Usted está aquí: viernes 13 de mayo de 2005 Opinión Cuatro años y medio de cruda presidencial

Jaime Martínez Veloz

Cuatro años y medio de cruda presidencial

Después del fracaso del desafuero contra AMLO, la derecha mexicana representada por lo que queda de su presidente, el "estadista Vicente Fox", ha decidido impulsar una "cruzada" contra el populismo y los populistas. Para llevar adelante esta gran estrategia se echa mano de todos los recursos públicos que tiene a su alcance la Presidencia de la República. Es un pecado ser populista, dicen, pero es una virtud gastar el dinero público en campañas mediáticas presidenciales en contra del populismo.

La apuesta presidencial de "echarle montón" y descalificar a lo que él llama populismo, terminará fortaleciendo a López Obrador, al igual que con el desafuero; si no, al tiempo.

La desaprobación de la figura presidencial es patética. Según la Encuesta Nacional de Evaluación Presidencial, publicada por El Universal el 25 de abril pasado, 55 por ciento de la población desaprueba el manejo de la economía por el presidente Fox, 68 por ciento desaprueba el manejo presidencial del problema del desempleo, 55 por ciento desaprueba el manejo de la reforma eléctrica, 67 por ciento desaprueba su relación con AMLO, y 75 por ciento de la ciudadanía considera que el país está estancado o en retroceso. La decepción es brutal, pero el Presidente parece no darse cuenta del fracaso de sus políticas gubernamentales.

En su obsesión contra las acciones de política social del Gobierno del Distrito Federal, Fox olvida que durante su campaña se comprometió (demagógicamente) a lograr un crecimiento económico sostenido de una tasa de 7 por ciento anual y generar un millón 300 mil empleos anuales, al mismo tiempo que ofreció fijarse tasas de inflación equivalentes a las de Estados Unidos.

Ambas propuestas, contradictorias en sí mismas, fueron base fundamental de su engañosa campaña presidencial. "Habrá millones de empleos y no tendremos inflación", machacó durante meses el candidato presidencial "no populista" Vicente Fox.

Obsesionado y en contra del apoyo que el Gobierno del Distrito Federal brinda a las personas adultas mayores, el presidente Fox exclama sin pudor: "el meter más y más presupuesto en dádivas a los pobres, sin entender que de esa manera es cuando se le hace más mal a una persona y a una familia, tarde o temprano la cruda llega y cobra muy caro; esa cruda de la borrachera del gasto". El que habla del camino es porque lo ha andado, trae una cruda de más de cuatro años que todavía no se puede curar.

Después, sin datos que lo avalen ni rubor, expresa: "no hemos tomado más endeudamiento que el que recibimos; al revés, vamos a entregar menos compromiso de deuda externa de la que recibimos del gobierno anterior".

Los datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público lo desmienten: durante su mandato (diciembre de 2000 a marzo de 2005) la deuda pública neta externa e interna pasó de representar 22.9 por ciento a 24.2 por ciento del PIB.

En los más de cuatro años del gobierno foxista la deuda externa neta aumentó 2 mil 535 millones de dólares, al pasar de 76 mil 56.5 millones a 78 mil 591.5 millones de dólares. La deuda interna de 606 mil 182.2 millones de pesos en diciembre de 2000 pasó a ubicarse, en marzo de presente año, en un billón 31 mil 666.9 millones de pesos, o sea, 425 mil 484.7 millones de pesos más. Con estos datos, que son oficiales y se producen en las mismas oficinas gubernamentales, cabría preguntar al presidente Fox: ¿con qué autoridad moral critica la ayuda a las personas adultas mayores del Distrito Federal?

Las cifras de los quebrantos oficiales y la rapiña presupuestal de los recursos públicos son espantosas, pero frente a ellas la actitud presidencial es de silencio y complicidad. Las erogaciones por el rescate bancario hasta diciembre de 2004 ascendieron a 312 mil 287.7 millones de pesos. Se calcula que cuando se termine de pagar la deuda del Fobaproa (si es que algún día termina) habremos erogado 130 mil millones de dólares actuales. Sin embargo, el enojo presidencial no es por esto, sino por los 700 pesos que el Gobierno del Distrito Federal entrega a las personas adultas mayores de la capital.

Tal como formuló el desaparecido Rudgier Dornbusch, "la expectativa de cambio que ha generado entre los mexicanos el triunfo del presidente electo Vicente Fox terminará en una gran decepción: el nuevo Presidente no tiene ideas, no tiene equipo ni un Congreso controlado". Muchos mexicanos hubiéramos querido que estas palabras no fueran proféticas; sin embargo, lo fueron. Hoy vemos a un fantasma llamado Presidente, blandiendo su espada flamígera contra los 700 pesos con que se apoya a nuestros queridos viejos de la ciudad de México, mientras por otro lado guarda pasividad, complacencia y complicidad con el desmantelamiento del Estado mexicano. En 2006 se sabrá a quién dará la razón el pueblo mexicano. No falta mucho.

 
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