Usted está aquí: domingo 22 de mayo de 2005 Opinión Renta petrolera: el hoy transformado en nunca

José Antonio Rojas Nieto

Renta petrolera: el hoy transformado en nunca

Los datos fiscales del año 2004 permiten pensar en el mayor nivel de ingresos presupuestales de nuestra historia: 112 mil 542 millones de dólares (18.4 por ciento del producto interno bruto). Es el mismo porcentaje que se registró en 1992. ¿Es el mayor reunido por gobierno alguno? Sí. Es el mayor en dólares corrientes y en dólares de hoy. ¿Es, también, el mayor respecto del PIB? No. Eso no. En 1983 fueron del nivel de 19 por ciento. Pero es uno de los más altos. Aunque esto resulta un tanto lamentable. ¿Por qué? Porque se logró con la mayor contribución petrolera directa de nuestra historia. Directa porque no incluye ni el IEPS que recoge Pemex de la venta de sus productos ni el IVA neto que paga. Sí, en 2004, el presidente Fox recibió 31 mil 335 millones de dólares de renta petrolera, es decir, derechos de extracción de hidrocarburos (DEHC), que debieran llamarse derechos de sobrexplotación.

Nunca, en ningún año se recibió volumen de recursos así. Nunca, en ningún sexenio, se sobre-explotaron como hoy nuestros yacimientos petroleros. Nunca, ningún gobierno obtuvo tanta renta petrolera como éste. Nunca, asimismo, gobierno alguno hizo intervenir al capital privado en la explotación y distribución de esta renta. Curioso. Cuando más nos dan nuestros yacimientos, más les "quitamos" y más "compartimos" con el capital privado eso que les quitamos. El presidente Fox pasará a la historia petrolera por haber extraído del yacimiento Cantarell el volumen máximo: casi dos veces lo que extrajo Zedillo; dos veces lo de Salinas; también dos veces lo que extrajo De la Madrid. Y cuatro veces y media -sí, cuatro veces y media- lo que extrajo López Portillo. Y como contraparte, la triste y lamentable pauperización de nuestras reservas.

La segunda consecuencia de esta sobreexplotación es el regresivo comportamiento de la tributación no petrolera. Y aquí otro motivo de orgullo para este gobierno: haber logrado -por tercera ocasión en nuestra historia- un volumen de renta petrolera superior al del impuesto sobre la renta (ISR). Compartirá méritos con los gobierno de López Portillo (1984, 1985 y 1987) y de Zedillo (1996). Por todo esto, el peso de la tributación en los ingresos presupuestales no sólo se ha estancado, ha retrocedido: 11.4 por ciento en 2004, mientras que 11.7 por ciento en 2003 y 11.8 por ciento en 2002. En este país seguimos sin que se paguen impuestos. Es -diría un buen amigo- el mayor problema que tenemos. Y, es muy probable que lo siga siendo. ¿Qué candidato tendrá el valor de impulsar una reforma fiscal que grave personas, empresas, grupos y actividades -que hoy evaden, subcontribuyen o no contribuyen- para incrementar en 0.2 por ciento del PIB al año la tributación no petrolera, y así llegar a 2025 a 20 por ciento del PIB de esta tributación? ¿Quién? Ahí están los evasores de actividades declaradas; los de actividades no declaradas; los de transacciones comerciales y bursátiles; los de rendimientos financieros. Ahí está el campo fértil de la tributación, pero estéril para el prestigio político. Ahí está. ¿Cómo entender que en este país no se tribute más de 11 por ciento del PIB y, sin embargo, los asalariados -medios y altos- paguen hasta 35 por ciento de sus ingresos de ISR?

Terminemos con algunos datos más sobre nuestra renta petrolera. En 2001 Pemex transfirió al gobierno renta petrolera equivalente a 95 por ciento del valor de su producción de petróleo: poco más de 20 mil millones de dólares. Nunca en la historia de Pemex, ningún gobierno se había apropiado de una renta petrolera proporcionalmente tan alta, en relación con el valor total de la producción primaria del petróleo. Ni siquiera en 1997 y 1998, cuando el gobierno de Zedillo se apropió de 85 por ciento del valor de esa producción primaria de crudo.

Es cierto que en 2002 se compensaron un poco las cosas y la renta petrolera transferida (14 mil 535 millones de dólares) fue de sólo 58 por ciento del valor anual de la producción de crudo. Pero -de nuevo- en 2003 y 2004 el peso relativo de la renta anual transferida a la Secretaría de Hacienda se elevó: 77 por ciento en 2003 y 81 por ciento en 2004. Huelga decir que en estos dos últimos años, el precio internacional de nuestro crudo se elevó de manera extraordinaria. Sin embargo, nunca como en los años 1979 a 1985 en que la cotización internacional de nuestro crudo superó el precio de 40 dólares de hoy (en moneda de hoy) en todo el año.

Es altamente probable que este gobierno capte el mayor volumen de renta petrolera que jamás gobierno alguno haya captado. Me refiero a un monto superior a los 36 mil millones de dólares este año. Y 28 mil millones del año entrante, incluso con precio medio siete dólares inferior. Con ese monto, el presidente Fox habrá reunido en seis años de gobierno más de 150 mil millones de dólares. Como ningún otro gobierno. Y habrá dejado el menor volumen de reservas y la mayor historia de sobre-explotación de crudo. Y también el mejor de los consejos: entregar las actividades petroleras a los privados. ¡Sin duda!

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