Usted está aquí: lunes 23 de mayo de 2005 Opinión Día del Politécnico: celebración al esfuerzo y compromiso

José Enrique Villa Rivera *

Día del Politécnico: celebración al esfuerzo y compromiso

Desde hace 25 años, de manera ininterrumpida, se celebra el 21 de mayo el Día del Politécnico. Por acuerdo del H. Consejo General Consultivo del Instituto Politécnico Nacional esta fecha es la ocasión para conmemorar la creación del instituto, simbolizada en dos de sus más importantes fundadores: Lázaro Cárdenas del Río y Juan de Dios Bátiz Paredes, ilustres mexicanos que a través de su férrea convicción en un México más justo y democrático dieron origen a esta casa de estudios; y también, para hacer entrega de la máxima distinción que se otorga a los más destacados miembros de su comunidad: la presea Lázaro Cárdenas.

Este año no tuvo por qué ser diferente. Se hizo entrega de la presea a 12 alumnos que han obtenido los más altos promedios, uno por cada nivel educativo (medio superior, superior y posgrado) y área del conocimiento: ingeniería y ciencias físico-matemáticas, ciencias médico-biológicas y ciencias sociales y administrativas. Se trata de un pequeño grupo que ha sobresalido entre más de 130 mil por su excelente desempeño académico. También recibieron la presea dos profesores-investigadores cuyos logros les han permitido destacar de un conjunto de más de 14 mil 500. Asimismo, se han hecho acreedores de este reconocimiento dos egresados por su relevante trayectoria profesional. Estos 16 galardonados, de una comunidad de más de 230 mil personas y alrededor de 800 mil egresados, dan idea de lo que representa la presea: un homenaje al empeño, compromiso y logros sobresalientes de cada uno de ellos.

A 69 años de existencia, nuestra casa de estudios se encuentra inmersa en un profundo proceso de transformación. No se trata de una tarea sencilla: consolidar una institución que ya es de calidad pero que aspira a ser mucho mejor. Con la totalidad de las 54 carreras del nivel medio superior y 36 en el superior acreditadas por organismos externos reconocidos en el seno del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, el Politécnico mantiene un liderazgo indiscutible en la educación superior de México.

Son muchos los ejemplos que se podrían mencionar para señalar las aportaciones realizadas por el Politécnico al desarrollo nacional. La formación de profesionales y posgraduados que desempeñan su quehacer a lo largo y ancho del territorio, la extensión y difusión de la cultura, la investigación científica y su aplicación en desarrollos tecnológicos, como el muy conocido caso de la tinta indeleble que se utiliza en todos los procesos electorales en México y que hoy se exporta a otros países, o la construcción de brazos artificiales articulados que dan respiro a quienes sufren alguna discapacidad.

La importancia de la educación en todos sus niveles y, en particular, la enseñanza superior como factor de desarrollo ha sido abordada por numerosos estudiosos: su impacto en la generación de empleo y riqueza; su papel en la transformación de bienes y servicios y procesos productivos; su relevancia en la formación de una cultura cívica, y para la convivencia social armónica; pero también en el plano individual es percibida por las familias y los jóvenes como camino para mejorar sus condiciones de vida.

La educación proporciona especialistas para atender los servicios de salud o para construir carreteras, puentes, viviendas; o para atender centrales eléctricas, servicios de telefonía, entre muchos otros servicios, e infraestructura que requiere la sociedad. En otras palabras, gente formada que pueda aplicar sus conocimientos y con ello ganarse la vida. Todas estas responsabilidades que tiene la educación superior también corresponden a cada una de las casas de estudio. El Politécnico Nacional, como institución del Estado mexicano rectora de la enseñanza tecnológica, ha asumido desde sus orígenes plenamente esas tareas. Por ello su lema emblemático es: La técnica al servicio de la patria.

El 21 de mayo se inauguró una magna obra de casi 34 mil metros cuadrados, que alberga la Unidad Politécnica para el Desarrollo y la Competitividad Empresarial y al Centro de Formación e Innovación Educativa. La primera articula las fortalezas del instituto para convertirnos en el socio tecnológico del sector productivo, que contribuya a elevar la competitividad de las empresas, especialmente las micro, pequeñas y medianas, tanto públicas como sociales y privadas; y el segundo, para concentrar los esfuerzos que se realizan en las distintas dependencias del instituto y orientarlos en la formación del personal de nuestra casa de estudios, de manera que sea posible operar las nuevas realidades institucionales derivadas de nuestro proceso de transformación.

Si los fundadores del instituto, Lázaro Cárdenas, Juan de Dios Bátiz, Luis Enrique Erro, Narciso Bassols, Gonzalo Vázquez Vela, Luis y Wilfrido Massieu, Miguel Bernard y muchos otros destacados mexicanos, pudieran ver el resultado de su obra creadora, sin duda estarían orgullosos de sus alcances, dimensión e impacto. Al Politécnico, en su día, larga vida y muchas felicidades.

* Director general del Instituto Politécnico Nacional

 
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