manifestó porque la frontera sur de su estado que colinda con Baja California fuera cerrada para impedir la entrada de emigrantes mexicanos indocumentados. De manera más reciente, expresó elogios acerca del grupo civil armado Minuteman, que durante un tiempo patrulló la frontera con Arizona para detener a dichos emigrantes.

Aparentemente tanto el grupo como los elogios vertidos por el gobernador forman parte del mismo espectáculo. El gobernador de California debería darse cuenta de que en esta ocasión no se trata de una de sus películas en donde un grupo de energúmenos armados, invariablemente "defendían" a Estados Unidos de la invasión enemiga. Sus días de actor, para fortuna de todos nosotros, ya terminaron. Lo que nunca nos imaginamos es que sería peor gobernador de lo que fue como actor. La diferencia ahora es que el impacto rebasará a cualquiera de sus pésimas películas. Sus posiciones y apoyo a grupos como el Minuteman pueden tener efectos devastadores en los emigrantes mexicanos. Esta vez no es una película, sus actitudes ponen en riesgo la vida de cientos de miles de dichos emigrantes.

A pesar de que él mismo es inmigrante, la posición antinmigrante de Schwarzenegger está prácticamente desde antes de su campaña. Apenas tomó posesión, se opuso a la expedición de licencias de conducir a indocumentados, que el gobernador anterior había dejado bastante avanzada, como si para manejar fuera necesaria la visa de ingreso a Estados Unidos. A partir de entonces, de manera sistemática ha expresado una visión negativa de un proceso social que resulta fundamental para el bienestar económico del estado que gobierna.

Tanto el apoyo del gobernador como los logros del grupo Minuteman, por ellos mismos, carecen de valor y no representan ningún cambio estructural en el proceso migratorio, ya que menos de mil emigrantes fueron detenidos en un periodo de poco más de un mes por esa zona, y la misma cantidad de posibles inmigrantes son detenidos diariamente por la Patrulla Fronteriza. Las declaraciones hechas en contra de los inmigrantes, argumentando como disculpa no tener un buen dominio del inglés, no modifican mayormente la posición antinmigrante del gobernador. Sin embargo, se encontraron "el hambre y las ganas de comer", y el resultado puede ser muy negativo.

Como ya ocurrió en la década de los 90, cuando el entonces gobernador de California, Pete Wilson, asumió posiciones similares a las de Schwarzenegger, uno de los impactos más claros fue la creación de un ambiente antinmigrante, y para evitar efectos negativos aún mayores, el gobierno federal estadunidense desarrolló un operativo de control de la frontera que por lo menos hiciera invisibles a estos inmigrantes, provocando con ello, en el corto plazo, miles de fallecimientos de éstos, quienes en vez de cruzar por la zona urbana de la región Tijuana-San Diego, lo hicieron por el desierto o las montañas arriesgando y, en muchos casos, perdiendo la vida.

Si no se hace algo por contrarrestar los puntos de vista de la sociedad Shwarzenegger-Minuteman y sus efectos, lo más probable es que el gobierno federal de ese país se vea nuevamente obligado a hacer algo para evitar las reacciones extremas de una sociedad alimentada con un discurso antinmigrante. Ese algo, no se necesita ser adivino, serán estrategias que nuevamente hagan menos visibles a los emigrantes mexicanos y la única forma de alcanzar ese objetivo, en la frontera, en donde ya muy poco se puede hacer, es desviándolos hacia nuevas rutas, con mayores riesgos.

Por eso es muy importante que México genere un programa de orientación y protección acorde con el tamaño del fenómeno, levante la voz de manera decidida y pronta para llamar la atención a la sociedad y gobierno de ambos países, así como a la opinión pública internacional, de los efectos que la asociación de un grupo armado que se siente guardián de la frontera, con un gobernador que políticamente lo apoya, es una mezcla peligrosa para México y los mexicanos. No esperemos a que sea el gobierno estadunidense el que reaccione primero. No esperemos a que nuestros emigrantes empiecen a usar rutas más peligrosas y a perder la vida en ellas. Mientras el proceso se ordena, evitemos por lo menos un desorden mayor.

* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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